Soy consciente de lo que hago, por lo que, comprendo perfectamente la mirada cargada de desespero de Jay cuando las chicas comparten el auto con nosotros y sin tener vergüenza, le hacen a Jay al menos cinco preguntas por segundos.
Aunque Jay ni siquiera se esfuerza en hablar, ellas no se dan por vencidas y por eso, escuchamos todas las historias que tienen por decir en tan poco tiempo.‘Deberían intentar ser raperas, porque realmente hablan muy rápido.’ Me digo mentalmente.Jay, se esfuerza por llegar rápido a nuestro destino y de inmediato, sale del auto como si este fuera a explotar en cualquier momento y no lo culpo, yo también siento que estas mujeres son capaces de causar el fin del mundo solo por hablar tanto en un espacio tan reducido.Mi escudo, respira profundo y abre la puerta para que salgamos, yo soy la última que lo hace, por lo que, vuelve a mirarme suplicante para que me detenga, pero, no puedo coSoy consciente que no ha nacido una sola omega que sea capaz de ir en contra del alfa al que le pertenece, porque la marca no es algo tonto al que se le puede contradecir o ignorar. Pero, aun sabiendo eso, intento negarme a su petición, aunque mi cuerpo desea más que eso.— Reymond…— Sí, mi Elise. — dice Reymond en un tono peligroso que hace que tensione mi cuerpo por el hormigueo que causa.— Deja de bromear y detén esto.— ¿Qué quieres que detenga, mi querida luna? — pregunta Reymond sonriente.Miro a mi alrededor en busca de las personas que se supone traje para evitar cosas como estas, pero, ninguna está cerca. Por eso, Reymond se ríe.— ¿Realmente creíste que ellos iban a protegerte de mí, Elise? ¿Acaso no recuerdas quien es el jefe?— Eres un desgraciado.— Lo soy, pero, cariño, es
A Reymond no le importa que le diga que se detenga, él solo me levanta como si fuera algo fácil de mover y entra conmigo a uno de los salones donde con solo cerrar la puerta uno tiene la privacidad que desea.La mesa, en medio del salón, es donde Reymond me coloca para comenzar a chupar, morder y agarrar con fuerza mi cuerpo.— Detente, Reymond. Estamos en un restaurante.— Tenemos la privacidad que necesitamos, Elise. así que, no le des importancia a cosas que no son relevantes y solo disfruta. — dice él.— No lo hagas, no quiero esto, detente, por favor.— ¿Por qué tu cuerpo me dice algo diferente? — pregunta Reymond sonriente.— Si haces esto, comprobarás que mi cuerpo te pertenece pero, mi mente te odia.— Adelante, Elise. ódiame, puedo vivir con tu odio, pero, no sin ti. Eso es algo que hemos comprobado. — dice Reymond rompiendo
Puedo ver el enojo en Reymond por mis palabras y como él da solo dos pasos y ya está tan cerca de mí que me agarra del cuello con tanto enojo que sé que dejará una marca.— ¿Qué acabas de decir, Elise? — pregunta en un tono tan peligroso que las alarmas en mi cabeza se activan, pero, yo miro hacia el hombre que idealice aun sabiendo que no era bueno.— Mátame, Reymond. Así mi castigo termina y yo puedo regresar a donde pertenezco. — digo con frialdad.Los ojos de Reymond se vuelven completamente rojos, pero, deja de apretar mi cuello, para alejarse un poco de mí y así caminar de un lado al otro, mostrando cuan frustrado está.— Realmente te estás empeñando en acabar con mi paciencia.— Esto que has hecho, me ha ayudado a comprender porque lo nuestro es un ‘no’ rotundo.— ¿Eso crees?— T
Me quedo en silencio, no tengo ganas de pelear con él, porque sé cómo terminará todo. Así que, solo me concentro en usar mi energía para vivir, ya que, el bebé necesita que este viva para él estarlo.— Elise, te estoy hablando. ¡Anda, dime que soy un desgraciado destruye todo a tu paso o amenázame que vas a largarte de aquí! — grita Reymond.No me muevo, no tengo interés siquiera en girarme para verlo, por eso, me sorprendo cuando él me carga sin importarle que al hacerlo me ensucia con una sangre que sé que no es de él.Su mirada, está llena de preocupación, pero, sé que ello no es suficiente para que él sea bueno conmigo, por eso, supero rápido la sorpresa que me causó al cargarme y miro a cualquier lado, menos hacia donde él esta.— Antes tenías mucho que decir, así que, habla.
