✧✧✧ Esa noche en la mansión del señor Andreotti. ✧✧✧ En la oficina del mayordomo, Giancarlo revisaba documentos cuando el teléfono sonó, rompiendo el silencio. Su voz, firme y autoritaria, resonó en la habitación. —Giancarlo al teléfono —respondió el hombre de edad madura. —Habla Carlos del departamento de seguridad. La señorita Valentina Bianchi solicita la entrada a la mansión. Está afuera y solicita hablar con el señor Andreotti o su señora —dijo la voz al otro lado de la línea, con un tono que dejaba entrever cierta urgencia. Giancarlo frunció el ceño, sintiendo un nudo en el estómago. Sabía que tenía instrucciones claras de no permitir el ingreso de nadie sin la presencia del señor Andreotti. Sin embargo, la mención de Kathia lo hizo dudar. —Voy a buscar a la señora Andreotti —respondió finalmente. Se dirigió hacia la habitación donde se encontraba la señora Andreotti. ……………. ✧✧✧ Mientras tanto, en la habitación de Alessandro. ✧✧✧ Kathia estaba sentada en una peque
✧✧✧ Esa noche, en la propiedad de William Johnson. ✧✧✧ En la planta baja, un sector de oficina tenía una pared de cristal que daba a la piscina. El agua iluminada parecía un espejo de estrellas, mientras las sombras de los palmeras se proyectaban en el suelo. William estaba en su oficina, caminando de un lado a otro. Tap~ tap~ Su mente estaba en un torbellino de pensamientos confusos. Con una botella de licor en mano, tomó un trago largo, sintiendo el ardor del alcohol descender por su garganta. Hitch, su detective de confianza, estaba sentado en una silla frente a él, con documentos esparcidos sobre la mesa. —No puedo creer lo que me dijo, señor —dijo Hitch, levantando la vista de los papeles—. ¿Don Salvatore Bianchi dice que es su padre? William soltó una risa fría, que resonó en la habitación. —Sí, ese viejo mafioso afirma ser mi padre. Estoy a punto de hacerme una prueba de ADN para confirmar si es cierto. Hitch frunció el ceño, un gesto que revelaba su preocupación.
✧✧✧ La Noche en Los Ángeles, Estados Unidos. ✧✧✧ Las olas del océano rompían suavemente en la orilla, en la distancia, se alzaba una casona moderna situada entre un largo sendero que conducía a la playa. En el interior de dicha casona, los hombres de William tenían al Doctor Allan Cárter capturado, mientras que los hombres de Giovanni, liderados por Stéfano Rinaldi, se preparaban para un enfrentamiento que estallaría en cualquier momento. Marina Davis, sentada en el interior de un automóvil blindado, sentía cómo el miedo se apoderaba de ella. La mujer de cabellera negra corta, sentía su corazón latir con fuerza mientras miraba a Stéfano, quien le entregaba una pistola con la boca del cañón apuntando hacia el suelo y el seguro puesto. —Tienes que quedarte aquí —dijo Stéfano, su voz grave, y su expresión llena de seriedad—. No salgas del coche, Marina. Es peligroso. Marina asintió, aunque su mente estaba en otro lugar. Pensaba en el Doctor Cárter, el padre de su amiga Kathia. Se
✧✧✧ En Nápoles, la noche del día siguiente. ✧✧✧ William Johnson estaba sentado en la parte trasera de su limusina, observando cómo las luces de Nápoles bañaban la ciudad. Su cabello rubio brillaba bajo la tenue luz interior del vehículo y sus ojos azules reflejaban una mezcla de determinación y frialdad. La llamada que había recibido de Hitch, su detective de confianza, aún resonaba en su mente. La voz de Hitch, firme y clara, había confirmado lo que William temía. Los documentos que había mostrado Salvatore Bianchi eran genuinos. —¿Así que mi madre era amante de Salvatore? —murmuró para sí mismo ese hombre rubio, sintiendo cómo una oleada de emociones lo invadía. No podía permitir que esa información lo afectara. Tenía un plan, y nada podía desviarlo de su objetivo. Cuando la limusina se detuvo frente a la imponente mansión de don Salvatore Bianchi, William respiró hondo y salió del vehículo. En el interior, Salvatore lo esperaba en su oficina, con una sonrisa. —William, b
