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——Solía subirme a tu coche porque me gustabas. Ahora ya no quiero hacerlo——, dijo Alina mientras lo miraba. Andrés, al escuchar estas palabras, se estremeció ligeramente. 

En ese momento, estaba lejos de su usual aspecto limpio y ordenado. Aunque no estaba desaliñado, su barba estaba un poco descuidada y su camisa arrugada. Incluso tenía ojeras, evidencia de que no había podido dormir en el coche.

Alina apenas lo miró antes de apartar la mirada y dirigirse a una zona con menos gente bajo una farola. Andrés cerró la puerta del coche y, a pesar de que ella no quería que la tomara de la mano, él sujetó su brazo y la llevó bajo la luz de la farola. Luego, se quitó el abrigo y se lo puso a Alina. 

En ese momento, suspiró ligeramente y, soltándola, dijo con cierta frustración ——No sabía que estabas

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