Estoy corriendo lo más fuerte que pueden mis piernas, aunque no sé porque siento que no estoy corriendo nada en absoluto, por más fuerte que lo intente, siento que me quedo ahí congelada. Mi corazón late a mil por segundo.
No puedo ver muy bien a donde me dirijo puesto a que está muy oscuro el bosque, es de noche, muchos árboles y sus ramas que tropiezan con mis hombros. Estoy agotada, no sé si pueda continuar huyendo... ¿huyendo de qué? No tengo idea. Tengo en mi pecho un increíble y tormentoso miedo que me mantiene alerta y corriendo sin dirección alguna.
Miro hacia atrás y solo veo siluetas borrosas, quisiera salir volando, o defenderme de alguna forma, pero todo lo que me sale es correr. Al mirar al frente choqué contra alguien, yo caí al suelo mientras que aquella persona ni se inmuto. Traté de ver de quien se trataba, debido a la poca luz no se puede.
Yo desde el suelo veo como acerca su mano para levantarme, tiene un tatuaje de una espada, pero justo cuando estoy por tomarla siento como las siluetas me alcanzaron y me cortaron el cuello; la sangre comenzó a salir a chorros, yo me cubrí con mis manos para intentar tapar de algún modo y evitar morir ahí, pero es imposible.
— ¡NO! — grité, mientras me senté en la cama de forma brusca, toqué mi cuello, mire a mi alrededor muy nerviosa.
Estoy empapada de sudor a pesar del frio que está haciendo.
Respiré aliviada, al mismo tiempo estoy harta de siempre tener la misma estúpida pesadilla incoherente de mí corriendo por el bosque.
Miré la hora del reloj que tengo en mi mesita de noche, junto a la cama. Son las 8:35 am, me desperté justo antes de que sonara la alarma. Estoy a tiempo para irme al trabajo.
Mi madre; Amelia de Thompson entró a mi habitación un poco asustada.
— ¿Estás bien, Venus?
—Sí, tranquila—Respiré profundamente, coloqué mi mano en mi pecho, puedo sentir como seguía mi corazón acelerado.
—Es que... Escuche un grito muy fuerte. —Se acercó a mí para verificar que estoy bien. Tomó asiento junto a mí.
—Mamá, tranquila. Solo tuve una pesadilla que se sintió muy real.
—Oh, entiendo, yo también a veces tengo de esas pesadillas, son una tortura — Me acaricia el cabello— Dios mío, Venus, estas empapada. Sí que fue una terrible pesadilla, debes rezar cada noche, eso ayuda a alejar las malas energías.
—Sí, lo intentaré esta noche, voy a darme un baño rápido, no quiero llegar tarde al trabajo.
—Está bien, te prepararé el desayuno.
Mi madre siempre fue una mujer con sus creencias sobre Dios y todo eso, yo jamás me logré sentir tan apasionada como ella por ese tipo de religiones, yo no me considero agnóstica de todo, pero no creo en nada de lo que la biblia suele decir. Sí hay algo en lo que creo profundamente es en su paciencia, es maestra en la primaria en el colegio más grande del pueblo, conocida por todos los vecinos como alguien noble, carismática y llena de lo que ya mencione, paciencia.
Su cabello es castaño claro, sus ojos azules y su piel tan blanca como la leche. Mi madre siempre ha tenido esa pasión por enseñar, fue la primera en enseñarme a leer los libros de grandes autores como: Jane Austen, Emily Brontë, William Shakespeare, Edgar Alan Poe... Todas novelas trágicas y de romance. Mi madre es una romántica empedernida.
No fue difícil para mí enamorarme de la literatura, las novelas siempre fueron mi acompañante desde mi infancia y ahora que tengo 19 años estoy lista para dar inicio a convertirme en una escritora y en el futuro ser nombrada como esos autores increíbles que siempre leo... La mejor autora de la época o tal vez, mi propia editorial, pero quiero permanecer rodeada de libros.
Mis padres se mudaron a este pueblo llamado Puente Celest, pueblo ubicado en el país de Mistermed a penas yo nací.
Un pueblo cerca de lagos, con constantes lluvias y muy pocas atracciones, al ser un lugar pequeño tenían la facilidad de ser conocidos por todos ahí.
