Capítulo 4: Primer Cambio

Capítulo 4: Primer Cambio

 Esa noche Diana buscó recordar de dónde conocía a Jorge, pero nada.

Aunque sí recordaba a la Corporación Sky era el enemigo principal de Elías, ya que en esos 4 años les lograron robar a varios inversionistas importantes e igual les arrebataron proyectos.

En eso se le ocurrió una gran idea, una que pondría en práctica a la mañana siguiente.

 Así que se fue a la cama para dormir.

A la mañana siguiente ella abrió su celular e ignoró los mensajes y llamadas de Luisa, para empezar a navegar por internet porque el primer cambio que haría sería buscar una nueva casa.

- Como primer objetivo voy a alejarme de las víboras – se dijo a sí misma.

Ciertamente en su vida anterior vivía de forma algo humilde porque deseaba ahorrar su dinero, ya que así la educaron… pero ahora las cosas serían diferentes.

Esta vez, gastaría su propio dinero en ella misma y no lo ahorraría para que al final otros se beneficiaran.

Por suerte encontró a un agente de bienes raíces, el cual fue muy eficiente porque enseguida comenzó a mostrarle los lugares que tenía disponible y en algunas imágenes también anexó un escrito con los puntos buenos y malos de los vecindarios donde se ubicaban.

- Veamos, el lugar debe ser uno que esté a mi altura- comentó divertida haciendo un ademán buscando imitar a Luisa cuando hablaba de las cosas que ella poseía o se compraba.

En eso vio un lugar que estaba cerca de la Corporación Sky, así que sin dudar ese fue el elegido, ya que había decidido postularse para un trabajo con ellos.

Con eso dicho concretó una cita para ver el departamento, así que con ese plan en mente fue a liquidar la cuenta del hotel para dirigirse a ese edificio de departamentos para que el vendedor le enseñara el lugar. 

Tras un viaje en taxi de 20 minutos llego a ese nuevo y lujoso edificio de departamentos.

Al bajar del vehículo se encontró a un joven de cabello azul esperándola.

- ¿Señorita Diana?

- Si, tú debes ser Sergio.

- Es correcto – habló el joven estrechando su mano – bueno por aquí por favor, deje le enseñó el lugar.

- Si.

- Como noto en su trayecto al lugar, este edificio cuenta con una buena posición ya que enfrente tiene un parque, a una cuadra esta un centro comercial que cuenta con varias tiendas, supermercado y hasta una sala de cine - explicó emocionado todos los puntos buenos de la posición del edificio - de hecho, si desea planear empezar una vida con una familia a 3 cuadras tenemos un buen distrito escolar.

- Es un lugar precioso y vi que en varios departamentos cuentan con pequeños jardines.

- Hm… la mayoría de los residentes crearon su propio jardín para tener un área verde y relajante en casa e igual algunos han instalado un jacuzzi para disfrutar en el verano.

- Oh… - Diana miró el lugar sintiéndose cálida ante ese ambiente familiar, porque en la entrada podía ver a varias familias ingresar y salir del edificio. 

Tomaron el elevador para ir al último piso, ya que el departamento disponible era uno de los penthouse.

Al inspeccionar el hermoso y espacioso lugar, Diana estaba satisfecha al ver que este ya estaba amueblado, por lo que estaba listo para ser habitado.

- Entonces ¿Qué opina señorita? ¿Cumple sus expectativas?

- Me encanta ¿este lugar está en renta o venta?

- Ambas – mencionó orgulloso el vendedor – en la opción de renta, cuesta 5,000 al mes y se debe dejar un depósito junto con 3 meses de renta por adelantado, este costo también cubre el mantenimiento del departamento.

- ¿Y si deseo comprarlo?

- El costo es de 250,000 y solo deberá pagar una cuota de 1000 al mes la cual incluye el mantenimiento del departamento, recolección de basura y limpieza del pasillo de su entrada.

- En ese caso me puede hacer el contrato para la compra.

- Claro, ahora hago el contrato de ren… ¿eh? ¿Compra? - preguntó emocionado el vendedor.

- Sí y voy a cubrir el costo total.

- Ah… ¡SI! ya mismo le preparo todo – declaró emocionado el vendedor, quien enseguida preparó el contrato.

5 minutos después ya estaban firmando el contrato, por lo que Diana hizo la transferencia del pago y enseguida le entregaron el título de propiedad y las llaves del lugar.

