Ella se apenó por lo que le dije y yo la tomé del brazo para sentarla en el comedor, fui de regreso a la cocina en donde los tres pequeños me esperaban. — ¿Quieren ayudarme mis mini chefs? — Siiiiiiiii — dijeron al unísono — vamos a ayudarle.Ellos me ayudaron y luego de que los sándwiches estuvieron listos nos sentamos en el comedor, llevé leche y jugo para los niños.— Bien, vamos a comer.Todos comimos y los niños después de terminar se pusieron a jugar, luego de un rato terminaron dormidos y yo los acosté en mi cama. — Pero señorita — dijo la señora Marianela— ellos están sucios y sus sábanas están tan limpias.— Eso se puede solucionar con lavarla, una vez que arreglemos su situación voy a cambiar las sábanas y las pondré en la lavadora. — ¿Acaso me va a ayudar?— Sí, no pienso dejarla a su suerte con tres criaturas pero dígame una cosa ¿En dónde se encuentra su marido?— Anda trabajando fuera, viene este fin de semana. — Ya veo, bueno entonces vamos donde su cu
Yo me separé de él y me fui a la sala de UCI, estando ahí me cambié de ropa en un cubículo que teníamos para cambiarnos, recibí a los pacientes y una vez que me asignaron los expedientes comencé a trabajar. Las malas miradas sobraban pero no me importaban, la jefa había llegado luego de unos minutos que yo llegué y trabajaba enfocada en sus pacientes. Me levanté para estirarme y pude ver como el doctor Castelo me miraba de pies a cabeza, me senté y seguí escribiendo. — Lucía por favor ve a monitorear el gasto cardíaco de tu paciente — me dijo la jefa — anótalo en el expediente y está al pendiente. Yo asentí y fui a ver su gasto cardiaco, lo anoté en el expediente y seguí con mi trabajo. Al llegar la hora que me tocaba almorzar salí de la UCI y fui al comedor del hospital, cargaba con mi almuerzo ya que la comida aquí es demasiado cara.Mientras comía tratando de sobrevivir a lo que resta del día el doctor Fernández se acercó a mí, yo lo invite a tomar asiento y así lo hizo. —
— Pero no puedes estar haciendo eso — suspiro — es cierto que comemos a deshoras pero al menos le dejamos caer algo al estómago.— No se preocupe, en el camino pienso ir comiendo. Yo subí a mi jeep y baje la ventana para darle la dirección del refugio al doctor Fernández, le pedí que llegarán el domingo ya que hasta ese día estaría disponible. Cuando me detenía en los semáforos aprovechaba para comer, así hice hasta que termine la comida. Llegue a la casa y también cené ya que cuando no hago un tiempo de comida me descontroló completamente y me da más hambre. Luego de cenar caí rendida en la cama. Los próximos días fueron sumamente cansados, al final yo hice el supuesto inventario que el personal tenía que hacer y aparte de eso estaba con pacientes cosa que me molestó muchísimo y se lo hice saber al doctor Castelo pero como siempre este hizo caso omiso, trataba de ser paciente pero me encontraba en un punto donde amenazaba estallar. Llegó el domingo y la pareja que esperaba se
Yo subí a regañadientes y mientras ella manejaba le preguntaba por su boda, me decía que ya casi estaba todo listo y me mostró dos servilletas preguntándome de qué color era.— Esta es blanca nácar y esta es blanco perla.— Esa es mi chica — dijo sumamente contenta mientras se estacionaba en el parqueo del hospital — bien aquí estás, me alegro mucho haberte encontrado.— A mí también, ya sabes dónde trabajo para cuando quieras venir a verme, solo espero poder recibirte. — Puedo llegar a tu casa si así lo deseas.— ¡Claro! Solo me dices donde nos reunimos para así llevarte. — Vale, ¿Sabes algo?.... Adriel te extraña.Al escuchar su nombre tuve cierta cosquilla en mi estómago pero a la misma vez un malestar grande.— El señor Lund sabía que estaría en su casa durante una semana únicamente y pues ese período ya terminó. — Es cierto pero eso no impide que le hagas falta, incluso a Saúl le haces falta y a mí también.— Saúl debería estar contento, casi siempre que estoy a su
AIMEECuando llegué al hotel fui a mi oficina y Saúl entró, me encontraba pensativa sobre Lucía y sinceramente no quería decirle nada a Adriel ya que su reacción no fue la que yo esperaba en ella.— Necesito que me digas que tipo de relación tenían Lucía y Adriel — le dije a Saúl y éste suspiró — vamos Saúl habla. — Son cosas de tu hermano y bien lo sabes, además no sé nada de lo que pasó entre esos dos. — Escúchame bien, me voy a casar contigo y te conozco sumamente bien así que no me trates de negar que desconoces la relación tan rara que esos dos tienen porque desde un inicio sabía que mentías como una rata pero no quise entrar en detalles ya que sabía que no ibas a aflojar nada de nada. — Entonces tienes que saber que tengo la misma postura que tenía antes, no pienso hablar porque eso es un asunto solamente entre Adriel y Lucía. — Por un demonio Saúl, habla o no hay nada de sexo para ti hasta que nos casemos y para esto sí quiero abrirte las piernas en la luna de miel.
