La sentencia está hecha y la ambición desmedida ahora mismo empieza a cobrar sus primeros castigos, Hellen se siente en una jaula de oro incapaz de hacer algo más que rabiar por el lugar y la situación en la que está y es que no es nada fácil para nadie huir de un pasado que ahora la alcanza cuando la decisión de alquilar su vientre aparentemente le tenía que dar una mejor vida, las lamentaciones están demás y la encrucijada es tan enorme como la incertidumbre y el lujo que la rodea pero no hay mucho que hacer. —Decir la verdad y tener confianza en esta gente es imposible— se dice a sí misma caminando en la oscuridad del bello jardín que hay en la mansión— nadie me va a creer, además no soy una víctima, yo lo mate— sigue con el peso de la reflexión pero se esconde rápido cuando ve a Sandra y Bennett compartiendo en su propio mundo. —Me haces la mujer más feliz— abraza la rubia a su novio de tantos años— cada día a tu lado han sido los más maravillosos, gracias por nunca dejarme. —N
—Ya no quiero hablar contigo. —Yo tampoco Sandra, yo tampoco quiero hablar contigo, después de todo en esto se resume toda nuestra historia, cuando pasa algo malo en lugar de comunicarnos, terminas llorando y yo haciendo lo que te da la gana y eso no va a seguir así, si querer cuidarte es malo para ti, lo lamento porque no puedo hacer más— habla poniéndose los zapatos, sin camisa necesitando tomar aire— si no te dejas ayudar, no puedo hacer más. —No necesito tu ayuda si no tu amor y tener a mi bebé en mis brazos— sigue la rubia ante la sonrisa cansada de su novio— pero definitivamente por ahora no quiero verte. —Como quieras— sale de la habitación riéndose sin dejar de llorar y cruzándose en el camino a Hellen a quien ignora por lo mal que se siente mientras él se queda en la puerta de la recamara viendo cómo ella se va y la otra llega. —¿Pasó algo?— la voz y los ojos de la mujer embarazada lo hacen dejar de mirar la escalera para verla a ella— lo siento, ella se veía muy mal. —N
HELLEN —De verdad estoy bien.Le digo y trato de convencerlo a él pero también debería hacer algo por mi, sin embargo, lo único que hago es quedarme estática sintiendo lo agitado y preocupado que está, su cuerpo me está distrayendo porque está encima de mi, un hombre y no cualquiera, el es guapo, grande, poderoso y yo me niego por completo a hacer la voluntad de un cerdo como James Smith, me armo de valor que se que tengo y aunque la mano de Bennett en mi vientre preguntando si estoy bien me genera un cosquilleo extraño insisto en que estoy bien y le pido que se quite. —De verdad estoy bien, por favor cálmate más bien me estás aplastando— intento mantener la calma pero la forma en la que su pecho salta me da realmente pena— estoy bien, ni siquiera me golpeé— mi mano va a su pecho tratando de hacer algo para que sus ojos llenos de miedo vean la realidad— Bennett— casi suspiro cuando su mano sigue calentando mi estómago y me regaño por pensar cosas fuera de lugar, más en un momento as
ESTAMOS BIEN BENNETT —Hellen por lo que más quieras por favor cálmate y déjame ayudarte— le pido casi suplicando a la mujer que está hecha un ovillo en una esquina mientras por más que presionó los botones de emergencia nadie viene— por favor escúchame. Pido e intento tener calma pero yo mismo me siento angustiado y no por estar encerrado exactamente, me ha pasado ya esto antes pero jamás con una mujer que parece que estuviera condenada a muerte, mucho menos sabiendo que es la mujer que lleva a mi hijo en su vientre, supongo que Hellen es claustrofóbica, no soy terapeuta pero trato de hacer que se calme aún cuando me grita que no la lastime y tiembla en un rincón. —Yo nunca te lastimaría— me agacho sin estar tan cerca— por favor déjame ayudarte— las palabras me salen sin pensar en nada más que su tranquilidad mientras la escucho sollozar. —No quiero ser débil. —No lo eres, solo estás un poco asustada, por favor ven conmigo— el maldito ascensor se mueve otra vez y la atraigo a mi
