Bueeeeno buenoooo, tarde pero acá está el siguiente!! besoooos y gracias por leer!
DamianEl peso de las palabras de Emma cuelga en el aire entre nosotros, desafiándome a responder con algo más que una sonrisa cómplice. Y aunque todo esto es parte del plan, aunque he calculado cada paso para asegurarme de que caiga en la red que he tejido, no puedo evitar sentir una chispa de satisfacción. Ha sido sorprendentemente fácil. Emma, tan dulce y vulnerable, se está acercando más a mí de lo que pensaba en tan poco tiempo.Una sonrisa torcida se forma en mis labios, y decido jugar un poco más con el momento.—Estás haciendo trampa, pequeña —digo, con un tono bajo y cargado de intención—. Yo pregunté primero.Veo cómo sus mejillas se tiñen de rojo, y me acerco lo suficiente para que nuestras respiraciones se mezclen. Su pulso se acelera, y lo sé porque mi propia respiración está acompasada con la suya.—Pero si lo que quieres es una confirmación —susurro cerca de sus labios, dejando que mi voz roce su piel como una caricia—, entonces sí, Emma. Me encantaría ser parte de ese
DamianSi hay algo que odio, es que las cosas se salgan de control.Me considero obsesionado con el control, con el orden y fiel a los planes, por eso el hecho de que ahora vaya con una Emma herida e inconsciente me cabrea.El trayecto al hospital es un torbellino de luces intermitentes y sirenas que perforan mis oídos. La furia hierve bajo mi piel, mezclándose con la impotencia y el enfado. Emma sigue inconsciente, y cada segundo que pasa sin que despierte es una espina más que se clava en mi mente recordandome que he bajado la guardia.Pude ser yo, probablemente deberpia serlo, y ese pensamiento me hace pensar si no me he equivocado al involucrarla en mi venganza.Sin embargo, a estas alturas ya no hay marcha atrás, todo está demasiado avanzado y ella… ella es parte vital.Sin embargo, la idea de que alguien pudiera dispararle y casi matarla, de que lo hicieran en mis narices, me enfurece. Todo está saliéndose de control y eso es algo que no puedo permitirme. No ahora.Cuando la am
Damian¡¿Emma no es hija real de la familia Williams?!Estoy sentado en mi coche con el informe médico de la familia WILLIAMS en el lado del pasajero, y el grupo sanguíneo realmente no coincidía.Las luces del hospital están brillando en la distancia como una advertencia. Mi mente está revuelta y mis manos aprestan el volante.Todo lo que está a punto de ocurrir amenazaba con trastocar mis planes.¿Quién más tiene la misma sangre?Mi mente recorro rápidamente toda la información rastreable hasta... Se forma un retrato.No tengo elección, aunque no quiero involucrar a esa persona.Pero sólo dudo unos segundos antes de marcar el teléfono.El tono del teléfono suena tres veces antes de que Tomas conteste con su voz áspera y directa.—¿Qué pasa, Damian? No esperaba tu llamada a estas horas.—Necesito tu ayuda —digo, sin rodeos.Hay un breve silencio antes de que suelte una risa sarcástica.—¿Mi ayuda? Oye, esto si que no me lo esperaba ¿Y para qué sería eso? No pienso maquillar la situa
Emma El dolor punzante en mi abdomen me despierta lentamente, trayéndome de vuelta a la realidad con una sacudida. Parpadeo varias veces, desorientada, mientras mis ojos se adaptan a la luz blanca y brillante de la habitación. Me toma unos segundos entender que estoy en un hospital. Un escalofrío de alarma me recorre, y trato de sentarme, pero un dolor abrasador me atraviesa, arrancándome un jadeo ahogado. La puerta se abre de golpe y un médico entra rápidamente, acercándose a mí con pasos decididos. —Señorita Williams, con calma —dice, levantando una mano en señal de advertencia—. La herida aún no está cicatrizada. Parpadeo varias veces, tratando de procesar sus palabras. —¿La herida? —murmuro con la voz rasposa y el sabor amargo de la desorientación en la boca. El médico asiente, observándome con detenimiento. —¿Qué es lo último que recuerda, señorita Emma? Respiro hondo y cierro los ojos mientras la memoria regresa a trompicones. Salíamos de la empresa, caminábamos juntos.