Me preparé lo más rápido que pude, pero no dejaba de pensar y de repetir en mi mente la pesadilla que tuve. La mayoría de los sueños y pesadillas se logran olvidar con facilidad, por eso siempre trato de escribir con mucho detalle todo lo que recuerdo, siento que puedo mantener el recuerdo vivido.
Tomé mi pequeña libreta y comencé a escribir todo lo que podía recordar hasta ese momento: el bosque oscuro, yo huyendo de varias siluetas, el chico con el que me tropecé y nunca vi su rostro... Pero si vi sus manos; eran blancas y tenía un tatuaje de una espada en la zona de su pulgar. He tenido este sueño o más bien pesadilla muy recurrente.
Miré mi teléfono al terminar de acomodarme, tengo varios mensajes de mi mejor amigo; Anthony. Él siempre me espera en la entrada de su casa para ir al trabajo, él es cajero de la librería del pueblo y yo soy la encargada de acomodar los libros por orden alfabético y de género.
No es el trabajo de ensueño, pero sirve para ahorrar lo suficiente, mudarme a Estados Unidos y estudiar en una de sus prestigiosas universidades. No me falta mucho, de hecho estoy a solo unas cuantas cifras para lograrlo.
La señora Marcia es muy estricta con el orden de su librería y más con la puntualidad. Nos contrató gracias a mi padre; Romeo Thomson, al ser el oficial del pueblo le tiene la confianza suficiente para contratarnos sin más referencias.
Mi padre es un hombre muy serio, debido a su trabajo tiene que serlo, aunque su sueño siempre fue estudiar astronomía, la vida real lo llevo a ejercer un trabajo muy diferente, ser policía. Últimamente lo veía muy poco, siempre tenía turnos redoblados, casos que debía investigar. No suele hablar mucho de eso, quiere mantener el ''trabajo en el trabajo y el hogar en el hogar''. Me despedí de mi madre quien envolvió mi desayuno y metió en un pequeño envase para llevar, un beso en la mejilla y ''hasta pronto''.
Anthony o como yo le llamo; Tony, se encontraba en el porche de su casa, esperándome.
— ¿Sigues ahí?
— ¿Esperabas que me fuera yo solo?...— pregunto mientras se acercaba a mí.
—Ya vámonos, tonto. — seguimos de largo caminando.
—Te ves algo cansada — Aseguró.
—Bueno, tuve esa pesadilla, se me hizo difícil descansar— murmuré.
— ¿Qué, de nuevo?
—Sí, el bosque, yo huyendo— Hice una pausa. —, aunque esta vez cambio algo.
—Eh...— pensó por varios segundos— ¿Qué cambio?
Tuve un flashback de esa pesadilla, aquel chico que me tendió su mano.
—El chico, — Metí mis manos dentro de los bolsillos de mi suéter, el frío comenzaba a llegar —nunca había aparecido.
—Tal vez no deberías darle tantas vueltas al asunto, es solo una pesadilla. — deja salir un suspiro.
— ¿Por qué se repite tanto si es solo una pesadilla?
—quizá es porque no dejas de mencionarla, al hablar mucho de algo puedes programar algo en tu cerebro que haga que se repita cuando duermes.
— ¿ah, sí?—Lo mire fijamente. — ¿dices que yo misma me causo esto?
—Bueno, ¿Qué otra explicación tendría?
Yo negué con la cabeza en forma de desapruebo, no creo que yo misma me cause sufrimiento, es algo que no tiene sentido.
—No sé cómo se me pudo ocurrir semejante pesadilla.
—Quizá una película. — Sugiere.
Me mantuve en silencio, ya habíamos llegado justo a tiempo para iniciar nuestra jornada.
Mientras acomodábamos todo en la vieja librería, no podía evitar volver a pensar en los detalles de mi pesadilla, odio que la mente tenga esa baja calidad cuanto a sueños se trata, lugares borrosos, caras casi irreconocibles... es una locura lo que la mente puede llegar a fabricar.
Quizás Tony tiene razón en algo, hablo demasiado de mi pesadilla, debería dejar de comentarlo tanto.
— ¿Sigues pensando en la pesadilla? —interrumpe Tony llegando con unos libros en sus manos.
—No, ya no.
—Oye sea lo que sea que suceda, intenta distraer tu mente, hablemos de otra cosa hoy es un domingo diferente, hoy en la noche es el festival del pueblo, prometiste que vendrías conmigo.
