Gina se asustó, jamás había visto a su padre tan agresivo y fuera de control; aunque entendía perfectamente su actuar y su enojo con ese asqueroso hombre, no podía permitir que se ensuciara, que el saliera perjudicado por culpa de William. Miró a su madre que estaba respirando agitadamente y les gritó a los otros dos.—¡Papá! ¡suéltalo! El no vale la pena, por favor— al observar que este no le hacía caso y seguía golpeándolo con más fuerza, le dijo— ¡papá! ¡mamá no se siente bien!— eso si surtió efecto, su papá le dio un último puñetazo a William que lo dejó tirado en el piso. Se fue a acercar a su esposa, pero al observar sus manos manchadas de sangre y al sentir un ardor en el labio, cambió de opinión. Miró a Francesca y le dijo—No llores amore mio, iré a limpiarme las manos, no dejaré que su sucia sangre te toque— fijó la vista en su hija y le pidió perdón con la mirada. Fue hasta el baño, se acomodó bien la ropa, miró sus nudillos y deseó haber infringido mas daño del que ya le h
Gina y su madre salieron del museo hablando, el paseo allí fue muy entretenido y las dos estaban comentado sus puntos de vista respecto a lo observado. Francesca mandó un mensaje a su esposo diciéndole que en unos minutos regresarían con ellos. Dominic le contestó que hace instantes habían llegado a la empresa de Ryan, ya que este debía arreglar unos asuntos que surgieron de repente, y que, tanto él como Alessandro estaban con Dylan. Una vez que su madre le contó donde estaban los chicos, Gina las dirigió allí; llegaron al piso que correspondía y guio a su madre hasta la oficina de su hermano. Ella, por otro lado, fue hasta donde debería estar la secretaria de su novio, pero al no verla, decidió entrar al despacho de Ryan. Sin embargo, lo que vio cuando entró, le partió el corazón, sintió como un deja bú: años atrás cuando encontró a una chica besándose con Ryan en el parque que tanto frecuentaban. —Ryan…— susurró ella entre lágrimas. Cerró la puerta y salió corriendo, dirigiéndose
Algunos meses despuésRyan salió de la empresa silbando, encendió el coche y se dirigió a la casa en la que convivía con su novia. Aparcó en la calle ya que Gina quería pasar la tarde con sus padres y el como siempre, trataba de pasar el mayor tiempo posible con ella. Cuando no estaba junto a ella, se sentía incompleto y vacío. Habían sido unos hermosos meses, su pelirroja era cada vez mas abierta y confiaba en el de verdad, se sentía feliz por eso. Cuando creyó que la perdía… no podía ni pensar en eso. Se habían comprometido hace tan solo una semana, le había mandado una foto de los posibles anillos a las amigas de Gina, estas habían discutido en plena videollamada por cuál creían que era el mejor color para su amiga. Al final, no habían servido de mucha ayuda. Ryan le preparó una cena especial, bueno, en realidad le había pedido a su empleada que lo hiciera. Gina aceptó emocionada casarse, casi inmediatamente, llamó a sus amigas y les contó mostrándoles el hermoso anillo. Las chic
Gina sintió como si el le hubiese abofeteado. Se abrazó por el dolor que estaba sintiendo. Creyó que sería una hermosa noticia y el lo catalogaba como un error. —Estoy embarazada, y no es un error— lo vio meditar y jamás, nada lo hubiese preparado para lo que estaba por escuchar.—Todo esto está mal, no puedes estar embarazada. No vamos a tener un hijo, demonios! esto va en contra de todo lo que creo, pero debes abortar!. —¿Qué?— gritó ella conmocionada— ¿cómo puedes decir eso!?—¡Dios mío Gina! ¡No puedes estar embarazada!— ese parecía ser su mantra—¡Ya deja de decir eso! ¿Cómo puedes querer que mate a nuestro hijo?—Tienes que abortar— le agarró de la mano y la fue llevando hasta la puerta principal— conozco a un doctor…—Sobre mi cadáver te desharás de mi hijo— —¡Exacto! —¡No!— exclamó ella furiosa. Se soltó de el y corrió fuera de la casa.El fue tras ella, visiblemente angustiado. Logró llegar a ella antes de que se subiese al coche y la retuvo contra el.—Por favor… te lo r
