Señor mil disculpas— agacha la cabeza Denis sin saber qué más hacer— Yo…—Tu suegro lo mando— miente Hellen con rapidez— el señor Smith quería saber si yo necesitaba algo. Inventa una creíble excusa la joven teniendo en cuenta que nadie más que James Smith sabe que Denis y ella son pareja, con todo y eso la explicación no es del agrado de Bennett que le ordena al chófer de su suegro que se vaya y lo hace sin decir más haciendo que Hellen le dé una mirada rápida al hombre que se va mientras el otro se queda. —Él no tenía nada que hacer aquí, no sabemos qué virus pueda tener— habla el banquero molesto mientras ella lo mira. —¿Virus, porque tendría un virus?— pregunta la mujer— es un chófer, no creo que tenga un virus, pero no te preocupes, puedes sentarte donde quieras, él no lo hizo— se cruza de brazos haciendo que Bennett suspiré cansado. —Lo siento— dice y se sienta con cuidado en el mueble que está cerca a la cama de ella— realmente quiero decirte cuánto lamento mi actitud— sus
—No interrumpes para nada mi amor— Bennett respira y mira a Hellen para dirigirse de inmediato a su novia— Hellen y yo estábamos aclarando algunas cosas. —¿Con la cabeza pegada a su cuerpo?— refuta la rubia que no esperaba encontrar una escena como la que ha visto haciendo que ambos se sientan incómodos— mira.. —No, mira tu— habla directa— yo les ofrezco una disculpa a ambos— ve como se ellos se toman de la mano y eso hace que las palabras de James vengan a su mente— ustedes son una pareja no solo fuerte si no también unida— eso es realmente obvio— no tengo los mismos sentimientos que ustedes y creo que tu novio— mira a Bennett— ahora lo entiende mejor así como yo lo hago. —¿Cambiaste tan rápido de opinión?— mira Sandra con entusiasmo. —No, mi opinión sigue siendo la misma, yo tengo mis razones para hacer lo que hago, respeten eso y yo respeto lo que me digan, les prometo que nada le pasará al bebé— dice y una ligera emoción extraña siente cuando lo llama así— él estará bien. Dic
—Es mi vida— dice Hellen más que molesta. La mujer que siempre está segura ahora mismo no encuentra palabras para explicar no solo el miedo a ser descubierta si no también la vergüenza de que su pasado que tanto ha cuidado se vea ahora manejado haciendo que entienda que James Smith no solo es un hombre ambicioso si no también malintencionado y aquella no es lo mismo. —No tienes porque meterte en mi vida— va nerviosa por el peine alisando su cabello con tanta furia que la lastima. —Ya basta linda— interviene el padre de Bennett quitándole el peine— te estás lastimando, creo que en más de un sentido solo te estás lastimando. Dice el hombre mayor logrando que Hellen haga lo que hace mucho tiempo no hacía, sentarse y llorar sin consuelo, sin vergüenza de que la miren, consciente del dolor y rencor que tiene hacia la mujer que le dió la vida y a la que vio morir sin poder hacer nada. —Por favor, por favor dime qué pasa— se agacha el pelinegro hacia la mujer que llora y suspira con dol
—Que bueno que ya estés en casa— dice la feliz bisabuela del bebé recibiendo como muchos a Hellen con entusiasmo— debes descansar y comer muy bien. Habla la experimentada y elegante dama de sociedad, definitivamente los años le han dado la prudencia y el poder de ser una persona que se hace respetar y por eso que muchas veces que hasta su mismo hijo obedece lo que dice y esta es una de aquellas ocasiones, pues ya todos en casa saben parte de la vida Hellen y la orden es que no se mencioné nada que la pueda alterar ni incomodar. La tensión aún entre los Hamilton, James y su hija está presente sin embargo la prioridad es la salud del bebé y lograr el tan ansiado embarazo. —Tenemos que hablar— le dice Bennett a su suegro con el que se va al despacho— ¿Quién eligió a Hellen Miller como la mujer que me alquiló su vientre?. —Lo hice yo— interrumpe Sandra ingresando aún sin haber sido invitada— no tenía ni la menor idea de que una mujer tan joven como ella haya pasado por algo así pero q
