— Freya… —murmuró.
— Axel… — escuchó a lo lejos, una voz dulce que lo llamaba y lo sacaba de la oscuridad en que estaba sumergido.Axel medianamente pudo abrir los ojos, su rostro estaba inflamado, su cuerpo magullado, aunque exactamente en ese momento no podía sentir todo el dolor real que iba a sentir una vez se pasaron los efectos de los medicamentos. Se sentía un poco desorientado, pero poco a poco fue cayendo en cuenta que se encontraba en la sala de un hospital, las luces blancas en el techo, ese horrible olor a medicamento y lejía que tanto detestaba y… la mujer que tenía en frente no era la que había nombrado.— ¿Laia? ...— Estas bien, cariño. No te muevas — le apremió su hermana, mientras le acariciaba las manos, con un gesto de preocupación y cansancio en su rostro. Y al mismo tiempo tecle— Axel… — escuchó medio adormilado, de nuevo estaba soñando con aquella mujer dulce, de cabello castaño y ojos color sol.— Freya… — gimió de dolor, mientras abría sus ojos y encontraba a la mujer de su sueño de pie, junto a él — ¿Eres tú o es otra ilusión?— ¿Ilusión? No, Axel. Soy yo, Freya… Aquí estoy… — le acarició suavemente el rostro moreteado.— ¡Maldición! — se quejó él, cayendo en cuenta que si era la verdadera Freya — No quería que supieras nada, no quería que te sintieras culpable. — ¿Culpable? ¿Cómo que culpable? — Pues por esto… — se señaló Axel así mismo. — ¿Culpable? — repitió incr&eacu
La puerta de esa habitación se abrió antes de que Freya saliera del departamento. — ¡No vas a ir a trabajar a ese lugar! ¡Te lo prohíbo! — gritaba mientras corría hasta llegar donde Freya. Esta vez la que se carcajeo fue la castaña.— ¿Me lo prohíbes? ¿Qué más vas a hacer? ¿Encerrarme en este departamento para que nadie me mire? ¿Quieres que la gente sospeche de lo que vas a hacer? — reviraba molesta — ¡Mm! ¡Dime! ¿Quieres sumar secuestro a la lista de delitos? Agresión física contra Axel, agresión psicológica y amenaza en mi contra ¿Crees que los años que trabajé junto a Pandora no me sirvieron de nada? ¿¡Enserio me crees tan estúpida!? — puso las manos en su pecho empujándolo tan solo un poco, no era que pudiera hacer mucho
— ¿Sabes algo de Freya? — preguntó Axel que sí, cada día estaba mejor que el anterior, pero lo que más le costaba recuperar era la fractura en sus costillas y no le habían dado de alta por petición de su familia, ellos sabían muy bien que Axel se encerraría en su departamento y no dejaría entrar a nadie. Al menos allí no tenía excusa.— Sigue yendo a trabajar común y corriente y anoche… — ¿Anoche qué? No te cortes, Laia… — le regañó.— Anoche salió de nuevo con su esposo a cenar, se le ve muy bien — informó ella, que los había visto entrar al mismo restaurante donde ella estaba cenando.— ¿Bien? … — inquirió Axel, achicando los ojos, algo de todo eso no le convencía. En la noche en que ella se había
— ¿Cuáles serían esas “dos” cosas? — acentuó las comillas con sus dedos — ¿Axel Tremblay, sabes que pagas la mayoría de mis cuentas con todo el trabajo que tengo que hacer por ti y por tu familia?— Quiero ver por ultima vez a Freya. — Eso está complicado — contestó ella. — Y quiero que pongas mis acciones de Goddness Beauty a nombre de Andrew, quiero que él sea el nuevo CEO. Quiero que él esté a cargo de la compañía. — Axel — se quejó Andrew — Esto es de toda tu familia, no lo puedes ceder así no más. Yo estaré a cargo mientras todo esto finaliza. — Todos mis hermanos decidieron poner sus propias empresas, todos han hecho con su vida lo que más les gusta y yo, bueno, yo era el remplazo de mi padre, pero sin Freya en mi vida
— ¡Creo que es aquí! — Pandora observaba su teléfono y alrededor de ellas intentando reconocer el lugar.— ¿Aquí qué? ¡No veo nada, Pandora! — sollozó Freya, que pensaba en mil cosas menos en reabrir esa herida — ¡Ya no quiero estar aquí!Freya ahogó un grito cuando de su otro brazo la haló un hombre alto, pataleó y peleó con todas sus fuerzas, le costó reconocer a aquel hombre por varios segundos.— Soy Andrew, soy Andrew ¡Tranquilízate! — la mirada perdida y llena de terror de Freya se fue suavizando cuando por fin en medio de la penumbra de los columbarios lo reconoció.— ¡Estás bien! ¡Estás conmigo! — le aseguró Pandora. — ¿Qué está pasando? — Vengan conmigo — las reco
— Vamos, nena… No llores, seguiré trabajando para sacarte de las manos de Salvador. — No quiero que Axel se vaya, no quiero ir a ningún lado — Freya se echó a los brazos de Pandora, no estaba para nada preparada que eso ocurriera, hubiese preferido mil veces enfrentar a Salvador y no ver como Axel salía de su vida de nuevo, esta vez por su propia decisión — ¿Así … se sintió… Axel …cuando… no- no lo… quise… ver más? — seguía hipando como una chiquilla — Lo-lo amo, Pan-Pandora… Lo amo…— Sabes la solución…— ¿Cuál? — abrió sus ojos tanto como pudo y se limpió con el dorso de su mano.— Quitarle el arma a Salvador. — ¿Estás sugiriendo que me exponga a la prensa? &mdas
Tres meses pasaron desde que Freya firmó el contrato frente a Axel, y ya todo había cambiado tanto, y poco menos de dos meses en que había decidido irse para siempre, efectivamente Axel Tremblay había tomado ese avión con rumbo a Noruega y ahora se encontraba en una casa vacacional dispuesta por Pandora. Apartado del mundo, de las noticias, de todo lo que le pudiera dar un indicio de lo que pasaba en la vida de Freya, al menos esas habían sido las indicaciones de su abogada.— ¿Está todo listo? — preguntaba Freya como por decima vez, mientras que corría de un lado a otro terminando los últimos detalles de la presentación. — ¡Sí, jefe!— ¡Alguien que me acomode esas sillas, son para los directivos de Goddness Beauty! — la presentación tenía lugar en un reconocido parque contiguo a un gran centro comercial, los ja
Freya había hecho una de las dos cosas que había sugerido Pandora y no, no era haberlo asesinado con sus propias manos, aunque después se arrepentiría de ello. Lo importante en ese momento es que Freya se había sentido más libre que nunca. Gracias a Pandora y a Laia había logrado controlar sus nervios y la forma de contestarle de manera educada a la prensa sin dejarse amedrentar. Había enfrentado el peor temor y aunque no estaba segura de que al final del día hablarían bien o mal de ella, no le importó. — ¿¡Te has vuelto loca!? — gruñó entre dientes, arrugando su nariz y entregándole la mirada más tenaz que hubiese visto Freya en él.Ya la prensa se había disipado, y ahora estaban disfrutando del evento y muy seguramente criticando su trabajo. — No, Salvador. ¡Estoy acabando con esta estupidez!