— Usted sabe muy bien que trabajar en cuidados intensivos no es fácil, me encuentro bien así que no se preocupe. — No puedo dejarte manejar en esas condiciones, iré a dejarte así que sube a mi carro.— No se preocupe ya le dije que me encuentro bien, además no puedo dejar mi jeep aquí ya que mañana se me va a dificultar la movilización al trabajo.— Entonces yo te iré a dejar a tu casa en tu jeep y luego me regreso aquí en bus.Por más que le insistí que no era necesario él simplemente no me hizo caso y le tuve que dar las llaves de mi jeep una vez que estaciono su carro apropiadamente. Mientras manejaba yo le hablaba de todo y de nada para que se mantuviera despierto. — Realmente es terco como mula, se supone que debería estar durmiendo y no manejando mi jeep para llevarme a mi casa. — Me hubiera preocupado si hubieses manejado hasta tu casa en esas condiciones, yo iré a dormir a mi apartamento luego que te deje en casa.... ADRIELAquí estaba frente al hospital Santillana,
— Tengo que hacerlo y lo voy a hacer, punto final a esta discusión.Suspire pesadamente y le pedí que se quedará a comer, fui a preparar la cena y él me ayudó con algunas cosas logrando que a mi mente viniera el señor Lund cuando hicimos aquellas hamburguesas. — Tienes una linda sonrisa — dijo el doctor — ¿Qué te hizo sonreír así?— Buenos recuerdos que hice en el pasado, bien esto ya está listo así que vamos a comer. Nosotros fuimos a cenar y luego nos pusimos a ver un programa de comedia en la televisión, la chaparrita se fue a dormir y me quedé con el doctor Fernández. — Es muy gracioso el programa — le dije y cuando lo volví a ver se encontraba dormido — ¿Doctor Fernández? Le hable con la esperanza de que despertara sin embargo fue inútil dormía como una piedra, fui a mi cuarto y tomé una almohada además de una sábana y lo acosté en el sofá cubriéndolo.Lave mi uniforme y una vez que lo tuve listo me fui a la cama logrando que en poco tiempo estuviera en brazos de mi a
— ¿Te crees muy importante porque ese mocoso te protege? Si a mí se me da la gana te destrozaría en un dos por tres.— Aléjese se lo advierto, no pienso repetir esto nuevamente.— ¿Qué me vas a hacer? Él me intento tocar y mi mano iba en su dirección sin embargo una voz lo dejó petrificado, lo alejaron de mí rápidamente y ahí pude ver al doctor Fernández sumamente molesto.— ¿Acaso no escucho que se alejara? Ya esto fue suficiente doctor Castelo y me haré cargo personalmente del asunto.— ¿Qué piensas hacer?— Se encuentra despedido del hospital, recoja sus cosas y lárguese.Al escuchar esto me sorprendí, no sabía que el doctor Fernández tenía la potestad de hacer eso y al ver al doctor Castelo este se encontraba pálido. — Doctor Fernández por favor no lo corra — dije y ambos se sorprendieron — el doctor Castelo es un excelente recurso y si lo despide quedaremos a la deriva con los pacientes.Tenía que reconocer que Castelo era un buen recurso y aunque probablemente este de