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Por fin, debido a la enfermedad, no tuvo que subir la casa de Andrés. El resfriado puede ser contagioso, pero por suerte ella tenía el número de teléfono. Con solo hacer una llamada, ni siquiera necesitaba entrar por la puerta. No se hacía ilusiones de que se morirían de hambre sin ella, ahora es fácil contratar a una empleada doméstica y hay tantas opciones de comida para llevar.

Dicen que cuando te enfermas, es como si te cayera una montaña encima. Estuvo enferma durante cuatro o cinco días. Todos los días, Alina intentaba beber mucha agua y descansar, y cuando tenía hambre, se levantaba con esfuerzo para prepararse algo de comida rápida. Durante los primeros dos días, alguien tocaba a la puerta y, al levantarse aturdida, veía una bolsa colgada fuera de la puerta llena de medicinas y muchos suplementos nutritivos valiosos. Por supuesto, ella sabía quién los

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