C24 -

El restaurante al que Gabriel llevó a Eva era un lugar exclusivo, donde la privacidad estaba garantizada por biombos de madera tallada y luces tenues que otorgaban un aire de intimidad. Eva se sintió incómoda al instante. No por el lujo del sitio, pues había estado en lugares así antes, sino por la sensación de que Gabriel quería algo más de ella. Algo que ella no estaba dispuesta a ofrecer. Gabriel lo notó de inmediato, y una frustración palpable se instaló en su expresión.

Cuando el mesero se acercó, Gabriel pidió su comida con naturalidad y luego dirigió su atención a Eva. Ella forzó una sonrisa y hojeó el menú sin mucho interés. Antes de que pudiera responder, Gabriel pidió lo mismo para ella.

— No tienes por qué decidir por mí — dijo con voz neutra.

Gabriel apoyó el codo sobre la mesa y la miró con intensidad.

— Solo quería sacarte a cenar. ¿Qué tiene de malo eso?

Eva inspiró hondo y dejó el menú sobre la mesa.

— Está mal porque soy tu empleada. Esto no es una cena de trabajo — r
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