Marina no aguantaba la preocupación. En la sala de estar de la casa MacTavish estaba ella con Camila, Marisol y Ana. Los jefes MacTavish le daban privacidad, mientras se encargaban de vigilar sus terrenos, las cosas estaban tensas, el incendio era un inequívoco ataque, los atentados no diezmaron con la muerte de Lachlam y Angus, era obvio que se habían reorganizado los rebeldes de Lachlam. —Quisiera ir a buscarlos —musitó Marina. —No puedes, no conoces estos bosques —le advirtió Ana también preocupada—. Además que hay forajidos por ahí, esto parece una película. —Ya pasé por aquí cuando nos conseguimos con esos forajidos Gavin y yo, creo que puedo al menos ir a la colina a ver si los veo venir. —No lo hagas Marina, recuerda que estás embarazada —le pidió Ana. —Es que nos han pasado tantas cosas a Gavin y a mí, creí que todo esta vez saldría bien, para mí la única amenaza a nuestra felicidad era mi exesposo, y jamás pensé que las cosas aquí estarían tan complicadas —Mari
Marina los observó irse, los encomendó al cielo y rogó por la seguridad de Gavin, cuando regresó a la casa fue directo a la habitación de Fiona, ella estaba en la cama y Ewan sentado en una silla mirando la noche a través de la ventana, se veía ensimismado y triste, Fiona rezaba en silencio con un rosario en las manos. Marina se sentó en la cama y Ewan se acercó. —No sé qué ocurrió, pero Camila tuvo que irse a escondidas, Alistair la esperaba. —Seguro los Cameron pusieron a Alistair entre la espada y la pared, debo levantarme de aquí, los MacLeod debemos hacer algo, no podemos dejarlos que se vayan solos —anunció Fiona. —No están solos —informó Marina—, Graham es el hermano de Camila a pesar de todo, fue para protegerlos y sacarlos del país, Ana lo acompaña y también Marisol y Finn. —Atacaron mi cabaña y los Cameron en vez de solidarizarse atacan a su jefe, ¿qué le pasa a esa gente? —Inquirió Ewan de mal humor. —Camila hizo méritos para que la despreciaran —dijo Fi
Un año después. Marina y Gavin llegaron a Brasil acompañados de Fiona y Ewan, por supuesto en los brazos de Gavin iba su tesoro más grande. Elizabeth Beatriz MacLeod Andrade. Con ese nombre habían bautizado a quien sería la heredera del clan más grade de las Tierras Altas de Escocia, era una niña preciosa de rizos negros, piel crema y ojos azules. En el aeropuerto había una comitiva de gente aguardando, y no solo eran adultos. Camila y Alistair exhiben a su pequeño retoño, Alec Andrew Cameron MacLeod, en teoría este niño mestizo en Tierras Altas no tendría derecho a nada, pero a su vez representaba mucho, era mestizo de los tres clanes vecinos. Su sola existencia representaba la esperanza de unión, pero sin estar allá daba lo mismo. Fiona con lágrimas de felicidad caminó hacia Camila mirando fijamente al bebé. Fiona los abrazó y llenó de besos, feliz de al fin conocer a su nieto. Ewan le dio un beso a Camila en la frente y un apretón de mano a Alistair. Los padr
Más tarde después de que todos se fueran a dormir Ewan caminaba junto a la piscina, volteó al sentir la presencia de alguien y vio a Fiona acercarse. Ella mantenía la mirada en alto, con actitud de reina. —Te vi desde la ventana de mi habitación, ¿no puedes dormir? —Preguntó a una distancia segura por si él la despreciaba. Ewan sonrió de manera irónica. —La última vez que me dijiste eso, escapamos de tu hogar. Fiona chasqueó la lengua. —Hace demasiado tiempo de eso, me sorprende que lo recuerdes, supongo que era una noche parecida a esta. —Para nada, en aquella ocasión no me dejaba dormir mi impaciencia. — ¿Por meternos en problemas? —Por meterme en tu cama —Ewan negó con la cabeza—. Bueno, más bien por estar contigo, no se podía llamar cama al catre que tenía para ofrecerte en mi cabaña. —No estaba mal —susurró Fiona sin mirarlo. Ya Ewan estaba resignado al desprecio de Fiona, le dolía pero era orgulloso y solo le quedaba ocultarlo. —En realidad soy de
