Ewan se acercó a Fiona que ahora lloraba a mares y puso sus manos ya marchitas en sus mejillas delgadas. El tiempo había pasado de manera inclemente, no eran los mismos jóvenes ingenuos, pero en los ojos de ambos se reflejaba el mismo amor. De un amor cargado de tristeza y anhelo. —Quisiera no amarte Fiona, quise odiarte por no decirme que estabas embarazada, porque al ver a Camila pensé que te arrepentías tanto de nuestro amor que preferiste regalarla. Porque le quitaste el estigma de ser una hija de un pobre MacTavish para exponerla a seres detestables como Murdock. —Ewan, lo hice por salvarla, no por darle estatus social. Mi esposo me dejó lisiada, ¿qué crees que le habría hecho a la hija de otro hombre? —No debiste casarte con él. —Lo hice por ti, para que mi padre no te matara, yo quise escapar, pero Angus MacLeod no podía permitir que una hija suya fuera una desertora. —No fue lo que tu padre me dijo. —Pues mintió ¡Y tú debías saberlo! ¿Cuántas veces t
Camila le dio la espalda a Graham y miró por la ventana, ya quedaba muy poco de naranja en el horizonte, pronto sería de noche, un día más pasaría. Ella amaba a Alistair, creyó que sería feliz con él, pero luego la traicionó cuando más lo necesitaba. —Mi hijo es un MacLeod —susurró con voz rota. —Camila, soy yo, puedes desahogarte conmigo, no te traicionaré. —Solo me dejarás sola, porque soy egoísta y no toleras mi manera hipócrita de ver la vida. —Esta vez te entiendo, hermana. Y agradezco tu sacrificio. —Y ni siquiera somos hermanos realmente. Graham se acercó a ella y la hizo mirarlo. —Tú siempre serás mi hermana, me niego a no tener a nadie en el mundo. Camila sonrió y lo abrazó. —Tienes mucha gente aquí. —Sabes lo que quiero decir. —Debes enamorarte de nuevo Graham, formar una familia y tener un niño que sea una opción viable para el clan, entonces Gavin será libre de dejarme. Graham negó con la cabeza. Si sigues con esto tendrás que casa
Gavin esperaba una respuesta, y sin querer había hecho analizar de nuevo los hechos a Camila. —Dejarnos llevar por el corazón jamás es la solución, es el problema —susurró con tristeza. —Creo lo mismo —concedió Gavin compartiendo el triste sentimiento. Camila entendió que realmente no tenía sentido buscar a Alistair. No era momento de darle la espalda a ninguno de los clanes, acabarían teniendo encuentros clandestinos, y después de todo lo que han hecho solo dañaría el futuro de la criatura en su vientre. —Nada… Tienes razón. Debemos construir una relación, algo que sea conveniente para nosotros y para el clan. —De no habernos enamorado de traidores, quizás ahora lo tendríamos más fácil —observó Gavin con tristeza—. Como me dijo Ewan, la corona pesa. Camila apretó la mano de Gavin. —Pero nos sobra determinación, y sabemos que podemos confiar uno en el otro, no es malo para empezar. Acepto tu propuesta, juntos sacaremos al clan adelante. Gavin afirmó con l
—Marina, querida, debes estar feliz de haber vuelto al mundo civilizado —Inquirió José Duncan. Para el padre de José Manuel la imprudencia era su carta de presentación—. ¿Cómo es estar casada con Gavin? ¿Peleaban por quién llevaría las faldas? La madre de José Manuel rio sin disimulo de los chistes sin gracia de su marido. Marina sonrió tragando las palabras junto al vino, se moría por decirle unas cuantas cosas al condenado viejo. Estaban en un restaurante de lujo, en el almuerzo más molesto que Marina había tenido en su vida. José Manuel había pedido la carta de vino para las damas mientras él y su padre bebían whisky. —Papá, has de reconocer que los escoceses saben de una cosa: buen whisky. —Pues no todo podían hacer mal. Ambos hombres rieron a todo pulmón mientras la madre de José Manuel los acompañaba con una risilla tonta. Marina no pudo hacerlo, José Manuel como siempre muy suspicaz la observó y puso una mano en su rodilla. — ¿Te pasa algo? —Nada
