A la mañana siguiente Marina despertó al escuchar el trinar de los pájaros, estaba muy calentita donde su cuerpo se pegaba al de Gavin, pero al moverse el resto de la superficie estaba fría como un témpano. Ella hizo una exclamación que despertó a Gavin que reaccionó abrazándola con más fuerza apretando sus glúteos contra él. Ahora estaba despierto por completo, y todo su cuerpo lo demostraba. Marina sonrió. —Buenos días. Gavin le dio un beso en la punta de la nariz sin abrir los ojos. —Ya amaneció, debemos irnos. —Dentro de un momento. —Gavin, el niño. Gavin suspiró y la soltó. —Está bien vámonos. Pero pronto para ellos fue imposible despedirse, Marisol se había quedado dentro de la caravana, tenía mucho dolor aunque juraba que aún no era momento de dar a luz. Finn estaba hecho un mar de nervios por su querida esposa. —Quizás aún le falte, pueden ser contracciones de práctica o algo así —inquirió Gavin. Marina entró a la caravana y Marisol s
— ¿Marina qué pasó? ¿Marisol está bien? Marina limpió sus lágrimas, se sorprendió al ver a Gavin, su corazón dio un vuelco, por alguna razón lo sentía más lejos, ahora lo comprendía y lo lamentaba tanto. No sabía cómo controlar su llanto, eran muchas las emociones que había vivido y la nostalgia de ver el amor que se profesaban Marisol y Finn muy lejano e imposible para ella y Gavin. — ¿Marina, te sientes mal? —Insistió Gavin. —Estoy bien, no sé por qué estoy llorando —mintió Marina—, Graham vino y llevaron a Marisol en camilla, me dejaron encargada de la caravana y el perro. Gavin se acercó a ella y levantó su rostro y le dio un beso en los labios. —Es normal que te sientas abrumada, yo aún siento que las piernas me tiemblan, nunca había atendido un parto. —Lo hiciste bien, menos mal que estabas aquí, si no quién sabe qué hubiera pasado. Gavin hizo una mueca y negó con la cabeza. —Si las carreteras no se hubieran dañado ellos ya estarían en casa de la fami
Marina cerró los ojos y frotó sus muñecas, en su mente la sensación del roce de las ataduras era un nítido recuerdo, pero el resto estaba oculto en una bruma espesa. Marina abrió los ojos y observó a Gavin, lucía muy serio y determinado. — ¿Hemos tenido sexo con ataduras? Gavin afirmó con la cabeza. Marina vio a lo lejos a su hijo jugando muy feliz con el perro y es tan evidente que es hijo de Gavin, no solo sus ojos azules se asemejan a los de su padre, tienen la misma sonrisa, esa que a Gavin no le había visto hasta que estuvieron completamente solos y en dificultades. —Supongo que es algo que te gusta —murmuró tratando de racionalizarlo aunque no tiene ni idea si a ella también le gusta. —No me disgusta —contestó él con la misma determinación. Marina alzó las cejas y está muy roja y no por el esfuerzo de la caminata. Gavin la tomó de la mano y siguieron caminando. Gavin continuó: —No sabes cómo sentirte al respecto, pero si hablé de eso no fue para ped
Eran una familia. Marina contempló que su familia era hermosa y Gavin… Solo ver a Gavin, escuchar su voz, sentir sus manos tocarla, mirar sus ojos azules, pícaros le provocaba electricidad chispeante por todas sus terminaciones nerviosas, que le prometiera un futuro la hacía feliz. Estaba enamorada, pero en ella gobernaba un sexto sentido que la hacía desconfiada, que exigía garantías. —Desde cero implicaría que no nos conocemos en lo absoluto, me gusta, dado mi problema de memoria que me conquistes de nuevo se oye muy interesante. — ¿Qué te conquiste? ¿Y es qué aun no lo he hecho? —Inquirió Gavin mordiendo el lóbulo de su oreja provocando que toda su piel se erice. Marina negó con la cabeza sonriendo. — ¡Mhhm! ¿Sabes qué es interesante? —Murmuró Gavin en su oído—. Descubrir tu cuerpo Marina, lo que más te gusta y lo que en verdad te vuelva loca. — ¿Es que no lo sabes? —Desde cero —advirtió él con la nariz metida en su cuello y Marina se echó a reír. G