Fueron dos semanas infernales, Gina no mejoraba ni empeoraba. Estaba igual, Ryan y toda la familia estaba tan angustiada, pero el no perdía la esperanza, sabía que su pelirroja se pondría bien, solo tenía que tener Fé. Agarró su mano y le susurró entre lágrimas—Mi amor… lucha por nosotros, por nuestra hija. Vuelve a mi… solo… vuelve a mi, te lo ruego. Te necesitamos… tu madre… tu madre dijo que nuestra pequeña es igual a ti, que tiene tus preciosos ojos y delicadas pecas. Por favor mi amor. Regresa con nosotros…— casi sin darse cuenta, se quedó dormido, recostado, con sus manos entre las de el. Escuchó la voz de su pelirroja y creyendo que seguía soñando, mantuvo los ojos cerrados recreándose en la armoniosa voz. —Ryan…— dijo la joven moviendo su mano— Ryan…—Pelirroja… ¡pelirroja! ¡Estás despierta! ¡Doctor! ¡Doctor!— dijo el levantándose y gritando hacia el pasillo.—Ryan… el bebé— sollozó ella asustada.—Tranquila mi cielo, nuestra niña está bien.El médico la revisó y le explicó
Cuatro años despuésGina estaba en la galería, exponiendo sus obras. Miró hacia la puerta esperando a que llegara su marido. Este le había llamado un poco mas temprano, diciéndole que no iba a llegar a tiempo, ya que sus reuniones se habían atrasado. En ese momento mantenía una conversación con un coleccionista que le estaba coqueteando descaradamente, aún viendo que ella mostraba de manera orgullosa su alianza de matrimonio. Esa alianza que los había unido a ella y a Ryan legalmente. Solo legalmente, ya que estaban unidos en mente y corazón desde hace muchos mas años.El hombre seguía acercándose a ella, haciéndole sentir ya demasiado incómoda. En eso, escuchó la voz de su hijo mayor que con determinación se posó a su lado y miró enojado al individuo. —No te acerques mas a mi mamá, mi papá se enojará mucho.Gina rio interiormente, le daría un sonoro beso a Marco si no fuese porque el niño se veía demasiado serio; y que su babosa madre lo apapachara y besuqueara, destruiría su porte
PROTECTORA PERSONALUna agente secreto, un abogado exitoso...Sam abandonó a sus padres y hermana para ingresar al servicio secreto.Sin embargo, años después, una de sus misiones como agente puso en peligro a su familia. Por más que intentó protegerlos, quien sufrió las consecuencias fue el hombre del que se había enamorado.Huyó, llena de culpa, pero se fue con mas que el corazón partido, algo que la uniría a su hombre de por vida.Volverá, pero su pasado no la dejará tranquila.La pareja deberá luchar por recuperar la confianza mutua y ser felices de una vez por todas.
Sam estaba exhausta, necesitaba vacaciones. Tenia 28 casi 29 años, pero sentia que tenia 40. Aún asi, no cambiaria esa sensación de adrenalina y desafío continuo.Llegó al hotel, y fue al bar a tomarse algo. Se estaba tomando su segundo vaso de vodka y escuchó a alguien carraspear. —¿Estas sola aquí cariño?— le dijo un rubio, alto bastante atractivo; pero ella no tenia ganas de ligar.—No, espero a mi marido que ya subio a dejar unos papeles—comentó ella tratando de ignorarle y que éste entendiera la indirecta. —La vi bajar del auto y estaba sola. No necesita mentir para deshacerse de mi. Entiendo un no por respuesta. —Habló ceñudo el.Sam se sintió culpable , hace mas tres meses no tenia sexo y su cuerpo le estaba pasando factura.—Disculpe, no se vaya. Tiene razon, soy Sam, mucho gusto.— le tendió la mano ella.—Generalmente no soy tan insistente, me llamo Fernando San... —Sin apellidos,solo nombres...—interrumpió ella.♥️♥️♥️♥️♥♥️♥️♥️♥️♥️♥️♥️♥️ Llegaron a la habitación a trompic