Capítulo 11

Mía

No puedo dejar de reír por los chistes que me cuenta Erick sin duda alguna es muy gracioso, su expresión tan relajada al reír me permite verlo de una manera muy juvenil a pesar de tener sus 36 años. Debo hacer que Erick se enamore lo antes posible de mi porque Sebastián tiene razón mientras tiempo duro sin marcarlo, menor será su vitalidad y quizás hasta pueda morir por la mordida.

— ¿Otro? —Niego porque ahora solo muero por besar esos finos labios que me llaman como la luz a la polilla, su mirada cae sobre mi por unos minutos y así nos quedamos mirándonos—Eres muy hermosa Mía —eso me toma por sorpresa y me sonrojo ganando que su mano vayan hasta mis mejillas. Poco a poco su rostro se acerca al mío hasta que siento su respiración un poco agitada sobre mis labios puedo oler su nerviosismo. Desespera por sentir la calidez d

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