Estimadas lectoras y lectores Poco a poco, Ana va recuperando la seguridad de la que ya no tenía rastro, en ningún momento entro en pánico al ver que iría sola a un café. Parece ser que la presencia de Alexis en su vida, si está causando algo...
Una vez que Mateo salió del apartamento, Alexis se acercó a mí, me tomó de la cintura y me miró fijamente… - ¿Dónde te habías metido pequeña ratoncita escurridiza? - Se apagó mi teléfono y no vi los mensajes hasta que lo encendí. – Digo recordando la breve plática con Mateo. - ¡Ya veo! Me preocupé porque no sabía cómo localizarte. – Respondió con un tono de voz suave y seductor. - Me habías dicho que no nos veríamos hoy. – Digo intentando liberarme del agarre. - ¿Te molesta que nos veamos o qué no nos viéramos? – Dijo tranquilamente. - Es solo que me quedo pensando que habría sucedido si no me localizabas hasta que llegara a casa. - Bueno, tal vez me habría apostado fuera de casa tu madre a esperar verte. - Dijo Alexis con tono firme. Lo miré atónita y dije: - ¡No! ¡No se te ocurra! En realidad, si mi madre te ve, no sé cómo podría explicarlo, aún no sé qué somos y no sabría qué decir ante una lluvia de preguntas. - ¿Quieres saber que somos? – Dijo Alexis frunciendo el ceño.
--- Ana Teyssier ---Cuando Alexis me llevo al balcón, estaba más emocionada por ver el atardecer desde esa altura, no puse mucha atención a donde me llevaba, no vi nada fuera de lo normal; sin embargo, cuando entramos me doy cuenta donde estaba, era una amplia habitación, tenía una cama enorme, sabanas elegantemente grises cubrían esta, todo estaba perfectamente acomodado.¡Dios! Esta era la habitación de Alexis, por un momento, sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo, todo el lugar estaba inundado de su aroma, ese aroma cítrico invadía mi nariz, comencé a sentir gran nerviosismo, ¿Cómo demonios no me di cuenta?- ¡Ven! – Dijo Alexis tomando mi mano y jalándola para un sillón que estaba en la habitación.Vacile un poco, quería salir huyendo de esa habitación, pero ya estaba ahí y él me estaba sujetando, en mi mente sonaba la frase que él me había dicho: “No haré nada que TÚ no quieras que haga”, con eso me tranquilizó y avanzo hacia el sillón. Este era amplio y cómodo, perfectamente ca
Ana estaba nerviosa, lo podía ver en su rostro, lo podía sentir en sus manos, podía ver duda en su mirada, así que me incliné en dirección a su rostro y le dije:- Ana, si no quieres hacerlo, lo puedo entender, no necesitas hacerlo para hacerme sentir bien, quiero que, si lo hacemos, tú realmente lo desees.Veo que ella me mira fijamente, me encantan sus ojos, me encanta el color de sus pupilas, poco a poco veo cómo se relaja, ella me acaricia la mejilla y puedo sentir cómo sus manos estaban húmedas, realmente estaba nerviosa.- Es solo que… Yo… Yo no sé cómo hacerlo… - Dijo Ana con vergüenza.Esa declaración me dejó un poco desconcertado, sigo pensando que hay mucho que no sé de ella, pero algo estoy seguro: antes que yo, debió haber alguien que le generó tanta desconfianza para qué actué de esa manera.- Ana, no te preocupes, si tú quieres que algo pase entre nosotros, te prometo que seré cuidadoso. Vamos a ir a tu ritmo, te prometo que no haré nada, que tú no quieras…Luego de ello,
Después de un rato, desperté con ella en mis brazos, sus pestañas son largas y risadas, su cabello está alborotado, sus mejillas están teñidas de un color rosado, verla así, solo me provoca volver a comenzar. Me contengo, la dejo descansar, veo la hora y son la 1:00 am, nunca dejo que nadie se quede en mi casa después de tener sexo, pero ella, no sé qué tiene, no puedo alejarla, su mirada, su presencia, no me provoca más que cuidarla y protegerla.Luego de admirarla un poco más, la atraigo hacia mi pecho, sentir un cuerpo desnudo, nunca se ha sentido tan bien, ella ligeramente se mueve, pero solo lo hace para acomodarse en mi brazo, beso su frente y aprieto más el abrazo hasta que me vuelvo a quedar dormido.Eran las 4:30 am cuando por inercia me levanto, volteo y veo en la cama a Ana, su bello cuerpo solo está cubierto por la sabana y se ve exquisita. Aún no puedo salir del asombro de haberla tenido en mis brazos, de haber dormido con ella toda la noche, con ese pensamiento salgo al b
