Capítulo 5: Insistencia
Al abrir la puerta una Diana pálida, envuelta en una sábana le dio la bienvenida.
- Lu… cof… cof… Luisa – saludó Diana con una sonrisa forzada y débil.
- … - la pelirroja hizo una mueca de asco y se tapó la cara – Diana ¿Qué diablos te pasó?
- Cof… cof… no recuerdas, te dije.
- Eh…
- Por… cof… cof… no me he sentido bien, por eso no pude cof… cof…
- … - la pelirroja se puso algo azul y dio varios pasos hacia atrás, porque odiaba a la gente enferma – oye, esa madre no es contagiosa ¿verdad?
- No… pero si fue un fuerte dolor de estómago.
- ¿Y porque estás tosiendo? – se quejó frunciendo el ceño.
- Es que estaba comiendo una sopa cuando empezaste a tocar y eso me asustó provocando que me atragantara - mencionó ella mientras se acomodaba la manta para cubrir mejor su cuerpo.
- Ah… ya…
- ¿Gustas pasar? - habló buscando hacerse a un lado.
- No, estoy bien y am… supongo que en este estado no podrás comenzar a trabajar.
- Hm… así es, por eso te dije.
- Si ya vi, am… bueno creo que puedo hablar con mi jefe para que te den chance y te esperen unos días… - empezó a decir haciendo una mueca.
- No - la interrumpió.
- ¿Qué?
- No es necesario Luisa, no quiero que te metas en problemas en tu trabajo por mí.
- Pero… ¿Qué estás diciendo? – la pelirroja se notaba algo nerviosa al escuchar esas palabras - ¿no necesitas el trabajo?
- Si lo necesito, pero no tienen por qué tomar esas consideraciones con un aspirante – comentó la castaña haciendo una mueca – si tanto les urge el personal, mejor busquen a alguien más porque no creo sanar rápido y por lo tanto no deseo retrasar el trabajo de la empresa.
- Am… eso no importa, te esperaremos.
- Puff… jaja ¿Qué cosas dices?
- ¿De qué te burlas?
- Es que Luisa, hablas como si fueras la dueña y en verdad aprecio que desees ayudarme, pero no quiero que te comprometas y tengas problemas por mi culpa.
“Idiota… ya tengo problemas por tu culpa” – pensó Luisa apretando los puños con fuerza.
- Am… no amiga como crees – dijo buscando sonreír de manera forzada – pero como te dije hablaré con ellos y…
- Se cómo funciona una empresa y por eso te sugiero que no obligues a tu jefe a esto, porque no quiero que por quererme ayudar te regañen o despidan por mi culpa – habló Diana tomándola de las manos – no deseo que la pases mal en tu chamba por mi culpa, así que mejor deja que alguien más tome mi puesto.
- Pero…
- Cof… cof…
Luisa hizo una cara de asco, soltando sus manos para alejarse rápidamente de ella.
- Am… su… supongo que tienes razón - habló nerviosa mientras sacaba una toallita húmeda para limpiar sus manos - pero aun así buscaré que te guarden el puesto por unos días ¿va?
- Muchas gracias amiga – habló ella sonriéndole mientras colocaba su mano sobre su pecho.
- Si… bueno, te dejo para que descanses.
- ¿No quieres pasar?
- No, gracias – dijo rápidamente – yo tengo una cita y voy a comer un cliente, así que nos vemos luego - declaró dando media vuelta para alejarse a toda velocidad de ese lugar porque no deseaba enfermarse.
Diana vio como ella se alejó y una sonrisa burlona se formó en su rostro antes de regresar al interior del departamento.
- Ah… que calor – se quejó lanzando al suelo esa sabana, la cual se había colocado de improvisto e igual vio su rostro en el espejo provocando que sonriera divertida, ya que su palidez era porque se había colocado algo de harina en su rostro – ja… como si no supiera que tu desesperación es porque ofreciste mi dinero como dote para tu novio… pero esta vez no vas a ganar, no obtendrás nada de mí – habló mientras se limpiaba la cara.
Ahora que Luisa vio que estaba enferma, no regresaría hasta el día siguiente a molestar.
Así que aprovecho el momento para terminar de empacar y marcharse de ese lugar.