—Cierto, eso ayudará un poco con mi estrés de pesadillas invasoras.
Llegar al viejo pueblo de Puente Celest me ha hecho recordar muchas cosas de años pasados. Crecí aquí, aunque ya no luce como hace cincuenta años, que fue la última vez que estuve aquí.Nacer y crecer, desarrollarse, ir a la escuela, tener amigos, todas esas tonterías de los humanos comunes no las pude hacer debido a quien soy. Un vampiro. Nunca necesite dichas cosas, ya que mi metabolismo y condiciones físicas eran muy diferentes a los demás niños, por lo cual debí estudiar mis primeros años de vida en casa hasta poder adaptarme a la realidad que a partir de mi nacimiento me esperaba; ocultar mi identidad ante los humanos. Le temen a lo desconocido.Mi nombre es Cedric Rotter. Hijo del gran soldado Lucius Rotter; el favorito guerrero del rey, pero ese es otro tema. Tengo 180 años, aunque realmente aparento de 20 años, así que esa es la edad que decidí tener por el resto de la inmortalidad.Mi padre cometió el grave error de enamorarse de una humana, la idea de formar una familia con
Al finalizar mi jornada de trabajo me dirigí a casa para prepararme para el festival cuando mire mi teléfono y vi varios mensajes de Rebeca.La invitación de mi mejor amiga; Rebeca, al festival anual de temática no me sorprende, ella es una mujer muy divertida, fiestera y demasiado alegre. Debido a su universidad nos veíamos muy poco, somos amigas desde hace unos seis años... Nos conocimos en un centro comercial de la forma más extraña posible; dentro de un ascensor que se quedó atorado en un piso. Pasamos algunas horas atascadas ahí y nuestra amistad fluyó.Tuve que convencer a Tony de que se nos uniera, él detesta a Rebeca, me siento como una mala amiga forzándolo a venir, pero sé muy bien que Rebeca terminará liándose con un chico y dejándome sola, necesito a Tony para no sentirme sola luego de que Beca se marche con alguien. Estoy segura que eso pasará.No tenemos casi nada en común, pero los polos opuestos siempre terminan atrayendo incluso en amistad.Beca, Tony y yo nos encontr
Me levanté de la silla al verla profundamente dormida, esto es algo clásico de ella. Su sueño es rápido y profundo. No podía evitar sentir algo de nostalgia por ''dormir'' como los humanos lo hacen, olvidar sus problemas por un puñado de horas, levitar en su mente con sueños que parecen sacados de una película de bajo presupuesto, por Dios, ¿Qué estoy diciendo? amo la inmortalidad. Dormir te hace débil.Le coloqué una manta encima y me acerqué a la ventana, justo daba al frente de los nuevos vecinos, "nuevos" en teoría porque yo ya los conozco... Y muy bien.Salgo de la casa en silencio y me detengo en frente de la casa de los vecinos. Ahí estaba Cédric, a punto de entrar a su casa, lo vi en el momento perfecto, bajé rápido por la ventana sin hacer mucho ruido.Caí de puntillas con suavidad, él no notó mi llegada hasta que hablé:—Vaya, vaya, vaya... Pero miren a quién tengo el placer de ver— dije mientras caminaba hasta su dirección.La lluvia nos empapaba por completo, su cabello se
Llegué a casa y me encontré a mi madre sentada en el sofá, sujetando un periódico viejo bajo la luz de la pequeña lámpara de la sala.— No tienes que fingir que lees. — dije caminando directo a la cocina.—Cuéntamelo todo— levantándose con absurda emoción.— No hay mucho que decir, solo chicos con alcohol y conversaciones vacías.Ella cruzó sus brazos en desapruebo.— ¿Puedes dejar de actuar tan odioso? sólo te pido algo de información personal, no es tan difícil.—No hubo nada nuevo, bueno... ahora los jóvenes de hoy en día beben más alcohol que nunca.Mi madre me acarició el cabello y me dio un pequeño beso en la mejilla.—Pues tú serías igual si fueses de esta época.—Nah, yo sería otro tipo de chico. — Abrí la nevera para buscar un pequeño saco con hemoglobina.— ¿Cómo estás tan seguro? — preguntó mi madre.—Pues, no creo cambiar quien soy solo por la moda de la actualidad. Hay jóvenes que no beben y que pueden ser igual que yo.Recordé a Venus, cuando pateó el vaso de plástico co
