Los días pasan sin tener noticias y mi esperanza comienza a decaer. No sé cuánto más podré resistir, solo me queda aferrarme a que John se compadezca y la traiga de regreso, pero estoy segura de que eso no sucederá.
Intento poco a poco volver a la rutina que tenía antes, pero es difícil. Si antes ya se me hacía difícil cuando recién nos mudamos, ahora lo es más porque me hace falta la compañía de mi pequeña.
La búsqueda de John continúa por todo el estado de Oregon, solo anhelo que lo atrapen pronto ya, para volver a estar con mi niña. Ha de esconderse muy bien, porque no hay rastro de ninguno de ellos. La noticia de su huida ya salió en las noticias locales y lo más probable es que su familia lo mantenga al tanto, por lo que será aún más difícil su búsqueda.Ruego a Dios todos los días que mi niña esté bien. Tampoco ha vuel
Estoy en el aeropuerto completamente nerviosa. Eric quería venir a dejarme, pero no se lo permití. Según John me tiene vigilada y aunque no le creo mucho, no quiero ningún riesgo.Aún no llaman por los parlantes para abordar mi vuelo y cada segundo que pasa me pongo más nerviosa. Miro la hora en mi celular y eso como si los minutos pasaran lentamente.Me vuelvo a sentar luego de haberme parado por unas veinte veces. Los demás me miran raro como si quisieran decir
Este día ha tenido de todo un poco y al pobre teniente Williams, lo he usado de chofer para andar por todo Portland, como no conozco esta ciudad y tampoco sé manejar. Ha sido muy amable y espero no haber sido una molestia para él.Pude hacer las gestiones del banco y sacar el dinero, pasamos a alguna tienda a comprar algún bolso donde guardarlo y ahora estoy descansando en mi habitación de hotel, sin duda ha sido un día ajetreado.Veo la hora y son las cinco de la tarde aquí en Portland, por lo que deben ser las ocho en Carolina del Norte. Llamaré a Eric, lo extraño. Agarro mi teléfono y le marco.—Hola, preciosa.—Hola, mi amor, ¿cómo estás?—Bien, hoy tuve un día largo. ¿Qué tal el tuyo?—También, he ido todo el día de allá para acá. Ahora estoy descansando en mi hotel.—Qué bueno. ¿Alguna novedad de tu ex?—Nada en concreto, solo pistas. Hoy conocí al teniente Williams de la policía local, se presentó ante mí en una cafetería. Según conversé con él que, gracias a la última llamada
Me despierta el sonido de mi móvil, me refriego los ojos para despertar y veo que es Eric. —Hola, cariño. Buenos días —contesto adormilada. —Hola, preciosa. ¿Te desperté? —Sí, pero no te preocupes. Según veo ya son las 8:30, así que está bien. ¿Cómo estás? —Bien, con harto que hacer por estos lados, pero puedo delegar mis labores. —Sería maravilloso, ahora sí que te necesito conmigo. —No te preocupes. Me las arreglo por aquí y parto hacia Newport lo antes posible. —Debes viajar a Portland y luego hasta aquí, porque no hay vuelos directos a Newport. —Entiendo, así lo haré. Me alegro de que hayan podido localizar a John. Ojalá lo atrapen pronto. —Lo mismo deseo yo. Ahora solo debo esperar que me llame. No sé si ya sabe que lo han localizado y que estoy aquí o solo cree que sigo en Raleigh. —Esperemos que no. ¿Qué harás hoy? —De momento, no lo sé, creo que solo me quedaré aquí. No voy a ir con el bo
Pasan las horas y nada de noticias de nadie. No paro de mirar el reloj de mi celular o el de pared. Miro las manecillas del reloj y es como si quisiera tener los poderes telepáticos de Matilda para poder hacer que se muevan más rápido.Por la hora que es y calculando los tiempos, Eric ya debería de estar aquí o bien de camino, hoy como nunca estoy impaciente por verlo. Solo espero que no le haya pasado nada. Ya es tardísimo y nada de noticias. Creo que lo mejor será dormir y esperar a mañana y tal vez tener noticias de mi novio.Apago la televisión y me acomodo para dormirme.No sé qué hora es, pero tengo que contestar el teléfono ya que suena como loco.—¿Hola? —digo mientras bostezo.—Cariño, perdona la hora, recién llegué a Newport, necesito me digas el nombre de tu hotel para que el taxi pueda llevarme hasta
Miramos por todo el lugar y lo estamos. Se ven policías por todas partes. Todos los policías presentes lo apuntan con sus armas.—Suelte a la niña y baje el arma.No dice nada ni menos hace algo por algunos minutos los que se me hacen eternos. El silencio que hay, además de las miradas indiscretas de los bañistas que aún quedan hace que todo sea incómodo y sin tener claridad sobre qué va a suceder.—Suelte el arma, John Brown —repite el teniente Williams. No me había percatado de su presencia hasta que habló.—¡Jamás! Aléjense o la mato —dice sin dejar de apuntarme, pero vuelve a disparar hacia el cielo para demostrar que habla muy en serio.Se gira intentando buscar una salida, mas no ve ninguna. No sabe qué hacer, se le nota. De pronto dispara y lo veo huir con mi niña, cuando caigo al suelo con un fuerte dolor en
Llego al hotel y voy directo a la habitación, no me detengo a hablar en la recepción. Estoy por acostarme cuando me llega un mensaje de Carol al celular de Grace.«Logramos conseguir un avión. Voy con Mark, dejamos a Hannah con los abuelos.»«Estupendo. Que tengan un buen vuelo.»«¿Hay noticias de mi hermana?»«Lograron extraer la bala, pero se mantiene delicada dentro de su gravedad. La bala logro perforar su riñón. Ahora está en la Unidad de Cuidados Intensivos.»«Rezaré porque se recupere.»«También yo. Apenas sepa de algo te aviso.»«Sí, por favor, te lo pido.»Nos despedimos, dejo el celular en la mesa de noche y voy al baño por una ducha, con la intención de que el agua me quite el cansancio y m
Llegamos directo al mismo sector de urgencias y consulto por Grace a la enfermera. Revisa en la computadora hasta encontrar su archivo médico. —La señorita está reaccionando bien a los cuidados postoperatorios, pero aún se encuentra en estado grave, debido a la bala que perforó su riñón izquierdo. —¿Podemos pasar a verla? Es mi hermana —pregunta Carol. —Lo siento, señorita. Debido a su estado, no es posible. —¿Hay algún médico al que podamos consultar? Viajamos desde la costa este para estar con ella —agrega Mark. —Voy a llamar al médico, un momento. —Se lo agradecería mucho, señorita —dice Carol casi con desespero. La enfermera hace llamada vía altoparlante al médico de turno, que llega en menos de dos minutos a donde estamos. —Buenos días, doctor —saluda Carol. —Buen días, jóvenes. Soy el doctor Lincoln. ¿En qué les puedo ayudar? —Anoche trajeron a mi novia de urgencia por herida de bala en el abdomen,