Ella les anunció a los vecinos que se marcharía y que estaba regalando sus muebles, por lo que rápidamente sus vecinos respondieron al llamado, pasando a su casa para escoger algunas cosas que podrían servirles.
Le agradecieron por el regalo a la chica y le desearon mucha suerte.
Una vez que todos los vecinos tomaron lo que quisieron, Diana fue a buscar a la casera para hacer la entrega oficial del departamento.
- Va a ser un poco extraño no verte hija – comentó la casera mientras inspeccionaba el lugar, ya que era parte del protocolo revisar que el lugar hubiera sido cuidado.
- Creo que ya es hora de cambiar un poco.
- Y eso está bien, hehe será algo triste no verte porque eres de los pocos inquilinos amables y tranquilos, pero supongo que es hora de cambiar y avanzar.
- Hm… por cierto me gustaría pedirle un favor.
- Claro.
- La mujer que ha venido a molestar, si es que regresa solo ignórala y si llega a preguntar por mi paradero, no le diga nada o invente algo.
- ¿No es tu amiga?
- No, ella es solo una compañera de la escuela que desea que ingrese a trabajar en la misma empresa que ella para que “juntas” hagamos el trabajo - comentó de forma sarcástica - pero en realidad me va a dejar todo a mí para que ella tenga el tiempo libre para ir a seducir al jefe.
- Ah… qué m*****a, descuida Diana mis labios están sellados - comentó la mayor guiñando el ojo - y bueno, el lugar esta impecable, lo has cuidado muy bien así que no hay problemas.
- Muchas gracias – dijo recibiendo el depósito que había dejado por el lugar, a la vez que devolvió las llaves.
Con eso listo solo tomó su maleta y se despidió de la señora para salir del lugar.
Al subir al taxi miro atrás y una lágrima se escapó de sus labios, porque ese había sido su hogar por mucho tiempo, pero ahora debía cambiar su forma de vida para bien, priorizando su bienestar y comodidad.
Cuando llegó al nuevo departamento, solo ingresó rápido a este para dejar su maleta y con la misma volvió a salir para ir a comprar algunos víveres al supermercado.
Justo cuando estaba por entrar a la tienda, alguien la tomó de la mano haciendo que se detuviera.
- Hola señorita… - al mirar a ver quién era, Diana se encontró con la mirada azul de un joven adolescente.
- ¿Si?
- Oye ya que vas al súper, te ofrezco mis confiables servicios para ayudarte a cargar tus bolsas de compra por el módico precio de un bote de helado.
- ¿Ah sí? – preguntó divertida arqueando una ceja.
- Aja, así que debes aprovechar esta oferta única y… - en eso el adolescente la miro atentamente antes de que una gran sonrisa se dibujara en su rostro mostrando su emoción – hermana ¡eres tú! jeje así que al fin regresaste – mencionó con una gran sonrisa dándole un gran abrazo.
- ¿Hermana? - repitió confundida.
Capítulo 6: Entonces Nosotros…- ¿Qué?- Jeje vamos hermana Di ¿no me recuerdas?- Am… no – ella miraba un poco preocupada a ese adolescente, aunque también tenía curiosidad por adivinar su identidad porque se notaba que el si la recordaba y con mucho cariño.- Je, ya sé, es que ahora soy un hombre guapo y muy atractivo y por eso ya no me reconoces – comentó un poco arrogante mientras ambos ingresaban al supermercado y tomaban un carrito de compra.- Jaja claro – indicó divertida – y dime ¿Por qué estás aquí pidiendo trabajo a cambio de un poco de helado?- Es que quiero uno, pero no cargue dinero y me da flojera regresar a casa por mi cartera – mencionó un poco triste.- Bueno ya que eres sincero te voy a comprar tu helado, pero si debes ayudarme a cargar las compras.- Es un buen trato – habló emocionado el adolescente mientras ingresaban al lugar y comenzaban a recorrer los pasillos – por cierto ¿cómo has estado?- Bien – dijo ella empezando a elegir los productos que deseaba compr
