Camila encendió la luz de su habitación, se miró al espejo y parecía un adefesio, con el cabello despelucado, la dormilona rota y la sangre brotando de su nariz. Alistair observó a Camila y sintió que los demonios se adueñaban de él. Con ira asesina machucó la cara de Murdock rompiendo sus propios nudillos, lo estrelló repetidas veces contra el suelo y el cráneo crujía contra la piedra. —Maldito cobarde, siente lo que es ser atacado por alguien más fuerte que tú. —Alistair, por favor, Alistair, déjalo Alistair, lo vas a matar. Pero Alistair no entiende de límites, matarlo era lo que quería. Camila temblando como hoja seca lo abrazó por la espalda y lloró llena de miedo. —Te lo suplico Alistair, déjalo por favor. Alistair había visto muchas facetas de Camila, incluso la había oído suplicar para conseguir salirse con la suya, pero jamás la había visto tan asustada. Soltó el cuerpo sanguinolento del anciano inconsciente y se molestó cuando sus manos llenas de
Ewan y Camila, se apresuran en arrastrar el cuerpo de Murdock a su oficina, mientras Fiona se asegura de que nadie los vea. La penumbra oculta sus rostros tensos. Afortunadamente logran llegar a la oficina de Murdock, pero descubren que está cerrada con llave. Ewan maldice y revisa los bolsillos de Murdock, pero no encuentra la llave. Para Fiona y para él es obvio que las intenciones de Murdock eran satisfacer su enferma obsesión y regresar a su cama después de consumado el acto. Solo de ver el aspecto de Camila evidencia que el asunto no era consensuado. —Si pudiera matarlo de nuevo lo haría con todo gusto —susurró Ewan. —No podemos abrir la puerta, quizás sea mejor dejarlo en el bosque —aventuró Fiona. Camila negó con la cabeza. —Imposible, Gavin eliminó las cámaras dentro del castillo, pero todas las puertas tienen cámaras, al menos que lo lancemos por una ventana. —Yo conseguiré la llave —aseguró Fiona y se fue lo más rápido que pudo. Ewan y Cam
Fiona con el corazón roto lo vio irse también. Después de un rato Elsbeth llegó y se sentó a su lado. —Me he equivocado de tantas maneras, no me quedan años suficientes para pagar mis culpas —expresó Fiona con arrepentimiento. Elsbeth la abrazó dándole ánimo. —Quien esté libre de pecados que arroje la primera piedra. Fiona negó con la cabeza. —Tanto critiqué a mi padre y me comporté igual a él, fui egoísta. —No es cierto, tú no planeaste que la hija de Fergus naciera muerta, procuraste una mejor vida para Camila. Estabas sola, tu marido te iba a repudiar, habrías muerto de frío con Camila. Hoy en día los repudiados viven mejor que cuando tu padre era el jefe. —Entregué a mi hija para salvarla de mi marido, pero la dejé para Murdock, ese hombre quería violarla, ahora entiendo que no es la primera vez. —Veamos hacia adelante. Para mañana la cosa estará fea —baticinó Elsbeth. —Ewan me ha dicho cobarde, y tiene razón, lo he sido, he rogado a Dios por perdón
Maggi observó cómo los guardias llevaban a Angus a rastras. — ¿Qué pasa aquí? ¿A dónde lo llevan? ¡Angus explicame! ¿Por qué te llevan? — ¡Hay un complot! Tu padre fue el primero en traicionarme, se aliaron a Fiona, ella tomó el mando para tapar la muerte de Murdock, Camila está implicada, creen que pueden tapar la verdad. Los guardias lo empujaron hasta meterlo en una de las camionetas rusticas del clan. — ¡Aunque me expulsen, ya la gente sabe, su tiempo de terror terminó!, se han creído los dueños de todo, pero eso se acabó, ¡yo los descubrí!, por eso mataron a Murdock, ¡él es una víctima! Gritó a todo pulmón antes de que arrancara la camioneta, dejando su voz resonando en eco en la mente de muchos de los presentes. Fiona salió del castillo y todos la vieron entonces. —Angus trató de matar a Camila, yo misma lo acabo de presenciar. Lo ocurrido a Murdock se investigará, pero no dejando que se infiltren entre nosotros externos, personas con la agenda de acabar con
