Miras tu celular porque Lisandro te ha dicho que está cerca. Lo llamas ya que no hay mensajes por parte de él en tu móvil desde que saliste del club. Sin embargo, en ese momento, aparece su automóvil y si bien te sorprendes un poco. Sabes cómo es Lisandro, así que sin decir nada solo te subes. Lo saludas, pero él no responde, lo observas, parece molesto. Así que sin saber que le ocurre y cuál es la causa de su enojo, le preguntas si se encuentra bien.—¿Por qué estabas con uno de tus compañeros si se suponía que ibas a salir con tus amigas? —pregunta serio, se nota en su voz la rabia que siente.Le explicas que me has encontrado adentro del boliche y que solo estaba haciendo tiempo contigo hasta que viniera un taxi.—Estoy cansado de verte con otros hombres. Se notaba que estaba desesperado por cogerte, incluso te invitó a compartir el taxi —dice él levantando el tono de voz.—Espera, ¿cómo sabes eso? ¿Me estabas vigilando? ¿Qué es lo que pasa contigo? ¿No confías en mí? —preguntas in
—Basta, no aguanto más. Necesito que dejes de ignorar lo que pasa —le dices, y Lisandro te mira.—No estoy ignorando. Estoy molesto y no quiero seguir tratando mal a la persona más valiosa que tengo —dice de modo que hace que tu corazón lata con fuerza.—¿Cómo hago para que me perdones? Necesito saberlo —dices angustiada, sintiéndote en falta. Así es Lisandro, hace que los demás se arrodillen ante él. Quieres creer que él te desea más que a nada en su vida, y anhela que seas suya. Te hace saber que no quiere que nadie esté cerca de ti sin su consentimiento. Y aunque sabe que está al borde de la locura lo que pide, espera que pese a eso lo entiendas; que sepas que sin ti no tiene futuro. Él te asegura que ya no es capaz de continuar viviendo en paz si decides dejarlo.—No confío en tus compañeros de trabajo —te suelta y lo miras confundida.—¿Qué quieres decir? —preguntas.—Quiero que renuncies a ese lugar —dice, entendiendo que es solo un maldito egoísta y un enfermo de los celos.—V
Lisandro sabe que está en problemas. Ámbar lo ha llamado para decirle que no encuentra uno de sus pendientes de perlas. Cree que pudo haberlo perdido en su departamento, lo que complica todo entre él y Camila. Si ella llega a encontrar ese pendiente, no tendrá una segunda oportunidad. Ha sido un tonto al estar con otra mujer por despecho. Ahora debe resolver este inconveniente lo antes posible.Camila llega antes de lo esperado, lo que impide que Lisandro reaccione con anticipación.—¿Qué te parece si nos tomamos el día para nosotros y nos vamos a Córdoba? —le pregunta él.—¿Ahora? Son casi las once de la mañana —le responde ella.Lisandro sabe que Camila no quiere que los vean en público, por lo que la única opción que tiene es llevarla lejos para poder pedir que un equipo de limpieza venga a buscar el maldito pendiente.—Quiero que salgamos un rato. Podemos ir a donde tú quieras —le dice, tratando de no sonar sospechoso.—Tenía ganas de ver una película que estrenaron la semana pasa
—Vamos a salir. Ya que me dejaste esperando, arreglé con unas amigas para vernos —dice Guadalupe y le pasa ropa para que Camila se cambie.—Es que Lisandro… —dice esta última y recuerda lo del día anterior.Camila termina de vestirse y, aun así, Lisandro no le ha escrito siquiera. Es obvio que se le está pasando el entusiasmo por estar con ella, por lo menos es lo que Camila cree. Aunque le duele, no va a dejar que eso arruine su noche.—¿Estás bien, amiga? —le pregunta Guadalupe al notar que Camila no se separa de su teléfono.Camila le pregunta con quién van a salir, no quiere hablar de eso. Guadalupe le dice que son unas amigas que tiene de la clase de yoga y otras de la facultad.Cuando llegan al establecimiento, la música está muy fuerte. Van a tomar unos tragos y luego irán a bailar. Ahí se presentan entre todas. Camila sigue sin dejar de mirar su teléfono celular. Le avisa al oído a Guadalupe que va a ir al baño, toma su cartera y se va. Se mete a uno de los reservados y, mient
