El sonido estridente de un timbre de teléfono lo despertó unas horas más tarde. Se levantó buscando de donde provenía el sonido hasta que lo halló dentro del bolso de Freya, miró hacia arriba de las escaleras para percatarse que ella no se hubiese despertado, abrió el bolso y se encontró con el nombre que su instinto le decía que se encontraría. “Salvador” brillaba en la pantalla, y Axel sintió como el suelo se hundía bajo de él. Ese era límite de su felicidad, una vez llegaran a Vancouver podrían pasar dos cosas, que ella mintiera lo suficientemente bien para que Salvador, su esposo no se enterara de aquella aventura o que ese mismo Salvador le partiera el rostro al enterarse de la verdad. Axel apagó el teléfono, dejando un hombre preocupado e histérico del otro lado del teléfono. Horas más
— Freya… —murmuró.— Axel… — escuchó a lo lejos, una voz dulce que lo llamaba y lo sacaba de la oscuridad en que estaba sumergido. Axel medianamente pudo abrir los ojos, su rostro estaba inflamado, su cuerpo magullado, aunque exactamente en ese momento no podía sentir todo el dolor real que iba a sentir una vez se pasaron los efectos de los medicamentos. Se sentía un poco desorientado, pero poco a poco fue cayendo en cuenta que se encontraba en la sala de un hospital, las luces blancas en el techo, ese horrible olor a medicamento y lejía que tanto detestaba y… la mujer que tenía en frente no era la que había nombrado. — ¿Laia? ...— Estas bien, cariño. No te muevas — le apremió su hermana, mientras le acariciaba las manos, con un gesto de preocupación y cansancio en su rostro. Y al mismo tiempo tecle
— Axel… — escuchó medio adormilado, de nuevo estaba soñando con aquella mujer dulce, de cabello castaño y ojos color sol.— Freya… — gimió de dolor, mientras abría sus ojos y encontraba a la mujer de su sueño de pie, junto a él — ¿Eres tú o es otra ilusión?— ¿Ilusión? No, Axel. Soy yo, Freya… Aquí estoy… — le acarició suavemente el rostro moreteado.— ¡Maldición! — se quejó él, cayendo en cuenta que si era la verdadera Freya — No quería que supieras nada, no quería que te sintieras culpable. — ¿Culpable? ¿Cómo que culpable? — Pues por esto… — se señaló Axel así mismo. — ¿Culpable? — repitió incr&eacu
La puerta de esa habitación se abrió antes de que Freya saliera del departamento. — ¡No vas a ir a trabajar a ese lugar! ¡Te lo prohíbo! — gritaba mientras corría hasta llegar donde Freya. Esta vez la que se carcajeo fue la castaña.— ¿Me lo prohíbes? ¿Qué más vas a hacer? ¿Encerrarme en este departamento para que nadie me mire? ¿Quieres que la gente sospeche de lo que vas a hacer? — reviraba molesta — ¡Mm! ¡Dime! ¿Quieres sumar secuestro a la lista de delitos? Agresión física contra Axel, agresión psicológica y amenaza en mi contra ¿Crees que los años que trabajé junto a Pandora no me sirvieron de nada? ¿¡Enserio me crees tan estúpida!? — puso las manos en su pecho empujándolo tan solo un poco, no era que pudiera hacer mucho
— ¿Sabes algo de Freya? — preguntó Axel que sí, cada día estaba mejor que el anterior, pero lo que más le costaba recuperar era la fractura en sus costillas y no le habían dado de alta por petición de su familia, ellos sabían muy bien que Axel se encerraría en su departamento y no dejaría entrar a nadie. Al menos allí no tenía excusa.— Sigue yendo a trabajar común y corriente y anoche… — ¿Anoche qué? No te cortes, Laia… — le regañó.— Anoche salió de nuevo con su esposo a cenar, se le ve muy bien — informó ella, que los había visto entrar al mismo restaurante donde ella estaba cenando.— ¿Bien? … — inquirió Axel, achicando los ojos, algo de todo eso no le convencía. En la noche en que ella se había
— ¿Cuáles serían esas “dos” cosas? — acentuó las comillas con sus dedos — ¿Axel Tremblay, sabes que pagas la mayoría de mis cuentas con todo el trabajo que tengo que hacer por ti y por tu familia?— Quiero ver por ultima vez a Freya. — Eso está complicado — contestó ella. — Y quiero que pongas mis acciones de Goddness Beauty a nombre de Andrew, quiero que él sea el nuevo CEO. Quiero que él esté a cargo de la compañía. — Axel — se quejó Andrew — Esto es de toda tu familia, no lo puedes ceder así no más. Yo estaré a cargo mientras todo esto finaliza. — Todos mis hermanos decidieron poner sus propias empresas, todos han hecho con su vida lo que más les gusta y yo, bueno, yo era el remplazo de mi padre, pero sin Freya en mi vida
— ¡Creo que es aquí! — Pandora observaba su teléfono y alrededor de ellas intentando reconocer el lugar.— ¿Aquí qué? ¡No veo nada, Pandora! — sollozó Freya, que pensaba en mil cosas menos en reabrir esa herida — ¡Ya no quiero estar aquí!Freya ahogó un grito cuando de su otro brazo la haló un hombre alto, pataleó y peleó con todas sus fuerzas, le costó reconocer a aquel hombre por varios segundos.— Soy Andrew, soy Andrew ¡Tranquilízate! — la mirada perdida y llena de terror de Freya se fue suavizando cuando por fin en medio de la penumbra de los columbarios lo reconoció.— ¡Estás bien! ¡Estás conmigo! — le aseguró Pandora. — ¿Qué está pasando? — Vengan conmigo — las reco
— Vamos, nena… No llores, seguiré trabajando para sacarte de las manos de Salvador. — No quiero que Axel se vaya, no quiero ir a ningún lado — Freya se echó a los brazos de Pandora, no estaba para nada preparada que eso ocurriera, hubiese preferido mil veces enfrentar a Salvador y no ver como Axel salía de su vida de nuevo, esta vez por su propia decisión — ¿Así … se sintió… Axel …cuando… no- no lo… quise… ver más? — seguía hipando como una chiquilla — Lo-lo amo, Pan-Pandora… Lo amo…— Sabes la solución…— ¿Cuál? — abrió sus ojos tanto como pudo y se limpió con el dorso de su mano.— Quitarle el arma a Salvador. — ¿Estás sugiriendo que me exponga a la prensa? &mdas