— ¡Marina! ¿Cómo es posible que estés aquí? —Exclamó Ana entre gritos de alegría. —Ana, no tenía idea de cómo contactarte, pensé que estabas en París, perdí tu número y tu madre no sabe nada de ti. Marina la abrazó fuerte, era un alivio sentirse acompañada, sabía que podía confiar en Ana. —Pensé que José Manuel te había matado, en cuanto llegué a Brasil pensaba en como hacer para lograr que las autoridades actuaran en contra de los Duncan, y me encontré con que eres una celebridad. Vine de inmediato para buscarte, no sé si vives aquí o con José Manuel —musitó Ana con tacto. —Ana, tenemos mucho de qué hablar, entremos a la casa, no vaya a ser que José Manuel regrese. — ¿Debes esconderme de ese hombre? Entonces nos volverá a separar. No es justo Marina. —Si José Manuel regresa diré que Marina salió con sus hermanos —les aseguró el padre de Marina para que estuvieran tranquilas. Ana muy molesta hablaba a mil por hora sobre el giro en la narrativa de la situación de M
Días después muy temprano en la casa de Marina, Ana terminaba de pulir la lustrosa melena oscura de Marina en ondas que casi le llegan a la cintura. Ana rio. —Es increíble ¿cómo logras que el imbécil te deje quedarte aquí sola? Marina sonrió. —Los apetitos carnales de José Manuel son tan bizarros que no es problema decirle que no estoy preparada y prefiere irse con su amante. —Esa odiosa gata sin cola, cuando me dijiste que querían hacerte creer que ella era tu mejor amiga… —Yo también quiero estrellar su rostro contra una pared, pero bueno, al caer José Manuel ella quedará sin nada, dudo que quiera quedarse con él luego. — ¿Marina, estás segura de esto? —Inquirió Ana. —Segurísima… —Es decir, sé que estás segura, me refiero a si estás segura de que todo te saldrá bien. Marina miró por el espejo a su amiga. — ¿Dónde quedó mi irreverente amiga que actúa sin medir consecuencias? Ana sonrió. —Estoy preocupada, has preparado esto por meses, pero José
En la sala de reuniones donde se llevaba a cabo cada año la memoria y cuenta de la junta directiva del banco Estrella del Sur estaban los integrantes habituales. José Duncan, ya retirado venía como dueño del banco, su hijo José Manuel CEO de la entidad y heredero único del banco. El resto eran los directivos principales de las sedes emblemáticas incluyendo a Marina como directora de finanzas. El Banco Estrella del Sur no era una empresa de socios. El difunto Marcelo Duncan era el único creador y dueño, razón por la cual solo sus dos hijos heredaron la entidad. Sin embargo, el banco tiene políticas muy determinantes de las que no estaban exentos los propietarios. Para comenzar, ningún empleado de las sucursales, desde los obreros hasta el CEO, podían tener comportamientos o acciones que se consideraran deshonestas. La visión de Marcelo quizás era dura, pero ellos eran custodios de dinero, debían ser absolutamente intachables. —José, ¿hoy vendrá tu hermano? —Preguntó un
—Pero qué ridiculez —expresó José Manuel y empujó al agente que quería ponerle las esposas, pero lo sometieron y pegaron la mejilla a la mesa mientras igual le ponían las esposas. —Yo me encargaré de todo —le aseguró su padre impresionado, pero un hombre bien vestido sacó una credencial de su saco y se paró frente a José Duncan. —Usted no podrá encargarse de nada, también está detenido por su nexo al grupo extremista “Las Panteras”. —No tiene pruebas, ¿quién es usted? ¡Gavin, esta vez fuiste demasiado lejos! —Soy agente de la CPI, y me alegra decirle que morirá en prisión. Entre gritos e improperios se llevaron a padre e hijo dejando a todos enmudecidos e impresionados. Gavin salió en procesión de la sala de reuniones, pero ya no veía a Marina por ninguna parte. Todos lo veían con temor justificado, estaban seguros que había sido él quien explotó esta bomba mediática. — ¿Gavin de qué se trata todo esto? —Le preguntó Graham en el lobby. —No tengo idea de qué