Cuando Scott pasó por la secretaria de Thomas, la mujer no se había atrevido a dirigirle la palabra y no había movido un músculo para apartarse de su mesa y avisar a su jefe. El hombre parecía cargar la furia de un dios y era mejor no atravesar su camino. Sus músculos estaban tan tensos que ni el traje de Brioni podía ocultar la fuerza de aquellos brazos. Empujó la puerta del despacho de su hermano y lo vio apartarse con brusquedad de una chica que estaba tumbada sobre su mesa. Se notaba que era muy joven, seguramente no llegaba a los dieciocho años. Scott no pudo evitar sentirse asqueado, hasta en eso se parecía a su padre. Thomas se asustó al ver como su hermano con otros tres hombres invadía su despacho como si fuera el dueño del lugar. Uno había agarrado a la chica del brazo y la sacó fuera del despacho y después se había parado delante de la puerta para vigilar que nadie pudiera entrar y el otro hacía lo mismo dentro para que nadie pudiera salir, es decir para que Thomas no tuvi
Scott estaba apoyado en uno de los tres cuadriláteros que había en el enorme gimnasio que había montado Mike. –Has hecho un gran trabajo aquí Mike. –Declaró Scott mirando alrededor y lo vio sonreír con orgullo. –¡Es gracias a ti! Este lugar no existiría sin tu exagerada ayuda económica. ¿Sigues entrenando? –Preguntó con curiosidad. –Hace mucho que no subo a un ring, pero tranquilo que no tardaré en desafiarte. –Scott bromeó palmeando su hombro y se quedó inmóvil cuando vio la figura que estaban esperando entrar por la puerta del gimnasio. –¡Hoffman¡ –¡Sheriff! –Scott inclinó la cabeza y luego miró el hombre a los ojos. –Mike me ha comentado sobre los rumores que circulan sobre el incendio del club… –No son rumores, eso te lo puedo asegurar. –Afirmó el sheriff extendiendo una carpeta a Scott y saludando a Mike. Scott abrió la carpeta y empezó a revisar lo que había dentro. Sacaba una hoja tras otra, se llevaba la mano a la cabeza y luego se quedaba pensativo, mientras los dos hom
Pitt observaba desde la entrada principal de la enorme mansión de Víktor Torosyan, como un Lamborghini Sián atravesaba la verja que era custodiada por diez hombres armados. Scott se bajó del coche acompañado de Danny, ambos saludaron al mexicano con un abrazo, no había empleado o jefe en ese momento, solo tres hombres dispuestos a lo que sea para ayudar a un amigo. –¿Cómo está Víktor? –Scott preguntó con un tono preocupado. –Lleva tres días encerrado en su despacho con varias botellas de alcohol. –Pitt informó con la voz ronca, estaba claro que en estos tres días no había pegado ojo. –Intenté entrar, pero se niega a hablar con alguien, hasta tiró su teléfono por la ventana. –Pitt miró un enorme ventanal que había en el centro de la mansión y los otros dos siguieron la dirección de su mirada. –Encima amenaza con disparar a cualquiera que se atreva a incomodarlo y sabemos que es muy capaz de hacerlo. –Pues no va a esconderse por más tiempo. Es hora de sacarlo de ahí. –Scott caminó co
–¿Por ella estabas en Hays?– Preguntó Scott intentando entender. –Ingresé en prisión por mis malas decisiones. Por perder la cabeza. –Víktor afirmó y Scott intentó entender. –Me enamoré de una niñita malcriada y caprichosa, pero dulce como ella sola, me volví loco por ella. Marina tenía los dieciocho años recién cumplidos. Era la hija de un narcotraficante español, que cómo podrás imaginar no era mi mejor amigo. Estaba obsesionado por ella y ella estaba loca por mí, así que me importó muy poco empezar una guerra contra su padre. Él puso un precio muy alto a mi cabeza, Marina se asustó tanto que fue a buscarlo. La hizo elegir entre su familia y yo, así fue cómo tomó la peor decisión de su vida. –Víktor hablaba con la voz rota, era visible que le dolía más de lo que era capaz de admitir. –Se vino aquí a vivir conmigo, éramos felices. Seguramente habrá sido la luna de miel más intensa de la historia. –Víktor sonrió con tristeza. – pero después nuestra relación se volvió un caos. Una niña
