— Vaya, parece que me has leído la mente — dice, riendo — pero no te lo digo por mal, mi amor. Te lo digo porque te quiero y quiero que estés bien. Sé que Tania es tu amiga y que te importa, pero no puedes cargar con sus problemas. Ella tiene que enfrentarlos por sí misma, y tú tienes que cuidarte y pensar en ti. No quiero que te agobies por cosas que no dependen de ti.— Lo sé, Adrien. Lo sé y te agradezco que te preocupes por mí. Pero no puedo evitar sentirme mal por ella. Ha estado conmigo en los momentos más difíciles, y ahora que está pasando por una crisis, siento que no puedo hacer nada por ayudarla. Me siento impotente y culpable — le digo, bajando la mirada.— No tienes que sentirte así, cariño. No tienes nada de qué sentirte culpable. Tú has sido una buena amiga para ella, y ella lo sabe. Pero hay cosas que solo Tania puede resolver. — expresa, levantando mi mentón y mirándome a los ojos.Puedo sentir su aliento cerca de mis labios y paso mi lengua por ellos, sintiendo un fu
Observo cómo Ryan se acerca hacia mí, con una sonrisa en el rostro. Mis pensamientos se agolpan en mi mente y me doy cuenta de que hasta ahora solo he escuchado un lado de la historia. Tania, ha compartido conmigo su versión de los hechos, pero ahora necesito escuchar la Ryan para poder sacar conclusiones. Así qué, tomo una respiración profunda y decido darle el beneficio de la duda. — ¡Hola, Isa, preciosa! — saluda y me da un beso en la mejilla —. ¿Cómo te sientes hoy?— Físicamente me encuentro mejor — le comento.— ¿Y emocionalmente? — pregunta.— En ese aspecto me siento mal — confieso — hace un rato estaba hablando con mi mamá sobre lo frustrante que es estar aquí sin poder hacer nada.— Lo imagino — dice condescendientemente — además, sé que eres una mujer que no se queda en un solo lugar.— Sí, ya me conoces — añado y lo miro mientras aún está de pie — ¡Qué pena, Ryan! Por favor, siéntate — le indico señalando el sofá.Él se ríe y toma asiento.— Además de la frustración, ¿cóm
Adrien voltea hacia mí con el ceño aún fruncido, sus ojos muestran una ira irrefrenable. Instintivamente, retrocedo un paso, sintiéndome intimidada por su mirada. Él nota mi reacción y, aunque su rostro sigue mostrando cierta molestia, suaviza un poco su expresión.— Intenta controlarte un poco — continúo — espera a que Ryan hable, por favor.— ¿Crees que hay algo que debamos discutir? — Contraataca con un tono cortante.— Adrien, por favor, no seas injusto — le digo, suplicante —. Ryan es nuestro amigo, no haría algo así.— ¿Nuestro amigo? — dice Adrien, con desprecio —. A mí me parece más un traidor.— Lo conozco, y sé que no es así. — digo, con firmeza —. Y tú también deberías confiar en mí.Adrien observa a Ryan, esperando una explicación a lo que acaba de presenciar. Este, sin embargo, parece estar en un estado de shock, su rostro pálido y sus ojos vidriosos sugieren que está al borde del desmayo. Con el ceño aún fruncido, Adrien decide bajar la guardia y soltarlo finalmente. Se
El día de mi cumpleaños finalmente ha llegado. Sin embargo, el accidente reciente y todo lo que ello implica ha causado estragos en nuestros planes de una segunda luna de miel. A pesar de esto, Adrien me ha prometido que una vez que salgamos de esta situación y me haya recuperado por completo, realizaremos ese viaje. Es indudable que anhelo ese momento ahora más que nunca, poder alejarnos de todo y de todos, y finalmente cerrar todas las heridas que hemos experimentado, especialmente las que hemos compartido. Ambos necesitamos esta oportunidad para sanar y reconstruir lo que hemos perdido.Pero mi esposo no quiere que mi cumpleaños pase como un día cualquiera. He estado de acuerdo en tener al menos una cena familiar íntima y celebrar rodeados de nuestros seres queridos. Entonces, decidimos invitar a mis padres y a los padres de Adrien, a Carl, su esposa y sus hijos.Mis padres aceptaron de inmediato, emocionados de poder estar presente en mi cumpleaños, a pesar de las circunstancias d