Marina fue a la cocina, estaba vestida solo con la camisa de Gavin, descalza y con el cabello enmarañado, Gavin estaba muy feliz paseando por todo el penthouse como Dios lo trajo al mundo. —Sé que prometimos desconectarnos, pero en verdad me preocupaba la situación de Ana. Gavin espió la computadora. —Tienes mensajes de todos en el clan, incluso mi tía. — ¿Qué esperabas? Somos unos irresponsables, ni siquiera avisamos y con el festival de inicio de caza encima. —Pero no se haría fiesta. —No, pero igual la premiación de los competidores la estaba canalizando yo, y tú eres el jefe. —Precisamente soy el jefe, merezco una luna de miel con mi esposa. Gavin sonrió, pero igual se sentó en el escritorio e inició sesión con su cuenta. Vio el doble de mensajes y comenzó a leer los de Graham: “¿Dónde estás?” “Necesito hablar contigo” “Ana está en París, quiero ir a buscarla” “Iré a buscarla, no me casaré con Maggi, espero que me apoyes, sé que entiendes
— ¡Maldición Camila! —Gritó Gavin frustrado. — ¡Dejémonos de tonterías Gavin! —Espetó Camila—. Debemos trazar un plan de acción para que no descubran la verdad. —La única verdad es que Cris era mi hijo —decretó Gavin—. No acepto que ni tú ni nadie lo ponga en duda. —Mi padre aseguraba lo mismo conmigo, lo hizo para protegerme como tú querías proteger a Cris. — ¿De donde sacas que no eres hija de Fergus? En verdad te volviste loca mujer. —Me lo dijo quien resultó ser mi verdadera madre, Alistair tiene razón y los límites que estamos dispuestos a romper los MacLeod por mantener la imagen de clan perfecto nos vuelve unos hipócritas, pero ni modo, ahora es vital que sigas siendo el jefe aunque hayas usurpado el lugar del heredero. Mientras Gavin y Camila discutían Marina tuvo que sentarse, a su mente llegaron imágenes que le hacían sentir una sensación de miedo paralizante. Muchos hombres, todos con mirada hambrienta, un hombre haciéndose visible al levantar una palet
Marina observó el dolor en las facciones de Gavin y negó con la cabeza, dio un par de pasos atrás poniendo distancia entre ellos. Gavin estaba desesperado por no poder alcanzarla. —Ambos somos unos monstruos —masculló Marina mirando sus pies y llorando con hipidos entrecortados, sintiendo mucha pena. —Marina, por favor, te lo explicaré todo, pero primero debo encargarme de sacarte de aquí. Marina le dio la espalda y se acurrucó en el catre mirando contra la pared llorando. Sentía culpa, el sentimiento que ahora la embargaba era la certeza de que merecía que su hijo hubiera muerto, porque ella antes lo deseó. Gavin se había echado la culpa y eso la decepcionó, contaba con que Gavin le dijera que era mentira, que le diera una explicación, pero solo había admitido culpa. No le importó el clamor de Gavin que trataba de darle ánimo. —Gavin, es hora —escuchó la voz de Camila desde lejos. —Marina, debo ir, estoy seguro de que todo es mentira, lo arreglaré y te s
Lachlam estaba muy molesto, nada le estaba saliendo como lo planeó, desquitarse con Alistair era muy conveniente. Sacó un arma y le apuntó a Alistair que subió las manos en señal de rendición. —Dame al menos un motivo para creer la absurda historia que me acabas de contar —inquirió Lachlam. —Alistair con las manos en alto y mirada desafiante espetó. — ¡Odio a Gavin! Ese malnacido me ha menospreciado toda la vida, se cree superior a mí, se jacta de ser mejor cuando en realidad es un idiota. Que se le hayan muerto los hijos es solo una parte de lo que merece, quiero que esté destruido, solo y acabado, escupir su cara y… — ¿Y Camila? —Le detuvo Lachlam—. Sé muy bien que ella es fiel a él hasta la muerte. Ese cuento de que te ayudó… —Ella está conmigo ¿Acaso tu hijo no te lo dijo? — ¿Qué quieres realmente con ella? — ¿Acaso te importa? —Sigue siendo una MacLeod, aunque su padre sea un don nadie, resulta que la madre de mi hijo también era una criada muerta de h