✧✧✧ En la mansión Andreotti. ✧✧✧ Giovanni y Kathia ingresaron a la sala de la mansión, donde el ambiente era cálido y acogedor. Giovanni cerró la puerta detrás de ellos y se dirigió hacia un sillón, mientras Kathia se acomodaba en otro, sintiéndose un poco nerviosa. —Ahora que estamos a solas, ¿qué era lo que querías hablarme sobre Valentina? —preguntó Giovanni, observando a su esposa con atención. Su tono era tranquilo, pero su mirada mostraba que estaba listo para cualquier cosa que ella tuviera que decir. Kathia tomó una respiración profunda, sus manos entrelazadas sobre su regazo. La información que había recibido era MUY delicada, y no sabía si certera. —Es sobre lo que me dijo Valentina —comenzó a hablar la profesora, con su voz ligeramente temblorosa—. Hablamos, y me reveló algo que no puedo ignorar. Giovanni la miró fijamente, sintiéndose incómodo ante la mención de Valentina, pero sabía que debía escuchar. —¿Qué te dijo? —le preguntó con paciencia, manteniendo
✧✧✧Mientras tanto, en la ciudad de Nápoles. ✧✧✧ Valentina Bianchi salió del edificio de diseño de modas donde trabajaba, sintiéndose satisfecha con la organización de todo, para la presentación de esa noche. Su mente estaba llena de pensamientos sobre la fiesta que le esperaba, y cómo esta noche sería un paso más hacia su éxito laboral. Sin embargo, también la invadía la idea de que ese hombre, podría quitarle los focos, su brillo, su atención, absolutamente TODO el poder, riqueza y grandeza Bianchi que le pertenecía a ella. Al salir del edificio, se encontró con el chófer que la esperaba en un elegante automóvil oscuro y polarizado. Sin embargo, algo no se sentía bien. La mirada del chófer era extraña, y una sensación de desconfianza comenzó a crecer en su interior. —¿Hacia la mansión de mi padre? —preguntó Valentina, mientras subía al vehículo. —Sí, señora —respondió el chófer, pero su tono era monótono. A medida que el automóvil se alejaba del edificio esa noche
Giovanni sintió que su corazón se aceleraba, pero su rostro permaneció serio. En su mente, las piezas comenzaron a encajar. Sabía que William Johnson no se detendría ante nada para lograr sus objetivos, y la noticia del secuestro de Valentina era un claro indicio de su creciente ambición. —¿Dónde están? —preguntó Giovanni, su voz fría y calculadora. —No lo sé con certeza señor, pero creo que se dirigen a un lugar seguro en las afueras de la ciudad. Necesito tiempo para rastrearlos con más precisión, pero requiero su autorización para actuar. Giovanni cerró los ojos por un momento, considerando sus opciones. Sabía que tenía que moverse rápido. Valentina se había vuelto una pieza clave en ese juego, y no podía permitir que William se saliera con la suya. Porque sabía, que el objetivo real de William era la muerte de Kathia, y luego de causarle sufrimiento por ello, matarlo a él. —Dirígete a mi club "Palazzo Nero". Yo iré para allá de inmediato —dijo Giovanni, sin dudarlo. —En
Don Salvatore asintió lentamente, su expresión grave. Sabía que la situación era delicada y que tenían que ser cuidadosos. —Lo de Giovanni, déjalo a mis hombres, William. Tú te encargarás de encontrar a Valentina —La voz de Don Salvatore era firme, mostrando que aún tenía el control, y él solo era su hijo aprendiz. William frunció el ceño, sintiendo que el poder se le escapaba de las manos. —¿Estás seguro de que eso es lo mejor? Giovanni no es alguien a quien se le pueda enfrentar sin consecuencias. —Lo sé, pero no puedo permitir que él piense que puede amenazarme. La familia Bianchi no cederá ante nadie, y mucho menos ante Giovanni Andreotti —soltó Don Salvatore. William dejó escapar un suspiro, sabiendo que tenía que aceptar. —Está bien. Me encargaré de Valentina —dijo, resignado—. No te preocupes por nada. Después de discutir los detalles, William se despidió de Don Salvatore y salió rápidamente de la oficina. ………… En las afueras de la propiedad Bianchi. William se