Emma¿Emma… White?La propuesta de Damian me ronda la mente sin descanso. No solo me dijo que quería tener algo conmigo, lo cuál ya me genera emociones confusas, sino que dijo esta dispuesto a respaldarme, a darme un nombre, un nuevo comienzo que me ayudaría a enfrentar a mi madre, a Jhon y al mundo entero. Pero todo se siente surrealista. La puerta de la habitación se abre suavemente, sacándome de mis pensamientos. Melissa entra, su rostro cansado y con los ojos enrojecidos. No he podido verla desde el día anterior, ya que la policía llegó mientras Damian estaba aquí, justo después de la propuesta… Que oportunos, y un analgésico terminó por enviarme al sueño. Al verla, una ola de alivio me recorre el cuerpo.—¡Vas a matarme de un susto un día de estos! —dice Melissa, con un tono de reproche cariñoso mientras se acerca—. Te prohíbo que salgas herida otra vez.No puedo evitar una risa leve, pero el dolor en el abdomen se encarga de recordarme mi condición y me hace fruncir el ceño
—¡Silencio! —el sonido del mazo del juez golpeando el estrado nos devuelva a todos al presente—. Iniciamos la audiencia de divorcio entre la señorita Emma Williams y el señor Jhon Blackthorne —anuncia el juez, un hombre de aspecto severo y canoso que estudia cada rostro en la sala con una intensidad intimidante.Melissa se pone de pie con su traje gris impecable y da un paso adelante, proyectando una confianza inquebrantable.—Su honor, la parte demandante, Emma Williams, solicita el divorcio por motivos de abuso físico y emocional, infidelidad y maltrato reiterado por parte del señor Jhon Blackthorne. Pedimos que se conceda el divorcio sin compensación a su favor y que mi cliente conserve la totalidad de su patrimonio. Además, solicitamos una indemnización por los daños físicos y emocionales causados. Presentaremos pruebas contundentes que respaldan estas acusaciones.Siento los ojos de todos los puestos en mí. Mi corazón late con fuerza, y aunque trato de mantener la compostura, la
JhonLa sala del tribunal se siente asfixiante mientras el juez dicta el veredicto a favor de la estúpida de la zorra de Emma. La sangre me hierve, y la rabia es un torbellino que amenaza con arrasar mi control. He perdido. He perdido a el dinero del matrimonio con Emma, la empresa y, con ello, todo lo que alguna vez fue mi vida. No se suponía que esto terminara así. Las paredes parecen cerrarse sobre mí mientras los murmullos de los presentes se clavan en mi piel como agujas. Aprieto los puños hasta que las uñas se entierran en la carne.La noche anterior, cuando recibí la llamada del hospital, pensé que el destino finalmente había decidido jugar a mi favor, que me darían la noticia que estaba esperando. Pues el hombre que Sofía contrató me aseguró que había disparado a matar. Sin embargo, las noticias fueron otras y para colmo al llegar al hospital no pude terminar el trabajo por mi mismo porque el infeliz de Damian White estaba ahí.¿Cómo es posible que Emma siga viva? Verla ent
EmmaEl pasillo del juzgado sigue lleno de murmullos y movimientos apresurados, pero nada de eso importa ahora. Mis ojos se clavan en la mujer que me crió, la misma que he intentado complacer toda mi vida sin éxito, no puedo negar que verla hablando tan animadamente con Jhon me tomó desprevenida, ellos, ni siquiera en el buen momento de mi matrimonio, hablaron más de dos palabras.Veo a mi madre, sus rasgos fríos y calculadores están fijos en mí, y siento que el resentimiento hierve dentro de mí como una tormenta que ya no puedo contener.El eco de las palabras de Jhon aún resuena en mi mente, pero no tengo tiempo de pensar en él. Mi atención está enfocada en una sola cosa: enfrentar a mi madre y exigir la verdad.—¿Por qué nunca me dijiste la verdad? —pregunto, sin molestia en ocultar la frialdad de mi voz.Ella me observa, primero con sorpresa y luego con desdén. Siempre ha sido una maestra en enmascarar sus emociones, pero ahora puedo ver el destello de molestia en sus ojos.—¿Dónd