La sentencia está hecha y la ambición desmedida ahora mismo empieza a cobrar sus primeros castigos, Hellen se siente en una jaula de oro incapaz de hacer algo más que rabiar por el lugar y la situación en la que está y es que no es nada fácil para nadie huir de un pasado que ahora la alcanza cuando la decisión de alquilar su vientre aparentemente le tenía que dar una mejor vida, las lamentaciones están demás y la encrucijada es tan enorme como la incertidumbre y el lujo que la rodea pero no hay mucho que hacer. —Decir la verdad y tener confianza en esta gente es imposible— se dice a sí misma caminando en la oscuridad del bello jardín que hay en la mansión— nadie me va a creer, además no soy una víctima, yo lo mate— sigue con el peso de la reflexión pero se esconde rápido cuando ve a Sandra y Bennett compartiendo en su propio mundo. —Me haces la mujer más feliz— abraza la rubia a su novio de tantos años— cada día a tu lado han sido los más maravillosos, gracias por nunca dejarme. —N
—Ya no quiero hablar contigo. —Yo tampoco Sandra, yo tampoco quiero hablar contigo, después de todo en esto se resume toda nuestra historia, cuando pasa algo malo en lugar de comunicarnos, terminas llorando y yo haciendo lo que te da la gana y eso no va a seguir así, si querer cuidarte es malo para ti, lo lamento porque no puedo hacer más— habla poniéndose los zapatos, sin camisa necesitando tomar aire— si no te dejas ayudar, no puedo hacer más. —No necesito tu ayuda si no tu amor y tener a mi bebé en mis brazos— sigue la rubia ante la sonrisa cansada de su novio— pero definitivamente por ahora no quiero verte. —Como quieras— sale de la habitación riéndose sin dejar de llorar y cruzándose en el camino a Hellen a quien ignora por lo mal que se siente mientras él se queda en la puerta de la recamara viendo cómo ella se va y la otra llega. —¿Pasó algo?— la voz y los ojos de la mujer embarazada lo hacen dejar de mirar la escalera para verla a ella— lo siento, ella se veía muy mal. —N
HELLEN —De verdad estoy bien.Le digo y trato de convencerlo a él pero también debería hacer algo por mi, sin embargo, lo único que hago es quedarme estática sintiendo lo agitado y preocupado que está, su cuerpo me está distrayendo porque está encima de mi, un hombre y no cualquiera, el es guapo, grande, poderoso y yo me niego por completo a hacer la voluntad de un cerdo como James Smith, me armo de valor que se que tengo y aunque la mano de Bennett en mi vientre preguntando si estoy bien me genera un cosquilleo extraño insisto en que estoy bien y le pido que se quite. —De verdad estoy bien, por favor cálmate más bien me estás aplastando— intento mantener la calma pero la forma en la que su pecho salta me da realmente pena— estoy bien, ni siquiera me golpeé— mi mano va a su pecho tratando de hacer algo para que sus ojos llenos de miedo vean la realidad— Bennett— casi suspiro cuando su mano sigue calentando mi estómago y me regaño por pensar cosas fuera de lugar, más en un momento as
ESTAMOS BIEN BENNETT —Hellen por lo que más quieras por favor cálmate y déjame ayudarte— le pido casi suplicando a la mujer que está hecha un ovillo en una esquina mientras por más que presionó los botones de emergencia nadie viene— por favor escúchame. Pido e intento tener calma pero yo mismo me siento angustiado y no por estar encerrado exactamente, me ha pasado ya esto antes pero jamás con una mujer que parece que estuviera condenada a muerte, mucho menos sabiendo que es la mujer que lleva a mi hijo en su vientre, supongo que Hellen es claustrofóbica, no soy terapeuta pero trato de hacer que se calme aún cuando me grita que no la lastime y tiembla en un rincón. —Yo nunca te lastimaría— me agacho sin estar tan cerca— por favor déjame ayudarte— las palabras me salen sin pensar en nada más que su tranquilidad mientras la escucho sollozar. —No quiero ser débil. —No lo eres, solo estás un poco asustada, por favor ven conmigo— el maldito ascensor se mueve otra vez y la atraigo a mi