Reymond sigue avanzando conmigo sin que nadie me ayude por mucho que yo llore porque no puedo siquiera pedirle a mi cuerpo que se resista al hombre que me domina usando las feromonas que tanto me debilitan.Todos nos saludan y él ignora sus saludos mientras entra por una puerta donde debe bajar escaleras para llegar a su destino. Yo ni siquiera me esfuerzo en aferrarme a algo a mi alrededor, porque mi cuerpo obedece a Reymond y todo lo que tenga planeado para mí.— Hemos llegado. — dice Reymond dejándome sobre un sillón donde no me atrevo a abrir los ojos.Porque sin necesidad de saber qué es lo que está sucediendo, sé que no es algo bueno lo que me espera, ya que, el olor a muerte recorre todo el lugar esparciendo la sangre para que sea más terrorífico, adicionalmente los gritos suplicando que se detengan, hacen que el lugar sea horrible sin que yo confirme ello con mi vista.Por eso, me
Narra Reymond.Estoy molesto, porque ese desgraciado fue auxiliado por mi esposa, cuando estoy seguro de que le he dicho cuanto me desagrada que ayude a algún hombre. Ella sabe cuan molesto me encuentro, así que, ¿Cómo se le ocurre hacer lo contrario a lo que deseo?Quiero con esto que entienda que si quiere ser obstinada, yo tengo varias maneras de hacerla entrar en razón, por lo que, debe dejar de actuar como una niña tonta y enfrentarse a la realidad de la mejor manera posible.Pero, todo lo que tenía planeado, queda en el olvido cuando ella pierde la consciencia en mis brazos. Mi valentía, enojo y frialdad, desaparece por completo después de escucharla mencionar a nuestro hijo.— ¡Elise! ¡Por favor, despierta! — grito golpeando levemente su mejilla, pero, eso no hace que despierte.Su cuerpo, emite una luz extraña y no sé si eso es una buena noticia o no,
Mis hombres intentan alejar un poco a Maximus, porque saben que no tengo paciencia para lidiar con sus tonterías. Pero, él no se aleja ni mucho menos se perturba por el aura maligna que desprende de mi cuerpo por sus comentarios tontos.— Sabes a lo que me refiero, Reymond. Así que, debes ser consciente que estamos aquí por tu culpa. — dice Maximus.— Realmente quieres morir. Me habían dicho que los lobos de tu manada no tienen ningún miedo de morir, pero, ahora que estoy viéndolo con mis propios ojos, es sorprendente. — digo sonriendo.— ¿Crees que es motivo de sonreír, Reymond? Con esto solamente estás alejando más a tu esposa. — dice Maximus.— Como digas, viejo.Mis hombres lo alejan poco a poco de mí, pero, a él le importa poco lo enojado que me encuentro, porque no hay una sola perturbación en él ni mucho me
Respiro profundo, observando a Elise pienso en toda nuestra historia y lo imprudente que fue al exponerla a mi maldad cuando ella no está acostumbrada a ese tipo de perversiones. Sabía lo que sucedería, porque antes se desmayó viéndome sucio de la sangre de mi víctima.Así que, ¿Qué podría esperar al verme matar a alguien con mi característico salvajismo? ¿Acaso esperaba que ella aplaudiera por todo lo que le hice a ese beta? Solo a mí se me ocurrió hacer algo así.El doctor se encarga de que mis huesos sanen en la posición que corresponde, mientras mi cuerpo se encarga de sanar lo físico, porque mi estúpida mente no tiene posibilidad de ser sanado.— ¡Tío, me he enterado de que mi Elise está hospitalizada! ¡Permite que visite a mi tía! — aúlla Nate con tanta fuerza que estoy seguro de que su