Capítulo 3: Evasión

Capítulo 3: Evasión

- ¿Qué diablos? – se quejó una hermosa mujer pelirroja, la cual estaba usando un vestido ajustado que resaltaba las curvas naturales de su cuerpo y en esos momentos miraba con rabia su móvil.

- ¿Qué pasa? – le preguntó un hombre rubio, quien se acercó a ella por detrás para abrazarla y darle un beso en el cuello.

- Esa idiota no va a venir.

- QUE – grito tomándola del brazo con fuerza y haciendo que girara de forma violenta para verla a los ojos - ¿A qué te refieres con que no va a venir? Me prometiste que esa mujer vendría.

- No sé qué pasó, dijo que se sentía mal y… ¡AH! – gritó ella al ser empujada provocando que tropezara y cayera al suelo – Elías…

- Pues más te vale buscar una solución Luisa, porque me prometiste que podríamos robarle su fortuna a tu querida amiga huérfana – él se notaba furioso.

- Tch… IMBÉCIL ¿Por qué me empujas?

- Porque tú me prometiste que esa amiga tuya vendría a la empresa y podríamos robarle su dinero.

- Eso dije, pero…

- PERO NADA ¿Qué no ves que me urge que llegue ese dinero?

- ¿De qué hablas?

- Es que hice unas malas inversiones y no puedo dejar que mi padre se entere de que perdí dinero o de seguro va a considerar quitarme el puesto de CEO y dárselo a la idiota de mi hermana.

- Qué… espera ¿Qué quieres decir con que perdiste dinero?

- Pues eso, perdí dinero.

- Pe… pero ¿cómo pasó eso?

- Es que desvié algo de dinero para usarlo en crear otra empresa, pero esa empresa no salió a flote y quebró - explicó haciendo una mueca.

- En verdad que eres un estúpido ¿entraste en el negocio de Mike? Te dije que eso era una e****a.

- Se escuchaba como un gran negocio.

- ¿En serio? un gran negocio lo sugeriría alguien medio borracho en un bar… ja… en serio que eres un… - empezó a quejarse ella, pero guardó silencio al ver que la sujetaban con fuerza.

- Bueno querida mía, te recuerdo que todo lo que llevas puesto YO te lo he comprado, así que te vas a dejar de quejarte y vas a buscar una forma de traerme a esa idiota para que me regale su dinero ¿entendiste? O si no… puedes ir despidiéndote de tu vida glamorosa y regresar a tu anterior vida, donde solo eras una m*****a muerta de hambre que se vendía por algo de comida – se burló sonriendo de forma maliciosa mientras ponía un poco más de fuerza en su agarre para lastimarla.

Luisa buscó empujarlo sintiendo un dolor punzante en sus brazos.

Elías sonrió con malicia antes de empujarla y soltarla.

- … - ella frunció el ceño y trató de frotar sus brazos adoloridos notando la sonrisa maliciosa que le dedicaba antes de salir de la habitación, azotando la puerta en el proceso - tch… m*****a sea, esta me la vas a pagar Diana – se quejó buscando golpear el suelo con fuerza con su tacón mientras rechinaba los dientes – no me importa que te estés muriendo, tú vas a venir a la empresa para entregarnos todo lo que te pertenece, porque tú no puedes ser más rica que yo.

Con ese pensamiento en mente salió de la empresa para ir a la casa de Diana.

Aunque al llegar a ese departamento, por más que estuvo tratando de llamarla y tocando el timbre, nadie le abrió.

Un vecino fue quien le dijo que la había visto salir, por lo que se sintió frustrada tratando de localizarla… pero al no conseguir nada, regresó a la empresa porque no deseaba que le descontaran el día, ya que la empresa era administrada por la familia de Elías por lo que debía tener cuidado con sus acciones. 

Por su parte, Diana estaba disfrutando de un delicioso desayuno…

Sentía que habían pasado siglos desde que probaba una comida tan deliciosa como esa.

- Dios… hasta el sabor es diferente… tch…en verdad que fui una idiota segada por el amor, porque ese mal sabor era por el veneno y no porque fuera pésimo en la cocina.

Al pagar la cuenta y salir del local, rápidamente se escondió al ver que Luisa fue a ese restaurante a buscarla, pero al no verla se fue furiosa.

- M*****a estúpida ¿Dónde carajos te escondiste? – Luisa hablaba consigo misma mientras revisaba su teléfono y veía que sus mensajes ni siquiera habían sido vistos.

Cuando se fue, Diana dejó escapar un suspiro.

“Parece que tengo que cambiar de rutina para evitar a mi amiga” – pensó frunciendo el ceño.

Deliberadamente pasó toda la mañana en una plaza y hasta se dio el lujo de ingresar a ver varias películas al cine, porque esas cosas era algo que ella no hacía sola, por lo que Luisa no la fue a buscar en esos sitios.

Al anochecer fue a comprar algo de comida para llevar a su casa y cenar, pero en eso noto que Luisa estaba frente a su departamento llamando a la puerta de forma insistente en esos momentos.

Así que simplemente no bajó del taxi y le indico que la llevara a un hotel.

“Al menos por el día de hoy, NO quiero verte” – pensó ella mirando con una sonrisa burlona la cara angustiada y furiosa de Luisa al ser regañada por un vecino por irrumpir la tranquilidad del lugar.

Tras pagar la habitación y bañarse, ella se acomodó para disfrutar de sus alimentos dejando las noticias de la tele de fondo para no sentirse tan sola mientras pensaba en lo que haría a partir de ahora.

- Para mí supervivencia lo primero que debo hacer es encontrar un trabajo con alguien importante para que nadie en el Corporativo Live pueda obligarme a cambiar de empleo con la excusa de ofrecerme un mejor puesto o salario - meditó haciendo una mueca. 

- Y ahora tenemos algo muy importante que contarles – se escuchó la voz de la reportera.

- ¿Que paso manís? – le preguntó su compañera.

- Pues veras, según una fuente confiable parece que la Corporación Sky va a cambiar de CEO.

- ¡QUE!

- ¿El gran señor Pierce va a jubilarse?

- Así es y todo apunta a que su hijo heredera la empresa.

- ¿No es muy joven para el puesto?

- Recuerda que tiene 2 hijos y el mayor estaba terminando su posgrado en el extranjero y según mis fuentes, ya se tituló y está de regreso en el país.

- Ah cierto, se me olvido porque hace tiempo que no lo vemos, pero sí recuerdo la última vez que fue a un evento social se veía sabrosísimo.

- Si está como quiere, de hecho… producción puede poner una imagen de él.

- ¿Cómo se llama?

- Se llama Jorge y ahora mismo estarán mirando fotos de él, de cuando fue al evento de su fiesta de graduación en la escuela.

- ¿Eh? ¿Jorge? – repitió ella sintiendo que ese nombre sonaba tan familiar, pero ¿de dónde?

En eso recordó a ese hombre que había gritado por su nombre antes de que muriera.

- Miren televidentes ¿a poco no parece galán de telenovela? – bromeó una de las reporteras mientras la pantalla cambiaba y enseñaba las fotografías del hombre.

Diana se asombró al ver su apariencia, porque era él… era ese hombre.

Pero… ¿Por qué quiso salvarla?

- ¿De dónde te conocí para que me quisieras salvar? – preguntó confundida mirando fijamente la pantalla del televisor.

Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP