Sin intención de esperar mucho tiempo a que él haga lo que desee conmigo, me preparo para salir en busca de trabajo porque no puedo quedarme siquiera un poco más aquí, sabiendo que Reymond es un pervertido en todo el sentido de la palabra.
Por eso, una vez lista, salgo de la casa, donde sus hombres ya me esperan con un auto sin que yo se los haya pedido, aturdida, me acerco hacia ellos quienes me abren la puerta con una sonrisa gentil.— ¿Quién les dijo que iba a salir?— El señor Perasi. — ¿Cómo supo que…?— Hay un vínculo entre parejas que son marcadas, así que, puede percibir con más intensidad sus emociones y…— ¿Y qué?— Si tienen sexo recientemente, puede leer sus pensamientos durante dos horas. — dice el chico y yo maldigo mentalmente.— Se escucha increíble que maldGolpeo mentalmente mi cabeza por no relacionar su aroma con los invitados de mi boda. Pero, me alegra no haber cometido un error, ya que, lo que menos deseo es que me vean como la inútil mujer de su alfa.— Oh, no me acordaba de eso. — digo avergonzada.— Me alegra que haya pasado por cosas agradables, al punto de olvidar que es la señora de todos nosotros. Ya que, no queremos que se sienta incómoda— Espero estar a la altura del papel que me han dado. — digo.— Se trata de ser un apoyo para el señor, en este caso, no sería sobre su fuerza, si no, la humanidad. El señor no es alguien muy gentil y eso es algo que usted puede compensar.De inmediato, me muestro feliz por mi papel en la manada, ya que, todas las manadas que he visto, la mujer del alfa es alguien inalcanzable o muy habilidosa en lucha que parece más una extensión del alfa que una acompañante de vid
Reymond es un hombre que no pide permiso para realizar las cosas, si no que, hace las cosas como él lo desea sin importarle la opinión de los demás, justo como lo ha hecho ahora que me ha hecho entrar al auto, sin decirme siquiera a donde nos dirigimos.Pero, lo peor es que a él parece importarle poco lo cansada que puedo estar o si me interesa salir con él a donde sea que me esté llevando.— Estoy cansada.— Qué bueno, porque a donde iremos hay sillas cómodas.— Reymond, no quiero salir.— Estas en la calle, Elise, es lógico que has salido. — dice él y yo tensiono mi cuerpo por sus respuestas molestas.— Lo que quiero decir es que no deseo estar más tiempo fuera, por eso, estaba caminando a casa.— No estas cansada, lo que no quieres estar cerca de mí, por eso, preferías caminar porque así durarías m&aa
Después de recordar mi vida pasada, comprendo que aunque no vendí mi país al enemigo, hice algo incorrecto que fue enamorarme de un demonio, pero, pienso que aunque merezca un castigo por incumplir las normas, no se justifica que yo no tenga un segundo en paz.Por eso, me parece injusto que yo me encuentre en estos momentos en una situación parecida a la cena que supuestamente tendríamos con ellos el día de mi boda. Por eso, miro a Reymond implorando que se detenga.— Eso no está escrito aún. — dice Nate.— Nos marchamos de aquí. Así que, puedes quedarte a disfrutar de la comida. — digo levantándome de la silla.— Qué bueno que aún no se te vea el vientre abultado. — dice Nate y yo inmediatamente cubro mi vientre con ambas manos.— Aléjate de mi familia.— Tío, somos familia. Así que, si es
Soy una mujer que no está de acuerdo con los gritos ni mucho menos con los malos tratos para llamar la atención, después de todo, esos comportamientos inapropiados, no son algo que se aprende siendo una diosa, pero, como lo ha dicho Reymond, he sido corrompida.En la tierra, aquí mismo, siendo una mujer lobo, es que comprendo que es fácil cumplir las normas cuando no hay un detonante o situación que nos haga dudar, por eso, cumplir con los principios, normas y leyes, es complicado de realizar, porque hay más tentaciones que situaciones que hagan más fácil cumplir con lo correcto.Eso es lo que me sucede ahora mismo, ya que, por mucho que menciono que no es bueno que uno trate mal a los demás, esos alfas no comprenderán de otra forma cuan molesta me encuentro por su actitud.— Elise…— ¡Estoy agotada de los dos! ¡Así que, ahora mismo deténganse