ME TENGO QUE IR HELLEN—¿Cómo estás?. —Mucho mejor y por favor no quiero hablar de ese mal momento. Le digo al hombre que conduce mientras intento como siempre evadir todo lo que siento y me refugio en la única persona que no me va a fallar, yo misma, me quedo callada y después de mucho solo puedo escuchar nuestras respiraciones y aunque el camino no es a la casa, no preguntó nada porque solo pienso en el infierno que me está tocando atravesar y ya no se que es peor, yo creí que no tenía importancia nada pero se que no quiero lastimar a esta gente que solo anhela lo que yo nunca he querido y hoy me moría por ver. —Tranquila, él no se va a ir— escuchó a Bennett que se ríe y me mira hasta que me doy cuenta que estoy agarrando la costumbre de tocar mi barriga todo el tiempo— ambos están bien— quitó la mano de inmediato y el niega con la cabeza— ¿Querías verlo no?. —No sé de qué hablas. —Claro que si— detiene el auto en seco— realmente estoy teniendo días muy complicados aún cuando
CAMINOS DIFERENTES BENNETT—Nicolas me contó brevemente que tuvieron un accidente en uno de los ascensores, ¿que le paso?, por favor dime qué el bebé está bien— escucho la voz de mi novia pero soy incapaz de mirarla ni procesar nada— te estoy hablando, ¿Seguirás con esa actitud por una palabra mal dicha?. ¡Te estoy hablando!..Sus gritos me sacan de la cárcel mental en la que me he sumergido porque en mi vida había pasado algo así, no soy un santo simplemente no soy como todos los hombres banales que les interesa tener a una mujer y otra al mismo tiempo, Sandra siempre ha llenado todo de mi pero en este momento lo que me llena son los oídos de gritos absurdos mientras no me puedo enfocar del todo viendo la ventana de la habitación de Hellen.—Estoy muy dolida— veo que se le cae una lágrima y eso me incomoda— pero ella está embarazada de nuestro bebé y tenemos que buscar lo mejor para él— mis ojos ven el celeste bello que tiene y no puedo dejar de pensar. —¿Porque no me respondiste?—
BENNETT —Eso ha sido un avance excelente señores, la economía ha permitido que nuestros beneficios sigan incrementando, agradezco que hayan tomado en cuenta las oportunidades de inversión que sugerí— habló delante de los socios que aprueban todo lo que digo. —No es solo porque seas el heredero de los Hamilton— habla uno de ellos— es porque realmente eres un profesional de verdad y eso nos hace crecer a todos. Agradezco y la reunión ha terminado, por fin me puedo dejar caer en el sillón de mi oficina, grande, elegante y sola, tanto o más que yo, veo el calendario y me doy cuenta que ha pasado exactamente un mes, probablemente el más extraño de mi vida, hace un mes viaje a la India y una semana, muchas llamadas y explicaciones no fueron suficientes para cambiar la realidad en la que ahora vivo, Sandra y su concepto de sanar es simplemente alejarse de mí y exigir que la deje en paz y cuide a nuestro hijo. —¿Cómo lo puedes llamar así si no estás?— miro la fotografía que tengo de nosot
HELLEN—Tu abuela ha estado conmigo en muchas ocasiones, ella no te va a mentir, no estoy haciendo nada que pueda poner en peligro al bebé, no salgo de ese lugar más que para lo básico y eso te incluye a ti— como mi fresa— no había necesidad que pongas a nadie a que me siga. —No es así, no es para que te sigan, es para que te cuiden— habla mientras su padre nos pide calma y se va— quería saber que estabas bien. —Si, claro— hablo entre dientes.—Aunque lo dudes, es la verdad, estaba preocupado.—Pues estoy muy bien. —¿Y porque lloras?— me pregunta acercándose preocupado— Hellen. —No se— realmente se me caen las lágrimas detestando las hormonas del embarazo— déjame— le digo sacando sus manos de mi cara— no me dejas comer— sollozo al ver que se acaban las fresas— ¡Dios qué pasa conmigo!— me desespero y él se ríe abrazándome— Suéltame.—¿Has seguido con las fresas?. —Y el mango— respondo limpiando mis lágrimas— pero no he venido por eso— tengo que dejar de ser ridícula— ¿Para que me