Azzula
— ¿Enserio tengo que ir a esa fiesta? —pregunto mirando a mi padre a través del espejo mientras me sujeto el cabello en una cola para que verme elegante y sofisticada con el vestido liso hasta mis rodillas con un pequeño escote en los senos y con hombros cubiertos por las cortas mangas que trae.
—Cena de negocio —aclara.
—Es lo mismo —él rueda los ojos intentando que el nudo de su corbata esté correcto, no, nos vestimos en la misma habitación sino que él vino a darse los últimos toque en la mía.
—No es lo mismo y ya te explique el porque debes ir, no lo haré otra vez —suspiro frustrada por mi intento de escapar de esta cenas de negocios. No sé qué rayos tengo que ver yo con todo esto, ni siquiera soy parte de la empresa.
—Ven, deja que te ayude con eso &m
Mía—Creo que ya es momento de entrar —propongo al ver a Azzula abrazar sus brazos cuando pasa una fría brisa, no quiero que se enferme o Sebastián me dará un sermón más largo que el de las siete palabras. Entramos para volver junto a los chicos a la mesa, Erick me mira de reojo mientras sonríe a su hija.—Están lindo —alaga mi loba Oleya—Ya quiero marcarlo —añade provocando que imágenes sexuales lleguen, las elimino para evitar sonrojarme.—Primero debemos hacerlo que se enamore de nosotras —respondo para cerrar nuestro enlace.—Bien, Mía tú te encargarás de explicarle a Erick los materiales que necesitamos para nuestra construcción pero eso ya será para mañana —informa Sebastián asiento y luego nos despedimos de Erick
Azzula—Estas son las mañanitas que cantaba el rey David —así es, esa voz ronca, molestosa y mal entonada es Erick—Despierta, Azzula despierta mirad que ya amaneció...—Dios —susurro para estirarme en la cama y abrir un ojo, Erick está colocando la bandeja con mi desayuno especial para luego venir hasta mi cama con una enorme sonrisa.—M
AzzulaSus brazos se aferran a mi cadera mientras que su olor me transmite tranquilidad total, no sé cuantos minutos han pasado pero siento que es una eternidad, lo escucho suspirar y de a poco se separa de mí.—Creo que es momento de entrar o vendrán por nosotros —me dice asiento para mirar su rostro y sentir mis mejillas sonrojarse por lo vulnerable que me he mostrado ante él.—Gracias por tus palabras y disculpa por lo del abrazo, solo fue…—No tienes por qué disculparte estaré aquí cuando necesites otro abrazo —su linda sonrisa me deja embobada, asiento a lo que me dijo para ir junto hasta la casa donde entro yo primero y él lo hace después de unos minutos. La noche transcurre muy tranquila y todos hacemos nuestros ambientes, excepto Sebastián el cual se fue a su habitación porque según &eacut
MíaNo puedo dejar de reír por los chistes que me cuenta Erick sin duda alguna es muy gracioso, su expresión tan relajada al reír me permite verlo de una manera muy juvenil a pesar de tener sus 36 años. Debo hacer que Erick se enamore lo antes posible de mi porque Sebastián tiene razón mientras tiempo duro sin marcarlo, menor será su vitalidad y quizás hasta pueda morir por la mordida.— ¿Otro? —Niego porque ahora solo muero por besar esos finos labios que me llaman como la luz a la polilla, su mirada cae sobre mi por unos minutos y así nos quedamos mirándonos—Eres muy hermosa Mía —eso me toma por sorpresa y me sonrojo ganando que su mano vayan hasta mis mejillas. Poco a poco su rostro se acerca al mío hasta que siento su respiración un poco agitada sobre mis labios puedo oler su nerviosismo. Desespera por sentir la calidez d
OmniscienteErick y Mía llegan al restaurante más lujoso de toda California, el restaurante derrocha lujo por doquier y las reservaciones son complicadas de hacer pero Erick cuenta con la suerte de que el dueño del restaurante fue un compañero suyo de la universidad.—Buenas noches, bienvenido al Gastor —saluda la recesionista cuando llega el turno de la pareja— ¿Al nombre de quien esta su reservación?—Al nombre de Erick De Brascra —la chica sonríe para buscar en su registro la mesa reservada.—Paolo será su mesero y quien los guie a su mesa —informa señalando a un chico que llega a hasta donde ellos están.—Gracias —agradece Erick con toda la cortesía del mundo para luego proceder a ser guiado por el chico hacia su mesa, sin duda alguna la mesa otorgada fue una de
OmniscienteLlegan Erick y Mía a uno de los hoteles más lujosos de California donde Erick solicita una de las suite disponibles, solo pasan algunos minutos para que tengan todo listo en la suite que el empresario solicito.—Que tengan una feliz noche —les dice el recepcionista al entregar la llave, Erick con su rostro serio asiente para llevar de a Mía de la mano hacia el ascensor, el mayor esta ansioso y loco por al fin estar solo con la loba. En un lugar donde solo él pueda apreciar la belleza de esta mientras que Mía y su loba está excitada por el dulce olor que emana desde Erick, si, su excitación expulsa un olor dulce con una pisca de algo picante.Estando la pareja dentro de la suite el mayor de manera desesperada empuja a la joven loba contra la puerta quedando atrapada entre el gran cuerpo musculoso del mayor y a puerta, revoloteando de esa manera las hormonas de Mía.
OmniscienteUn molesto Sebastián suelta un resoplido desde sus fauces al llegar a una manada a las afueras de california que pueden tener alguna idea de quien pudo a ver se llevado a su luna. En la frontera de la manada enseguida le dan el paso al ver que es un rey alfa y lo escoltan hasta la casa manada donde ya el alfa y la luna de este lo esperan con una manta en mano.—Rey alfa Sebastián, no sabe cuánto nos honra con su presencia en nuestra manada —alaga el alfa cuando el enorme lobo hace presencia, Sebastián suelta un bajo gruñido al no estar de humor para alago y vuelve a su forma humana quedando desnudo antes los líderes de la manada.—Necesito que dos de sus mejores rastreadores me acompañen —su ronca voz derrocha enojo y el aura que se carga somete al alfa.—Como diga, alfa —responde sumiso pero sin abandonar su vocaci&oacu
Sebastián Sigo el olor de Azzula por el bosque mientras me concentro en escuchar el latido acelerado de su corazón, puedo oler su miedo, angustia y desesperación.—Azzula, déjame sacarte de aquí —suelto casi gritando para que pueda escucharme, su corazón solo se acelera más al escuchar mi proximidad a ella —No te voy hacer daño —prometo sin recibir ningún tipo de respuesta, suspiro por la terquedad de mi luna.—Deberíamos sacarla de este bosque —suelta Orus por nuestra conexión.—Muy inteligente tu idea, si no me lo dices no me doy cuenta —respondo con sarcasmo, gruñe.—Déjame tomar el control —intenta tomarlo pero no se lo permito —Estas jugando al gato y el ratón donde puedes correr hasta ella y sacarla de este bosque