Mis hombres intentan alejar un poco a Maximus, porque saben que no tengo paciencia para lidiar con sus tonterías. Pero, él no se aleja ni mucho menos se perturba por el aura maligna que desprende de mi cuerpo por sus comentarios tontos.
— Sabes a lo que me refiero, Reymond. Así que, debes ser consciente que estamos aquí por tu culpa. — dice Maximus.— Realmente quieres morir. Me habían dicho que los lobos de tu manada no tienen ningún miedo de morir, pero, ahora que estoy viéndolo con mis propios ojos, es sorprendente. — digo sonriendo.— ¿Crees que es motivo de sonreír, Reymond? Con esto solamente estás alejando más a tu esposa. — dice Maximus.— Como digas, viejo.Mis hombres lo alejan poco a poco de mí, pero, a él le importa poco lo enojado que me encuentro, porque no hay una sola perturbación en él ni mucho meRespiro profundo, observando a Elise pienso en toda nuestra historia y lo imprudente que fue al exponerla a mi maldad cuando ella no está acostumbrada a ese tipo de perversiones. Sabía lo que sucedería, porque antes se desmayó viéndome sucio de la sangre de mi víctima.Así que, ¿Qué podría esperar al verme matar a alguien con mi característico salvajismo? ¿Acaso esperaba que ella aplaudiera por todo lo que le hice a ese beta? Solo a mí se me ocurrió hacer algo así.El doctor se encarga de que mis huesos sanen en la posición que corresponde, mientras mi cuerpo se encarga de sanar lo físico, porque mi estúpida mente no tiene posibilidad de ser sanado.— ¡Tío, me he enterado de que mi Elise está hospitalizada! ¡Permite que visite a mi tía! — aúlla Nate con tanta fuerza que estoy seguro de que su
Comprendiendo que no puedo tomar a la ligera las palabras de Nate, subo a mi auto escribiéndole a mis amigos sobre la ayuda que me darán y que cosas necesito para que todo este perfecto.— Averigua que es lo que está tramando Nate. Si está así de confiado es porque algo está preparando. — ordeno a uno de mis hombres.— Sí, señor. — dice Eliot.— ¿Cómo están las cosas en el hospital? ¿Les han reportado algo? — pregunto aunque sé la respuesta. Porque si fuera algo urgente, ya habrían aullado pidiendo mi presencia.— Todo está normal, señor. No hay una sola novedad que nos hayan informado. — dice Eliot.Nos marchamos rápido al hospital y es desde la habitación de Elise que preparo todo para nuestro traslado. Porque no puedo dejar para después la seguridad de mi familia. Por eso, habl
Un mes despuésYa no hay un solo contrato para acabar con algún idiota que pueda calmar mi enojo y frustración. Los doctores siguen sin decirme porque Elise no despierta y yo estoy que mando al infierno a todas las personas del mundo.— Deberías calmarte un poco, Reymond. No comprendo cómo puedes ser tan impaciente cuando eres un asesino a sueldo. ¿Qué pasaría si alguien te contrata para matar a alguien peligroso? ¿Podrás concentrarte? — pregunta Helmut caminando de un lado al otro.— Sorprendentemente, puedo concentrarme cuando trabajo. Pero, apenas termino todo, el desespero de que ella no despierte vuelve a recorrerme.— Es claro que somos un desastre sin nuestras esposas. — dice Helmut.— No soy un desastre, solo necesito que ella despierte.— Ojalá pudiera al menos ver a mi esposa. Si hubiese sabido de su embarazo… habr&iacu
Narra EliseDespierto sintiendo que hacerlo me drena la energía, apenas abro los ojos, escucho una discusión que me hace buscar con lo mirada la fuente de esa voz que desearía no volver a escuchar.Cuando los veo, mi cuerpo se tensa y yo observo con enojo a Reymond, quien no parece molestarle causarle daño a un hombre que puede ser su abuelo. Pero, claramente eso no le importe a él.Aunque mi voz no es fuerte, mi advertencia lo es, quizás por eso, Reymond suelta al señor Maximus y camina hacia mí como si estuviera sorprendido por verme despertar. Observándome raro, toma mis mejillas y las aprieta tan fuerte que aparto sus manos de mí.— ¿Qué estás haciendo, Reymond? — digo molesta.— ¡Estás despierta! — grita él abrazándome con tantas fuerzas que intento alejarlo de mí tanto como sea posible.— Debe s