Capítulo 1: Verdad- ¡PERO DIJISTE QUE ME AMABAS! – gritó una mujer, la cual tenía una apariencia descuidada, algunas canas visibles en su cabello castaño y en esos momentos sus ojos color chocolate estaban nublados por culpa de las lágrimas que estaba derramando por culpa de su novio.- ¿Amarte? jajaja que buen chiste – contestó de forma burlona y maliciosa un hombre de cabello rubio, dejando notar en su mirada celeste el odio que sentía en esos momentos.- ¿Qué? – preguntó la chica mirándolo de forma incrédula.- Diana entiéndelo de una vez: una mujer tan patética, fea y estúpida como tú, no es la adecuada para estar al lado del gran e importante hombre que soy.- ¿De qué hablas?- Solo mírate en el espejo, que puedes aportarme… contigo a mi lado me convertiré en la burla de toda la ciudad.- ¿Aportar? - ella estaba incrédula al verlo – si yo puse toda mi herencia en este lugar y gracias a eso la compañía es lo que es ahora.- ¿Ah sí? – preguntó aburrido y divertido.- Me dijiste qu
Capítulo 2: Segunda Oportunidad- ¡AH! – gritó una joven castaña levantándose abruptamente de la cama.Diana estaba agitada y asustada mirando de un lado a otro y en eso tocó su cuerpo de forma asustada revisando si no tenía ningún golpe o sangre.- Pero… - en eso miro con atención el lugar y noto que estaba en su vieja habitación – esto…Ella estaba muy asustada con la respiración agitada.¿Acaso fue un sueño?Si… tal vez fue un horrible sueño.Aunque se sintió tan… pero tan real que daba miedo.- Creo que fue una mala idea cenar eso antes de dormir – opinó buscando salir de la cama para comenzar su día.En eso sintió un dolor agudo en su pecho, eso la asustó por lo que abrió de golpe la blusa de su pijama, encontrando algo que confirmó la realidad.Eso NO FUE UN SUEÑO, ya que podía ver una horrible cicatriz que se extendía por todo su pecho.- Que… - ella se horrorizó al ver esa herida y en eso recordó los últimos segundos de su primera vida.Ese momento preciso donde su cuerpo fue
Capítulo 3: Evasión - ¿Qué diablos? – se quejó una hermosa mujer pelirroja, la cual estaba usando un vestido ajustado que resaltaba las curvas naturales de su cuerpo y en esos momentos miraba con rabia su móvil.- ¿Qué pasa? – le preguntó un hombre rubio, quien se acercó a ella por detrás para abrazarla y darle un beso en el cuello.- Esa idiota no va a venir.- QUE – grito tomándola del brazo con fuerza y haciendo que girara de forma violenta para verla a los ojos - ¿A qué te refieres con que no va a venir? Me prometiste que esa mujer vendría.- No sé qué pasó, dijo que se sentía mal y… ¡AH! – gritó ella al ser empujada provocando que tropezara y cayera al suelo – Elías…- Pues más te vale buscar una solución Luisa, porque me prometiste que podríamos robarle su fortuna a tu querida amiga huérfana – él se notaba furioso.- Tch… IMBÉCIL ¿Por qué me empujas?- Porque tú me prometiste que esa amiga tuya vendría a la empresa y podríamos robarle su dinero.- Eso dije, pero…- PERO NADA ¿Q
Capítulo 4: Primer Cambio Esa noche Diana buscó recordar de dónde conocía a Jorge, pero nada.Aunque sí recordaba a la Corporación Sky era el enemigo principal de Elías, ya que en esos 4 años les lograron robar a varios inversionistas importantes e igual les arrebataron proyectos.En eso se le ocurrió una gran idea, una que pondría en práctica a la mañana siguiente. Así que se fue a la cama para dormir.A la mañana siguiente ella abrió su celular e ignoró los mensajes y llamadas de Luisa, para empezar a navegar por internet porque el primer cambio que haría sería buscar una nueva casa.- Como primer objetivo voy a alejarme de las víboras – se dijo a sí misma.Ciertamente en su vida anterior vivía de forma algo humilde porque deseaba ahorrar su dinero, ya que así la educaron… pero ahora las cosas serían diferentes.Esta vez, gastaría su propio dinero en ella misma y no lo ahorraría para que al final otros se beneficiaran.Por suerte encontró a un agente de bienes raíces, el cual fue