Luego de un largo baño, nuevamente ayudé a Ana a secar su cuerpo y su larga cabellera, ella fácilmente se hizo una coleta y buscó su ropa, al ver aquello, le dije:- Ven, tu ropa la mandé a la tintorería, pero te he comprado más…- ¿Cómo? – Respondió ella con sorpresa.- Sí, espero que Mateo haya atinado a tu talla.Tomé su mano y la llevé a mi vestidor, donde varias bolsas con lencería le aguardaban.- Estas las seleccioné yo, así que escoge lo que necesites para completar el atuendo de hoy, la otra parte de ropa la seleccionó Mateo y está en la sala.- ¿Te puedo preguntar algo?- ¿Sí, dime?- ¿Cuándo compraste esto?- Hoy, durante la madrugada.- Pero no están abiertas las tiendas de madrugada.- Bueno, para mí, sí.Veo una ligera duda en la mirada de Ana, pero ella no dice nada, veo que selecciona una bolsa con un poco de pena, sé que todo se le debe ver perfecto, cada prenda la seleccione pensando en ella, luego de un momento, para romper un poco con su nerviosismo, digo tranquilam
Cuando terminé la preparatoria, comencé a trabajar, mi madre no podía pagarme la universidad, así que, sin más remedio, comencé a trabajar en una tienda de regalos, la verdad, es que ¡Me encantaba trabajar ahí! ¡Era divertido! Me encantaba envolver regalos, ayudaba a los chicos a escribir cartas de amor y cosas así, siempre imaginaba que era yo quien los recibía, así que ponía gran esmero en mi trabajo, mi jefa realmente apreciaba mi trabajo, pero, aunque me gustaba, no pude quedarme ahí por mucho tiempo. - ¿Por qué? ¿Qué sucedió? - La tienda de regalos estaba en el centro de la comunidad donde vive mi madre, era un lugar visible, Joan comenzó a frecuentar el lugar, compraba regalos, llevaba a su novia de ese tiempo, al ser mi trabajo, no podía negarme a envolver los obsequios que compraba aquel chico. La verdad para mí hacerlo no me molestaba, lo que me molesto o me dio miedo fue que mi horario de salida era a las 9:00 pm, a esa hora podía irme fácilmente caminando a casa, pero el
--- Diego Sánchez ---Hoy planeaba pasar una excelente tarde a lado de Cassandra, a quien intentaba seducir, tratando de reconciliarme con ella después del desplante que le hice en el motel, mi humor estaba bien, solo pensaba en pasar la tarde juntos en el café y luego ir a otro lugar más privado, esta vez no le quedaría mal. Todo estaba bien, todo hasta que la vi, Isa estaba ahí, se veía hermosa, llevaba prisa, un hombre de traje ya bastante mayor que ella, pagó su cuenta y luego la ayudó a subirse a una elegante camioneta, sé perfecto que no se trataba de su jefe o algún compañero de trabajo, yo los conozco a todos.Cassandra me jala para entrar al café y dice:- ¡Este lugar es increíble! ¿Por qué no me habías traído aquí? – Dice emocionada.La verdad es que por mucho tiempo no pensé en traerla, este es el café favorito de Isa, pero luego de la metida de pata que cometí, creí conveniente traer a Cassandra aquí, sé que se enamoraría del lugar y no dudaría en perdonarme. Me siento como
Todo parecía tan correcto, tan fácil, en el preciso momento, en el que besé a Isa, no necesité nada más, ella era lo que me hacía falta, ella era la ficha que me hacía falta, no quería dejarla ir, no quería que la noche terminara.- Diego… Ya lo intentamos una vez y otra, luego otra más y no sé cuántas veces más, nunca ha funcionado.- Isa, éramos jóvenes e inmaduros, pero venos ahora, tú has cambiado, yo también cambié, ¡Te extraño, Isa!- Diego, no puedes aparecer en mi vida y esperar que las cosas van a ser como antes… No cuando…Sé que es lo que está a punto de decir, así que la interrumpo…- Isa, sé que fui un completo idiota, sé que cualquier cosa que diga en este momento, generará dudas, pero tú me interesas, yo quiero que tú y yo nos demos una oportunidad…- Diego, no es tan fácil, ¿cómo sabes que no tengo novio? ¿Cómo sé que no tienes novia?¡Demonios! Esa frase me caló, era como si ella pudiera ver a través de mi cuerpo, sé que actualmente estoy saliendo con Cassandra, pero n