Días después de enterarme de mi embarazo, Tao; el asiático que no termina de convencerme del todo, Tomás, Tami y yo, nos encontrábamos terminando de planear el ataque a Royce. Pero ninguno de ellos quiere que me ponga en riesgo, más no hay poder humano que logre convencerme de no cumplir con la promesa que le hice a mi hermana, además, siento en lo más profundo de mi ser que Wesley me necesita.—No pueden dejarme a un lado. Tami, sabes muy bien que, aunque me digas que no, voy a ir por Wesley así sea por mi cuenta.—Me tienes hasta la madre con este tema, Natalie. Tengo que cuidar de ti y de mi sobrino, no puedo arriesgarlos. ¡Entiéndeme!—No nos va a pasar nada — la miré suplicante—. Déjame ir, ¿sí?—¿Por qué quieres ir? Dame una buena razón para ponerte en riesgo. Aún no sabemos a cuántos nos tenemos que enfrentar para sacarlo de allí, y que Royce no se haya pronunciado luego de arrancarte de sus manos es una advertencia.—Porque tengo que asegurarme que está bien, porque no he teni
Atravesamos el bosque en completo silencio, pisando las ramas y tratando de hacer el menor ruido posible, pues incluso el crujir de ellas bajo las suelas de nuestros zapatos puede considerarse nuestro principal enemigo. Mientras Tao caminaba al frente con una postura que evidencia su experiencia militar, yo iba cubriendo su espalda, vigilando que nadie nos viniera siguiendo.Sé de sobra lo mucho que me estoy arriesgando, pero esa parte racional y vengativa me asegura que estoy actuando de la manera correcta. Lo único que verdaderamente me tiene preocupada es mi bebé; después de todo, si ese infeliz se llega a enterar que estoy embarazada, es capaz de matarme a mí y mi hijo sin pensarlo dos veces. Y ese bastardo debe morir primero que yo.No sabemos a los que nos vamos a enfrentar una vez lleguemos a esa bodega, pero tenemos un objetivo entre ceja y ceja que nadie podrá arrancarnos del medio. Que Royce no haya matado a Wesley aún debe ser parte de algún plan, de eso estoy segura. Si no
El corazón se me detuvo por unos cuantos segundos pensando que había sido Wesley el receptor de esa bala, pero el alma volvió a mi cuerpo al ver la mano de Royce, en la cual hace un momento sostenía el arma, totalmente ensangrentada.—¡Ahora sí eres completamente mío, hijo de perra! — escuché la voz de Tami, más no le preste atención a ella ni a nadie más que no fuese a Wesley.Tao no tardó en someter a Royce contra el piso, presionando el cañón del arma en su cabeza y el pie en su espalda para evitar que pudiera escaparse.—¡Wesley! — corrí a él al verlo desvanecerse.Lo tomé entre mis brazos y lo apreté contra mi pecho, viendo su rostro amoratado, cubierto de sangre y más delgado de lo que recuerdo. El corazón se me partió un poco más; no obstante, una parte de mí se sintió en calma sabiendo que, aunque débil y muy malherido, sigue luchando para vivir.—Nat... — susurró casi sin fuerza.—No hables, Wes, ahora todo está bien — contuve las lágrimas para que no se diera cuenta lo mal q
WesleyDesperté con mucho dolor en el cuerpo, sobre todo, en mi espalda y mi abdomen; ya no sé qué lugar duele más. Me he estado acostumbrando al dolor físico y mental, pero no deja de ser agotador sentir que las energías se van de a poco de mi cuerpo. Si sigo luchando, es porque hice una promesa que cada vez veo más lejana,.pero que, por nada del mundo, pienso incumplir.Aunque ya estaba despierto, no quise abrir los ojos para seguir viendo ese infierno en el que han estado sometiendo desde hace largos días. No quiero recibir un golpe más por el simple hecho de pedir un cara a cara de Royce. Ese infeliz siempre se lava las manos y no es capaz de venir en persona a terminar lo que sus perros empezaron.Anoche soñé una vez más con Natalie. Su linda sonrisa, su tierna y fuerte mirada más el sabor dulce de sus besos es lo que me ha mantenido con vida. Le prometí tantas cosas que, verme en esta situación tan humillante, me deja como un charlatán más. Debe odiarme, y no la culpo; yo mismo
