Alejandra no habló más, solo se quedó observando como desarrollaban esa complicidad de padre e hijo..."es increíble" -pensó- "nunca creí que sería tan sencillo" -se levantó y salió al jardín...sentía que le faltaba el aire, su corazón estaba acelerado y sus manos temblorosas, caminó hacia el bosque de pinos y dejó correr las lágrimas...se arrodilló y se apoyó sobre sus talones mientras juntaba sus manos y agradecía al Creador...sentía que se liberaba de una gran carga de años. ¡Por fin su hijo reconocía a su verdadero padre!..

-Gracias Vincenzo por todo ese amor que le diste, sé que fue fundamental para que todo fuera más sencillo...sé que fuíste tú quien lo guió...sigues cuidándonos desde el paraíso como lo prometiste, porque no tengo dudas que es ahí donde estás...¡gracias, amor mío!

Sintió unos pasos detrás de ella y al voltear se encontró con los ojos curiosos de Andrés e Isabella...

-¿Qué pasa, nena? -le preguntó mientras se agachaba- ¿Por qué lloras?

-¡De felicidad! -le dijo afer