Gavin recibió en su despacho a Alistair Cameron y a Liam MacTavish. —Es preciso que lleguemos a un convenio, las carreteras están derrumbadas, proscritos vagan por nuestras tierras, estamos incomunicados, no podemos seguir así. Liam intervino. —Estoy de acuerdo y lamentablemente es a mi clan quien más ha sufrido con los renegados, ya que no tengo suficiente vigilancia por mis tierras, pierdo ganado y mi gente vive en zozobra. —Los trabajos para la reparación de la carretera principal comenzarán mañana mismo, no basta con quitar las piedras, la vía es un verdadero peligro —Precisó Gavin. —Convenio dices —murmuró Alistair—. Gavin MacLeod al rescate —rio con ironía. Gavin dejó salir el aliento. —No tienes que volver todo un maldito debate, Alistair. —Liam está casi en bancarrota, y ahora quieres que nos endeudemos contigo para acabar con nuestros clanes. — ¿Estás loco Alistair? —Inquirió Gavin con impaciencia. —Yo pagaré una parte de lo que me corresponde a
Camila abrió la boca para refutar, pero entonces vio que Ana y Marina cruzaron por el corredor caminando hacia ellos. — ¿Estás feliz? Si ella le dice a Gavin no te lo perdonaré. Camila vio a Marina, pero ella venía conversando con Ana y Graham había hablado en voz baja. Marina los miró a ambos. —Buenas tardes —murmuró Marina—. Graham, quería saber de la salud de Marisol. —Tuvo algunas complicaciones, pero me comuniqué con una buena amiga obstetra y me guío en el tratamiento. — ¿Puedo verla? Graham sonrió negando con la cabeza. —Está descansando. —Bueno más tarde —respondió Marina y una chica del servicio se acercó a ellos. —Permiso, buenas tardes, señor Graham, el jefe quiere saber si tiene tiempo de ir a su despacho para la reunión que lleva a cabo con los jefes Cameron y MacTavish. —Iré en un momento, muchas gracias. La chica sonrió. —También quiere que vaya la señora. Camila dio un paso con la cara en alto para dirigirse al despacho del
Gavin y Graham llegaron en el mismo momento que Marina y Fiona. Camila y Ana peleaban como verduleras. —Lo que faltaba —se quejó Gavin. Graham corrió hacia las mujeres y tomó a Camila por la cintura, Gavin tuvo que meterse en medio de ambas mujeres que seguían furiosas y dispuestas a pelear a muerte. — ¿Se puede saber qué está pasando aquí? —Preguntó Gavin con su voz autoritaria de jefe de clan. —Lo que pasa es que esta loca cree que puede comprarme —espetó Ana. Los días que la mantuvieron de reposo por el esguince los dedicó a estudiar inglés y ahora lo maneja de manera bastante aceptable. —De seguro has entendido mal —contestó Graham—. No tiene sentido… —Claro que estoy segura —respondió Ana—. No hay manera de interpretar mal lo que Camila me dijo, fue muy expresiva. Graham soltó a Camila y esta lo enfrentó. —Sí, lo hice, y no me arrepiento, a las personas se les trata como lo que son, y esta mujerzuela… Ana quiso de nuevo írsele encima y Gavin tuvo
Gavin no contestó, solo miró a Graham detenidamente, la pregunta no necesitaba respuesta, era algo evidente. —Eres un malnacido egoísta —espetó Graham—. Cada cosa que haces te beneficia sin tomar en consideración al resto del mundo. —No es así, ahora Marina no es la misma mujer que firmó ese contrato conmigo. — ¿Y cómo queda mi hermana entonces? —A Camila no le hice promesas. —Camila no es racional en cuanto a ti, ella en realidad no te ama, solo está obsesionada con ser la MacLeod perfecta. —Por eso quiero que se aleje de mí, ella entenderá, es demasiado orgullosa para quedarse esperando por mí, antes se comprometió con Alistair. —Lo hizo para darte celos y lo sabes perfectamente. —Yo estaba casado con Sofi. —Y Camila estaba convencida que te ibas a divorciar en cualquier momento, lo mismo que ahora. —Hablaré con Camila, te lo prometo. Graham levantó la palma y negó rápidamente. —No me prometas nada a mí, no me interesa, Camila está grandecita para