El frio del bosque recorre mi cuerpo. Intento correr con todas mis fuerzas, pero solo resulta en vano.Me detengo para mirar con detalle mí alrededor, es un bosque oscuro, llevo un vestido blanco y estoy descalza. Escucho voces de personas riéndose, se acercan a mí pero no logro verlos, siento como me persiguen de nuevo. No puedo mover mis piernas, miro al frente de mí y aparece ese chico cuyo rostro no logro ver con claridad, vuelve a tender su mano y justo cuando estoy por tomarla me vuelven a cortar el cuello.Abrí mis ojos rápidamente, esta vez no grite, supongo que ya estoy acostumbrada a morir en mis pesadillas. El sol golpeó mi cara con agresividad, definitivamente madrugar es lo peor, sientes que te levantas con tu cuerpo adolorido y no dormiste nada.Busque mi pequeña libreta y escribí de nuevo mi pesadilla recurrente, al terminar decidí releer algunas páginas anteriores, dándome cuenta que escribo siempre lo mismo. Siempre el bosque, siempre el final mortal, pero esta vez po
Me encontraba deambulando de un lado a otro en mi habitación a oscuras, esperando que cayera el atardecer para poder salir y despejar mi mente entre tantas cosas.No solía pensar demasiado ningún tipo de situación, mi padre me entrenó lo suficiente para poder decidir y tomar acción en contra de lo que sea. Cualquier sentimiento impulsivo e irracional puedo controlarlo con totalidad.Durante mis largos entrenamientos en el reino de Blackstone; luché contra tantos poderosos vampiros, algunos estuvieron a punto de hacerme caer... pero ninguno me hizo dudar sobre cualquier movimiento o decisión como ahora lo está haciendo aquella chica de cabello rojo; Venus.Me sentía tonto por tener algo de curiosidad en una humana. Mi especie y la humanidad son enemigos, cadena alimenticia por así decirlo, no tenía sentido alguna clase de interés más allá de saborear su sangre.Me detuve en seco al oír a Venus a través de su ventana, llegar a su habitación. Sentí el impulso de asomarme y me dejé fluir.
Mi cuerpo se sentía pesado, como si me hubiese caído un camión de carga justo en mi espalda.Intenté abrir los ojos poco a poco, todo el lugar estaba oscuro. « ¿Dónde estoy?» pensé.Intenté levantarme, pero de la nada sentí una punzada terrible en mi cien, me quedé recostada, intentando asimilar dónde estoy exactamente.Mi vista se fue acostumbrando a la oscuridad de la habitación y pude percatarme rápidamente que no estoy en mi cuarto; no es mi cama rosa, no está mi alfombra de peluche rosa, no está mi ventana abierta como normalmente la suelo tener, no es... ¿De quién es?Unos pasos se acercaban, yo miré fijamente la puerta esperando a un extraño ser, quizá estoy secuestrada. « ¡Dios mío!».Se abrió la puerta y para mí sorpresa es mi vecino, estoy en el cuarto de mi vecino, el guapo vecino de nombre aún desconocido, al que... Al que estaba siguiendo en un instante.— ¿Qué pasó?— pregunté sin demora.Él se acercó, se sentó en el borde de la cama y me miró fijamente.—tuviste un accid
Al llegar a su habitación la miré sentarse con algo de dificultad, me acerqué a ella para ayudarla a reposar su cuerpo en su cama, me agradeció con una pequeña sonrisa.Yo aparté mi mirada rápidamente, aún preocupado por la idea de no poder controlarla como todos los demás, así sería fácil manipular toda la situación. Hacerle creer lo que yo quiero y que deje de hacer preguntas que no puedo responder.« ¿Por qué carajos ella es la excepción? En mis padres no funciona porque tengo esa clase de emoción y sentimientos enlazados por ellos, eso me hace incapaz de manipularlos, o ejercer algún tipo de poder de control mental sobre ellos, con todos aquellos con los que yo no formé un vínculo más allá de amistad, puedo influenciar en su vida; sus decisiones... ¿pero qué pinta Venus aquí? ¿Cuál es su conexión conmigo? No creo que sea amor. No nos amamos, ni siquiera nos conocemos. Esto es estúpido».Ella me miraba atentamente esperando alguna clase de explicación de lo que haremos.No podía ex