Nos marchamos del restaurante donde Reymond lanza una bomba de información que deja a todos atónitos y a Nate como el centro del caos. Pero, yo no me siento mal por ello, porque al final, lo que dijo Reymond es verdad.Sin embargo no creí que fuera necesario que dijera todo eso para divulgar lo cruel que es Nate, ya que, la vida misma se encargaría de esparcir eso por mucho que Nate niegue que lo hizo.— ¿Estás bien, Reymond?— Pensé que no te importaba lo que me sucediera. — dice Reymond con frialdad.— Eres mi esposo y padre de mi bebé, lógicamente debo preocuparme por ti. — digo de inmediato.— Al menos estás siendo sincera. — dice él mirándome levemente.— ¿Cómo sabes que lo soy?— No creo que seas capaz de hacerlo. Pueda que hayas mentido sobre las maldiciones, pero, no serias capaz de me
Horas despuésNo sé en qué momento me he dormido ni mucho menos, cuantas veces tuve sexo con el hombre del que debí alejarme en todo momento, porque sé que todo será peor si se enteran de que en vez de enfrentar el castigo por separado, ahora estamos casados y con un bebé en camino.Me muevo al sentir que no debería estar así de unida con Reymond, ya que, tener su mano en mi vientre y mi espada pegada a su pecho, podría mal acostumbrarme a algo que no debería.Pero, solo tomar la mano de Reymond para alejarla de mí, hace que sienta un desgaste de energía que dudo que sea fácil recuperar. Además, cuando creo que estoy logrando que se aleje de mí, él vuelve a colocar esta mientras se mueve levemente acomodándose mejor.— Duerme un poco más. — dice Reymond.— No puedo hacerlo, se supone que ayer recibiría
La vergüenza me invade porque sé lo que sería capaz de decir Reymond, por eso, cubro su boca con mis manos, mientras él me observa con una ceja levantada por mi reacción. Dándome a entender cuanto disfruta hacerme avergonzar.— No te preocupes, Elise, si he notado que tenemos visita. ¿Cómo va todo, señor Maximus? — dice Reymond tomando mis manos, para colocarla sobre una de sus piernas.— Bien, afortunadamente…Los dos comienzan a hablar de cosas triviales mientras yo me avergüenzo por lo que ha dicho Reymond con tanta naturalidad y que también, sea capaz de salir usando un pantalón para dormir.Pero, ¿Quién soy yo para decirle a Reymond lo que no debería hacer? Sobre todo, cuando a él le importa poco lo que pueda decirle. Así que, me dirijo al comedor donde de inmediato, nos sirven el desayuno a los tres.Reymond,
El señor Maximus se marcha y yo me quedo en la casa esperando que algo bueno suceda, aunque no he hecho algo para merecerlo. Porque es evidente que he perdido mi esencia cuando reencarné.Mi mente es un caos, porque no sé qué hacer, ya que, aunque comprendo que no es buena idea quedarme con Reymond cuando el castigo era no estar cerca de él, sé que si me marcho, todo empeorará porque Nate se hará cargo de mí.Mi error no fue aceptar la ayuda de Reymond, si no, involucrarme en lobos que desde un principio no parecían serios conmigo. Porque eso de ‘tener una relación en privado’, no era más que una estrategia para tenerme a su merced, mientras estaban con las mujeres que si merecían su entrega,Ahora que tengo un hombre que no me quiere como un entretenimiento, me enfrento a la difícil situación y es que es la persona menos apropiada para mí. Estam