El lunes en el trabajo, Camila se comporta como una buena asistente e intenta hacer todo lo que Lisandro le pide. Teresa sigue de cerca a su jefe, mientras que Camila trata de estar lo más alejada posible de él.—Camila, tenemos que ir a buscar unos documentos. Me gustaría que vinieras para que veas de qué se trata —le comenta Nicolás.—Por supuesto —responde ella, y va a buscar su bolso.Cuando están en camino, él le pregunta si está cómoda con su nuevo trabajo y ella se queda mirándolo. Para Camila nada ha cambiado y se lo hace saber.—Lo siento. Es que te noto un poco seria —le explica él.—Es que el fin de semana salí con unas amigas y creo que me sobrepasé —dice ella tratando de evitar dar otras explicaciones. Nicolás es muy cercano a Lisandro.—Es normal, eres joven y soltera —comenta él, y es en ese momento que Camila se da cuenta de que puede usar a Nicolás como chivo expiatorio.—Supongo, de todas maneras, fue muy extraño. Ya que me encontré con un muchacho que mis padres hab
Lisandro besa a Camila con deseo, ya que para él ha sido casi un infierno su vida sin ella durante estas últimas tres semanas. Su hija y su trabajo lo han absorbido, pero en ningún momento ha dejado de estar atento a ella.El día que ella salió a bailar, consigue ubicarla después de que le manda la foto. Sabiendo que se encuentra con Ámbar, le envía un mensaje a esta para saber en qué lugar estarán. Sin embargo, cuando Camila se enoja con él por no querer abrir su relación, Lisandro le pide a Ámbar por mensaje que cuide de Camila y que le informe si esta se encuentra bien. Él se queda esperando que ella salga, y solo se rinde al verla irse con su amiga.—Espera —le dice Camila, apartándose de él—. Dijiste que solo hablaríamos.—Lo siento. No pude contenerme —responde él, suspirando.—Creo que lo mejor es que ya no nos veamos fuera del trabajo —dice ella, dándose cuenta de que no va a poder resistirse a Lisandro si este sigue haciendo lo mismo.—No quiero eso. Deja que primero te expli
Camila, al final, no puede ir de viaje con sus padres, ya que un caso muy urgente la tiene trabajando durante la feria de los tribunales. Su departamento es muy caluroso, por lo que a menudo termina en la biblioteca pública de la ciudad. El olor a libros viejos le gusta. Le recuerda a la casa de sus abuelos maternos.Necesita encontrar información sobre gastronomía para ayudar a un restaurante famoso de la ciudad, que ha sido amenazado con ser cerrado si no cambia su menú. Si bien no es algo tan grave a los ojos de Camila, debe resolverse sin llegar a juicio porque, si no, se demoraría más de tres meses. Sin mencionar la mala publicidad que esto causaría al lugar.—No sé si será el calor, pero estoy viendo un espejismo —dice Leonel.Camila se encuentra sentada fuera de la biblioteca leyendo una novela a través de una app que ha encontrado. Mientras espera a que abran.—No puedo deshacerme de ti ni en las vacaciones —bromea ella, en tono irónico.—Pensé que estarías en las playas de Ca
—¡Cami! —escuchan los dos. Es Clara que se acerca a ellos.Leonel y Camila se separan.—Hola, Clara —dice ella, sintiendo vergüenza por la situación en la que parece que están.—Clarita preciosa —indica Leonel, sin darle lugar a que la situación lo afecte—. Cami y yo mañana vamos a ir a la playa con unos amigos. ¿Te gustaría venir con nosotros?Ella, por un instante, olvida lo que ha visto y se abraza a Leonel. Está muy feliz de que él la invitara.—Me va a encantar —responde ella y les pregunta si quieren cenar todos juntos. Camila ya ha comido helado, por lo que no quiere ir. Así que los deja solos, aunque eso no parece gustarle a Leonel.Principio del formularioFinal del formularioEl día de la playa llega, y recibe un mensaje de Leonel temprano en la mañana diciendo que no se preocupe por el transporte porque él pasará a buscar a todos. Nunca piensa que verá a Leonel conduciendo una Combi.—Arriba, señorita Fernández —dice él al llegar.Camila ve que viene con Ismael y un par de