—C-Cómo así? ¿Qué estás tratando de decir? — mi corazón no encontró cómo latir correctamente dentro de mi cuerpo.—Bueno, es que, en el afán de conocernos a fondo, no usamos ninguna protección — suspiró—. Wes, ya tú sabes a lo que me refiero. Sé que no es el momento correcto para tener un hijo más cuando entre tú y yo no existe una relación como tal, pero, debo confesar que, si este bebé no fuera tuyo, yo no estaría dispuesta a tenerlo.—¿Voy a ser papá? Pero ¿cómo? — no podía salir del asombro.—Sí, vas a ser papá. No creas que estoy tratando de hacer que te quedes a mi lado por obligación y mucho menos que estoy es un plan de querer amarrarte a mí, porque no es así. Afl igual que tú, aún no estoy del todo convencida que todo esto es un hecho...La tomé del rostro con delicadeza y me volví a perder en la profunda dulzura de su boca, deleitándome con ese suspiro que escapó entremedio de nuestros labios unidos.La vida es incierta, nunca sabemos con exactitud lo que vaya a pasarnos en
NatalieEn las últimas cuatro semanas no me he despegado ni un solo segundo de Wesley, tal vez porque estando a su lado y envuelta entre sus brazos es de la única forma en la que me siento segura y sin temor a nada. Aunque no hemos hablado del tema más importante entre los dos, sus muestras de cariño me hacen hacerme muchas ilusiones de un «nosotros».No hay necesidad de intimar sexualmente para recibir una tierna caricia o un largo beso de su parte. Y con el embarazo he estado el doble de sensible, por lo que, cada roce de sus manos o de sus labios, me lleva a conocer el punto más alto de la luna.El doctor que me atendió, que es un amigo muy cercano de Tomás, me programó una ecografía con él en su consultorio, pero la verdad no quiero conocer a mi bebé sabiendo que la basura aún está por ahí. El día que lo veamos, quiero tener la plena seguridad de que todo va a estar bien tanto para él como para nosotros. No quiero tener que enfermarme a miedos más adelante. Y Wesley comparte el mi
Tan pronto entramos a la bodega donde Royce ha estado todo este tiempo, él levantó la cabeza y nos sonrió. Su sonrisa se vio tan maquiavélica y sin temor alguno, que dudé por un segundo que vaya a sentir dolor o arrepentimiento por lo que ha hecho a lo largo de su vida.—Pero miren nada más quiénes han venido a verme. Las únicas dos personas en este mundo que amo con toda mi alma y que han decidido jugar a mis espaldas. ¿Por qué me haces esto, mi amor? — me miró fijamente, más no logré descifrar si estaba herido, enojado o solo se burlaba de mí—. Te lo he dado todo, no sé qué más quieres de mí.—Que te pudras en el infierno, maldito bastardo — rechiné los dientes, dando pasos lentos hacía él—. Nunca había conocido alguien tan enfermo y loco como tú. ¿En realidad te creas esos mundos en tu cabeza o solo te haces la santa paloma?—Abi, mi amor, ¿a qué estamos jugando?—¡No soy Abigail! — exploté, tomándolo del cabello y obligándolo a mirarme a los ojos—. Mi nombre es Natalie, que te que
Veinte minutos después, los motores de las camionetas resonaron a la distancia, dándonos aviso que ya estaban muy cerca para llegar a nosotros. De inmediato nos preparamos para recibirlo, aunque no sabíamos a ciencia cierta de qué forma iba a llegar.La primera camioneta se detuvo a una distancia prudente, más no salió nadie de ella. La siguiente se detuvo detrás de esta, y la puerta de los pasajeros se abrió, dejando ver a ese maldito bastardo con una expresión tan neutra y fría que a cualquiera congelaría en su lugar.No dijo ni una palabra incluso cuando ya se encontraba frente a nosotros. Estaba solo, desarmado, pero no deja de ser extraño que esté tan pacífico y sin atacarnos.—Vámonos y prometo dejar a tu querido con vida — propuso, refiriéndose a Wesley—. Bueno, prometo dejar a todos estos imbéciles con vida si vienes conmigo.—No voy a ir contigo a ningún lado.—No te lo estoy preguntando, cariño. Es que no tienes opción de elegir.—No sé quién estaba más corrido de la cabeza,