Marina desde su ventana sonrió al ver el abrazo de Fiona y Ewan. —Ven a la cama, deja de expiarlos —le recrimino Gavin sonriendo. Marina suspiró y se metió en la cama entre los brazos de Gavin. —Fue una velada hermosa, Graham y Ana están contentos por regresar al clan, ya ese no es un problema para ellos, Camila y Alistair…. Bueno, con ellos nunca se sabe, tienen tanto amor y son tan bruscos, parecen niños. Hasta son graciosos, Alistair le hala el cabello y ella le lanza patadas, pero al rato están abrazados y con mirada enamorada. —Son el uno para el otro, cabezotas y problemáticos. Marina se echó a reír. —Sabíamos que era difícil que regresaran de igual forma. —No debí comprometerme, pero me siento culpable por no haber protegido a Camila, si Fergus viviera —Gavin negó con la cabeza—. Se han cometido tantos errores Marina, yo era parte del problema, aun lo soy. —Tratas de hacer las cosas diferentes, pero tomará tiempo, igual en el banco, José Manuel llevaba l
Los años fueron transcurriendo, Marina y Gavin supieron mantener a raya cualquier indicio de revolución gracias a que su gestión era por completo transparente. Se compartieron las tareas y lograron conservar un equilibrio entre sus responsabilidades llevándolas a cabo juntos. Por supuesto contaron con la ayuda de Ana y Graham que se encargaron de la fundación Aurora y se expandieron por el mundo. Marina y Gavin tuvieron en total dos hijos, Elizabeth y Marcelo, desde antes de su nacimiento sus destino estaba planeado, pero Marina y Gavin trataron de que ellos lo aceptaran con amor y disposición, Elizabeth por ser la mayor se encargaría del clan, Marcelo de los negocios. El clan MacLeod prosperó y por supuesto también lo hizo el clan Cameron que se mantenía como una provincia anexada, con libertad, pero no autonomía, pues Gavin dirigía al clan a la espera del regreso del verdadero jefe que en definitiva no sería Alistair. Alistair se dedicó a su familia, Camila y él tenían dema
La ceremonia había concluido de una manera hermosa, nadie se equivocó, ni hubo ningún desastre para la posteridad, o eso parecía. Elizabeth miró a todos lados, alguien muy importante faltaba. Se suponía que ella entregaría formalmente el clan Cameron a su auténtico jefe. Unos meses atrás, cuando Alec Cameron cumplió 21 años no quiso venir a tomar su responsabilidad, pero Elizabeth lo había convencido. O eso creía… —Papá, ¿sabes por qué Alec no está aquí? —No, y no contesta mis llamadas, le pedí a Marcelo que tratara de comunicarse con él. —Yo lo llamaré, solo debo salir de aquí un momento. —Ve a tu habitación, pero no te tardes, debemos empezar el baile. Elizabeth afirmó con la cabeza y trató de pasar desapercibida entre la gente, cosa imposible porque era la agasajada de la noche. Con una sonrisa y determinación continuó caminado prometiendo regresar a todo el que se acercó a felicitarla, cuando subió medio tramo de escalera escuchó que la llamaban con apremio. E
Marina sabía que Gavin estaba al límite, en este momento podría arrancarle la cabeza a Kendrick que se muestra de lo más relajado, con las manos en los bolsillos y una sonrisa irónica. —Gavin, no es el momento, ya comenzó el baile, nuestros hijos nos esperan —musitó Marina con voz tensa y espera que Gavin comprenda que debe calmarse. No es que Marina no quisiera arrancar la cabeza del joven MacTavish, es que era el día de celebración para su clan y le quedaba un hilo de cordura para mostrar diplomacia. —Quiero que te vayas de mi clan con tus matones, te haré llegar el dinero —sentenció Gavin con furia contenida y Kendrick mantuvo su sonrisa. —Que conste que quise manejar esto de la mejor manera —advirtió Kendrick. Cualquiera que lo escuchara diría que podría ser un contrincante para el clan MacLeod y no era el caso. Gavin dio un paso adelante ante el desafío y Marina se guindó de su brazo. —Gavin, por favor, ahora no, deja que se vaya. Kendrick le dio un saludo