Reymond me observa como si estuviera loca y no me resulta extraño, porque en su retorcida mente, todo lo que él hace es normal y si yo reacciono diferente a lo que él espera es porque he enloquecido.Cuando la realidad es que yo enloquecí desde que me dejé influenciar por él. Porque desde que eso sucedió, deje a un lado mis principios y comencé a actuar como nunca pensé que lo haría.Sucedió en mi vida pasada y aquí. Porque la mujer que huía cuando la traicionaban, no apareció y por eso, terminé en medio de una venganza que no me competía y que al involucrarme, me ha causado problemas inimaginables.— Creo que estás muy mal, lo mejor es que la vea un doctor, para saber si su tiempo inconsciente ha arruinado sus neuronas y por eso está diciendo tonterías. — dice Reymond al señor Maximus.— Si le soy sincero,
Por donde mire, hay violencia. Así es el mundo de Reymond al que no quiero acostumbrarme. Por eso, vuelvo a la cama, comprendiendo que debo marcharme pronto de aquí antes de que sea tarde.Ya que, si antes quería marcharme solo especulando sobre lo que hacía, ahora que sé con seguridad lo que es capaz de hacer y que la violencia de su trabajo no la oculta, lo mejor es que me marche ahora mismo.Por eso, me preparo para salir, porque ahora que todos saben que soy una Flameforge, puedo usar el dinero de mi familia para poder vivir cómodamente mientras todo se arregla con respecto a mi seguridad.Decidida a no estar económicamente dependiendo de Reymond, salgo de la habitación alertando otra vez a los chicos que se acercan a mí con preocupación, ya que, se nota que he salido porque no me quedaré en casa.— Señora, acaba de despertar, ¿no cree que sería bueno que d
Reymond vuelve a levantarme en sus brazos como si todo lo que yo le pidiera solo fuera un chiste para él, porque antes le pedía que me soltará y ahora que le pido una explicación, hace lo mismo que antes: ignorarme.— Sin duda, te esfuerzas mucho en ser el peor villano del mundo.— ¿Quién te dijo que me esfuerzo, Elise? Cada cosa que hago me sale natural, porque no la medito mucho, si no, que actúo. Porque la maldad no se improvisa. — dice Reymond y yo intento alejarme de él, pero, mi cuerpo no responde.— Esto no está bien, al menos deberías dejarme moverme.— Lo haré, después que te ate a la cama, para comprobar que no serias capaz de escaparte y exponerte a un peligro innecesario. — dice Reymond.Observo seriamente a Reymond, porque solamente eso le faltaría a él para que lo odie aún más. Pero, eso no parece i
Narra ReymondSalgo de la propiedad dejando solamente a dos lobas para que se encarguen de vigilar y ayudar a mi esposa. Porque ahora lo que necesito es a mi gente para contraatacar sin piedad, teniendo como objetivo la destrucción total de Nate.Por eso, me preparo para el fin del mundo que Nate conoce y es eso lo que hacen mis hombres. Utilizando los teléfonos, convoco a una reunión a cada uno de los lobos que saben usar un arma o pelear en combates cuerpo a cuerpo, para atacan con fuerza a Nate.Aunque puedo usar a mis empleados y solo ponerle precio a cada cabeza, lo mejor es ir directamente al alfa y dejar que los lobos que siguen sus órdenes tomen una decisión después de la caída de su líder.— Todos deben usar los canales subterráneos para reunirnos en la casa de los Flores. Allí nos prepararemos para enfrenta.— Señor…— No dejaré desprot