Inmediatamente que Freya cruzara esa puerta Axel sintió como la vida se le iba de las manos, buscó rápidamente en su licorera el trago más fuerte y lo bebió directamente de la botella, ahí sentado en el suelo recostado en una de las paredes frías, no se atrevía a deambular en el lugar porque todo le recordaba a ella, incluso aún podía sentir su olor volar por ahí.
— ¡Tremblay! ¡Abre la maldita puerta! ¡AHORA! — golpeaba desesperado, las llaves que alguna vez tuvo del lugar se las había dado a Freya y ella parecía haber desaparecido del mapa — ¡Maldito infeliz! — gruñó dando vueltas frente a la puerta. Si Andrew hubiese tenido que pasar la noche en una jaula de dos por dos metros se hubiese sentido más libre que en ese momento. La desesperación parecía ser lo único que corría por sus venEl sobre de color crema reposa calmamente sobre la mesita de noche, Freya lo mira como si en cualquier momento fuese a explotar. Una parte de ella le dice que no lo abra, que no importa lo que aquella mujer pueda decirle, todo es mentira. Y otra parte le recuerda las palabras de Axel gritando que “Kate tenía razón” ¿En cuál parte de todas, esa mujer habría podido tener razón?Sí Andrew le lleva el resultado y ve que es el padre de su pequeño hijo ¿Podría eso cambiar las cosas? ¿Podría él creer en aquella prueba? Y aún más importante ¿Podría ella perdonar todo lo que le dijo? Tomó el sobre en sus dedos y sintió la textura del papel, e imaginó que algún momento llegaba él; llegaba Axel para parar todo ello, tomarla en sus brazos y hacerle el amor de la manera más delicada y forzada que se proponía
— ¿Cómo es que no le creí? — se preguntaba para él. Se sentía culpable y miserable por aquello — ¿Cómo? — La vi esta mañana en el hospital — Axel asintió — Hay posibilidad de…— Quiero saber dónde está ella — murmuró Axel, después de haber revisado todo lo que llevaba Andrew — ¡Ayúdame a encontrarla!Su pecho se encogió cuando leyó los reportes oficiales de los abusos domésticos, la perdida de su bebé y todo el tratamiento que había tenido que pasar después de eso. Andrew extendió en un pequeño papel el nombre del hotel y el numero de la habitación y después respiró de nuevo, aliviado por ver como la cordura volvía al rostro de su amigo. Axel lo miró con un pequeño brillo en los ojos. A&uacu
Un dolor agudo, intenso atravesó el vientre de Freya mientras despertaba gritando. Movió sus piernas sintiendo la humedad tibia entre ellas. Sus dedos bajaron palpando lo que temía. Los observó temblorosa, el rojo intenso brillando sobre sus dedos la hacía abrir sus ojos por completo. Apenas pudo moverse un poco cuando volvió a sentir ese mismo dolor atravesando sus caderas como si se fuesen a partir por la mitad.Tomó el teléfono de su mesita de noche y marcó a recepción. Entre un murmullo lleno de terror solo pudo pedir una ambulancia. Unos segundos después un hombre de seguridad entraba con una joven a su espalda. La misma chica que había visto en la recepción esa mañana. La joven ahogo un grito llevándose la mano a la boca cuando vio la cama manchada de sangre y el abdomen de Freya. — No te muevas, no te muevas. Ya viene en camino — le sostu
Las lágrimas se mezclaban con el agua salpicando todo el lavabo. Respiró profundo y se convenció de que tenía que ser fuerte para Freya, luego cuando estuviera solo podría desahogarse. Solo pudo pasar a observarla durante cinco minutos conectada a las maquinas, parecía tranquila, durmiendo, sin embargo, era claro que era por el medicamento que le habían administrado. Horas más tarde, muchas llamadas perdidas en su celular y miles de rumores rondando la prensa. Axel vio a Freya removerse en su camilla, los ojos de Freya se abrieron pesadamente, desorientada y con la sensación que le faltaba algo. Segundo a segundo fue un poco más consciente de lo que había sucedido. Se mandó la mano al abdomen y algo había cambiado. Las imágenes de los recuerdos la invadieron. Observó a su alrededor hasta que sus ojos se cruzaron con el azul intenso de Axel que la observaba inquieto. Si algo sintió Freya en ese momento nunca se sabrá que, su rostro frio e imparcial se deslizó por todo
“… Y en otras noticias… al reconocido empresario Axel Tremblay se le vio salir del Hospital general de Vancouver. Aún no tenemos confirmado, pero al parecer la joven con la que se le vio llegar de la mano en el evento de lanzamiento, Freya Baker estaría hospitalizada. Hubo muchos chismes alrededor de esta polémica pareja y la verdadera identidad del padre de la criatura que está esperando y si el empresario sabía de esto o no…”— ¡Maldición, Andrew apaga eso!En las noticias y periódicos hablaban de Freya, su estatus social, su trabajo de “bajo perfil” en la misma compañía de Axel y cómo fue que ella logró acercarse a uno de los hombres más codiciados del país.— Es muy temprano, aún no amanece… ¿Hoy no vas a ir a ver a Freya? — inquirió Andrew mientras apagaba con
— ¡Freya! ¡Freya! — entró dando un portazo — ¿Freya está aquí? — recorrió el lugar ignorando a Andrew que trabajaba en unos documentos sentado en uno de los sofás de su sala. Abrió todas las puertas como si en alguna de ellas la fuese a encontrar escondiéndose. — ¿Axel? ¡Axel! ¿Estás bien? ¿Qué pasó? ¿Dónde está Freya? — No lo sé ¡Mierda! Pensé que estaría aquí — le empezó a faltar el aire — ¡Mierda! ¡Mierda! — gruñó— ¿Cómo que no lo sabes? ¿No está en el hospital? — Le dieron de alta en el hospital — jadeó, mesando sus cabellos, desesperado, no sentía como si le pudiese dar un ataque cardiaco porque últimamente no s
Axel golpeó la mesa con frustración, o había llegado muy tarde, o muy antes, pero nunca llegaba a tiempo cuando se trataba de algo con Freya, se maldijo mentalmente de nuevo. Tan pronto como llegó se dirigió al guarda ropa y vio exactamente lo que falta; una maleta con algo de ropa de Freya, sus documentos, y las fotos que siempre cargaba de su familia.Andrew que lo había visto como golpeaba las cosas a su alrededor cuando llegó unos minutos después tras de él, ahora lo acompañaba en silencio con una copa en su mano, ido en sus propios pensamientos. — Tengo que ir a por ella, traerla de vuelta conmigo. Ella… Ella no está bien — habló Axel moviendo su copa, no había tenido ni siquiera el valor para beberla. — La prensa está tras de ti… — cerró los ojos y respiró con dificultad — La noticia de la
— ¿Qué diablos es esto, Pandora? — inquirió Axel golpeando la mesa, llamando la atención de todos dentro del café. — Lo siento, Axel.— ¿Por qué? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Por qué me haces esto? ¿Lo firmaste tú? — se le veía confundido, desorientado, arrugó el documento que tenía en las manos e inmediatamente Pandora le pasó uno nuevo y sin arrugas — ¡Entonces… fuiste tú! — dedujo. Una joven mesera se acercó para poner en la mesa el café que cada uno había pedido, interrumpiendo el momento, un desafío en los ojos de ambos se libró los pocos segundos que tomó aquel acto. — Ella me llamó y habló conmigo, me pidió ayuda y no se la pude negar, Axel. Sí, la saqué de