Mientras Adrien se encuentra en la ducha, me encuentro en la ventana disfrutando del espectacular amanecer. Cada rayo de sol que se filtra a través de las nubes pinta el cielo de tonos cálidos y suaves. Es un día especial, porque finalmente llegó el momento en que me levantarán la restricción médica. Siento una mezcla de emoción y alivio al pensar que finalmente podré retomar mi vida con normalidad.Durante estos últimos meses, he debido aceptar la monotonía de una rutina limitada, atrapada entre estas cuatro paredes. Ya no puedo más con tanto ocio forzado y la sensación de estar privada de hacer lo que más disfruto. Sin embargo, hoy se abre una puerta hacia la libertad. Estoy impaciente por dejar atrás este largo proceso. Con cada minuto que pasa, mi ansiedad va en aumento. Sé que Adrien comparte mi felicidad, ya que ha sido un apoyo constante durante mi convalecencia. He navegado por las mareas de la paciencia y la esperanza, y ahora finalmente estoy cerca de alcanzar la orilla.Des
Finalmente llegamos al penthouse. Nos estacionamos y nos preparamos para despedirnos una vez más. Adrien, con una mirada preocupada, repite que no desea dejarme sola por mucho tiempo. Trato de tranquilizarlo con palabras reconfortantes, asegurándole que estaré bien y que regrese lo más pronto posible.Observo cómo se dirige nuevamente a su automóvil y, mientras se aleja, le despido con una sonrisa y un gesto de mi mano. Conforme Adrien desaparece de mi vista, decido tomar mi teléfono y llamar a Ryan. Tras un par de timbres, finalmente responde a mi llamada.— ¡Hola Isabella! — responde Ryan — Me sorprende escucharte.— Hola Ryan, te llamo porque me preguntaba si podrías dedicarme un momento de tu tiempo — digo con cautela.— ¿Ha pasado algo? — pregunta, notando mi preocupación en la voz.Paso una mano por mi cabello, tratando de calmar mis pensamientos.— Solo necesito aclarar algunas cosas, sobre lo que sucedió el otro día.— Entiendo — responde Ryan, tomando un momento para reflexio
Pov. Adrien:Mientras Roger habla, mis ojos permanecen fijos en sus labios en movimiento y en sus gestos expresivos, pero mi mente esta en otro lugar. No puedo dejar de preocuparme por Isabella, una extraña sensación de inquietud me ha invadido desde hace unos días. Es algo indescriptible, pero lo suficientemente intenso como para hacerme sentir la necesidad de estar cerca de ella en todo momento. Por eso, a pesar de las distracciones y prioridades del día, no querido separarme de su lado. Sé que no puedo ignorar esta corazonada y siento que debo estar ahí para protegerla, aunque no pueda explicar la razón detrás de mi preocupación.La situación se está volviendo cada vez más tensa. El detective sigue sin encontrar rastro alguno de Ericka, y yo me siento cada vez más inquieto por ese mensaje que he recibido de ella un par de días luego de la operación de Isabella. Es evidente su resentimiento hacia Isabella y hacia nuestra relación.No he querido involucrar a Isabella en este asunto,
Aquella persona cuelga bruscamente y siento una punzada de frustración al mirar mi celular. Decidido, dejo atrás la fuente de mi disgusto y me dirijo directamente a la oficina de mi padre. Al entrar, lo encuentro en plena conversación con uno de sus empleados. Sin embargo, mi expresión de preocupación no pasa desapercibida para mi padre, quien, comprendiendo la gravedad de la situación, le indica rápidamente a su empleado que salga de la habitación.— Tienen secuestrada a Isabella — suelto sin más, apenas nos quedamos solos.Enseguida, él se levanta de su silla y su rostro muestra un gesto de profunda preocupación.— ¿Qué te dijeron? ¿Quién te llamó? ¿Cuánto tiempo llevas sabiendo esto? — pregunta de forma apresurada, ansioso por obtener más detalles.— Solo me informaron que la tienen ellos — comienzo a explicar, mientras paso mi mano frustradamente por mi cabello.Mi padre se acerca y me abraza, buscando transmitirme consuelo en medio de la angustia que me embarga.— Creo que deberí