- Bueno señorita Diana, muchas felicidades por su compra y espero que disfrute de su nuevo departamento.

- Hm… muchas gracias Sergio – ella lo despidió con una gran sonrisa y en eso noto que la puerta del otro departamento se abría y revelaba a un joven pelinegro, quien estaba sacando su bolsa de basura.

- Je… así que ya tengo vecina – mencionó divertido esa persona.

- … - esa voz captó la atención de Diana y al fijarse bien en su apariencia noto que era él – eso parece - habló sonriéndole.

- Jorge Pierce - habló dando unos pasos adelante y estirando su mano.

- Diana Sallow – ella imitó sus movimientos para corresponder el gesto.

- Je…. Diana, lindo nombre.

- Bueno puedo decir que esas fotos de las noticias no te hacen justicia - comentó ella de forma divertida.

- Jajaja, es que son fotos viejitas – habló en un tono algo arrogante y le guiño el ojo – bueno vecina, bienvenida – declaró dando media vuelta para regresar a su apartamento.

Diana lo imito y al entrar a su departamento cayó en cuenta de algo gracioso y extraño: ¿porque le hablo con tanta familiaridad? esa charla fue tan natural, una sensación de familiaridad ¿acaso ya se conocían?

No pudo recordar nada, pero no quiso arruinar el momento porque sentía que esa era una señal positiva de que había tomado la decisión correcta.

Al meditar un poco la situación decidió regresar a su anterior departamento para limpiarlo, ya que ese lugar era de renta y no quería meter en problemas a ese amable casero.

Con eso en mente regresó a su viejo apartamento.

Al llegar algunos de sus vecinos le informaron que una mujer pelirroja la estaba buscando con mucha insistencia, ya que el día anterior apareció como unas 5 veces en su puerta y hoy había ido como dos veces en la mañana.

Diana les agradeció por la información y tras una charla casual ingresó a su departamento para comenzar a empacar y limpiar el lugar.

Obviamente los muebles ya no eran necesarios por lo que se los ofreció como regalo a algunos vecinos y los sobrantes los dejaría en el lugar a modo de donación para el próximo inquilino.

Con respecto a sus artículos personales, primero comenzó por revisar su armario donde encontró varios de los regalos especiales que le había dado su amiga.

- Tch… en verdad que era tonta, estas cosas son viejas, baratas y usadas… cosas que ella nunca quiso - pensó con amargura recordando las actitudes y caras que hacía cuando le dio cada uno de esos objetos.

Ciertamente en el pasado, apreciaba mucho a Luisa porque era su mejor amiga y ella fue su apoyo cuando sus padres murieron en ese accidente aéreo… pero ahora que había vivido en carne propia que esa amistad solo era de interés, ya no la quería ni la necesitaba.

Así que tomó todos esos objetos y los arrojó a una caja para tirarla a la basura.

 Al analizar sus ropas vio que estas eran viejas y ya estaban pasadas de moda, por lo que decidió que ya no las necesitaba.

Busco seleccionar las más esenciales que conservaría por el momento y las demás las colocó en cajas para tirarlas, aunque las dejo acomodadas por si alguien deseaba reutilizarlas.

Justo cuando estaba por terminar de empacar, escucho que alguien comenzaba a tocar la puerta de forma insistente. 

- Diana ¿estás? – se escuchó la voz de Luisa al otro lado de la puerta.

Ella solo giró los ojos en señal de fastidio, al parecer el encuentro con ella era algo inevitable… pero era obvio que debía fingir ser esa Diana tonta para que ella no sospechara.

- ABRE, DIANA – los golpes se volvieron más fuertes - sé que estas en casa ABREME - ordenaba mientras golpeaba con fuerza.

La castaña apretó con fuerza los puños, porque odiaba esa actitud de mando de Luisa, en eso vio una de las sábanas viejas que estaba por tirar y se le ocurrió un plan para deshacerse de su amiga por un buen rato.

Justo cuando Luisa estaba por comenzar a patear la puerta, esta se abrió de forma lenta.

- Vaya, ya era hora - se quejó buscando acomodar sus ropas - no sé porque carajos te tardas en abrirme, sabes que odio que me hagas espe… rar… - en eso se asustó al ver a la persona que estaba frente a ella. 

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