Cuando Scott llegó al centro de ayuda ya era de noche, pero uno de sus hombres le había asegurado que Alice había pasado todo el día en la mansión de su familia y después se había encerrado allí. –¿Qué estuvo haciendo aquí? –Scott preguntó a uno de los escoltas de Alice. –No tenemos conocimiento jefe. Estuvo acompañada de su hermano desde que llegó a Griffin y cuando llegó aquí se encerró en su despacho. Hace un par de horas llegó una mujer muy bien vestida, entró al despacho con la señorita Alice y ahí llevan casi dos horas. –Explicó el hombre. Scott caminó con pasos firmes para entrar al centro. Llegando a la entrada el guardia le saludó amablemente. Se detuvo delante de las instalaciones impresionado, el centro ahora era cuatro veces más grandes que antes del incendio. Cuando Scott entró había una cara conocida en la recepción que le llenó de felicidad. –¡Sony! –Scott exclamó sorprendido de ver allí a su mejor amigo. Sony era una de las personas que Scott había apartado de su
Dos meses después. –¡¡¡M****TA PERRA ¡¡¡Esa zorra miserable, pero esto no se va a quedar así!!! –Thomas maldecía dando vueltas por el salón de su casa con el periódico en la mano. –¿Crees que ha sido Johnson la que pasó esa información a la prensa? – Alexia preguntó agarrando el periódico de la mano de Thomas para leer la portada. Esa misma mañana todos los periódicos más importantes habían sacado en sus portadas que supuestamente Thomas Hoffman aceptada regularmente pagos a cambio de otorgar contratos a varias constructoras. –¿Quién más iba a ser? Esa perra desgraciada no deja de atacarme públicamente. Por su p**a culpa no logro subir en las encuestas. – Despotricaba despeinándose, porque sentía que la cabeza le iba a explotar de la rabia. –¿De verdad has hecho estas cosas Thomas? –Alexia preguntó con algo de recelo. –¡¿Eres ciega o estúpida?!¡¿No ves la casa en la que vives?!Por supuesto que es verdad! –Estoy segura de que si Alice ha sacado esto a la luz es porque tendrá prue
–Tu hermanita me quiere hundir y no te veo haciendo nada para impedirla. Te juro Isaac que no me pienso quedarme callado, yo no me voy a j**r solo. –Thomas escupió perdiendo la paciencia viendo como Isaac se mantenía en completa calma. –La culpa de todo esto la tienes tú, si mi hermana tiene tanto poder ahora es gracias a tu hermanito. Alice no está utilizando nuestro dinero, solamente nuestro apellido y la fortuna de tu hermano. Y así no puedo intervenir Hoffman. – Isaac aclaró viendo como Thomas se ponía más nervioso. –Pues si no vas a hacer nada, me ocuparé yo de callar a la p**a de mi hermano –Amenazó y Isaac se abalanzó sobre él. –Que no se te ocurra tocar un solo pelo de mi hermana. O entonces me vas a conocer de verdad y créeme que no te va a gustar Hoffman. –Isaac gritó contra su cara apretando su cuello con fuerza, hasta que Thomas empezó a perder el color, después lo soltó con brusquedad. Thomas buscó intentó agarrarse donde pudo para ponerse de pie y llevó una mano al cu
–¡Acabó de llegar a casa! ¿Ya vienes para acá? –Scott preguntó con el teléfono en alta voz en una llamada con Alice, mientras aparcaba el coche en la entrada de la mansión Hoffman, donde ya se había instalado. –¡Sí cariño en nada llego! Aunque en mi humilde opinión la casa está un caos por las obras y creo que estaríamos más cómodos en mi casa. –Alice contestó con una sonrisa de condescendencia. –Pero si lo que quieres es intimidad, no deberías preocuparte por Aaron y Sony, recuerda que tienen su propio departamento. –No vamos a tener intimidad del todo. Pitt y los demás escoltas estarán aquí con nosotros, pero quiero que te vayas acostumbramos a tu nuevo hogar. –Scott afirmó lleno de satisfacción y escuchó una risita del otro lado de la línea. Scott se despidió de Alice y se bajó de su coche. Pitt aparcó justo detrás de él la camioneta y llegando a la entrada uno de sus hombres avisó que Scott tenía una visita. Scott caminó hasta su despacho donde le habían informado que le espera