Mire un bus grande que hacía viajes expresos entonces lo detuve y el chofer se bajó, llevaba pasajeros pero mantenía la esperanza de que pudiera ayudarme un poco.— ¿Se le ofrece algo señorita? Estoy algo apresurado.— Necesito que me haga un viaje expreso, sabré pagarle bien sus servicios.— Déjeme ir a dejar a esos pasajeros y luego vendré de regreso. — Está bien — le dije — se lo agradezco y aquí lo espero.El chofer se marchó y yo espere a que llegará, el policía se puso a esperar a mi lado y después de un rato finalmente llegó.— Ahora sí, dígame adónde se dirige.— Trasladaré a todas estas personas a un refugio en donde estarán más tranquilos por lo tanto necesito que los lleve, yo los guiaré en mi jeep.— Muy bien — me dijo extendiéndome un papel — esto es lo que cobro. — Le daré más dado que no es un viaje con anticipación pero ayúdeme a trasladarlos en este momento.El asintió y todas las personas subieron al bus, yo subí en mi jeep y manejé hasta el refugio que
— Así es — le dije sonriendo — ¿Qué más quiere que le diga? Seguramente mis palabras se van a repetir al igual que lo repitieron las otras aspirantes al punto que ya se las sabe de memoria por lo tanto no le veo sentido decir que escogí enfermería porque es una profesión noble, porque me gusta ayudar a los demás o incluso porque con esto aseguro mi economía. Al decir me fascina creo que abarca todas estas áreas a excepción de la última ya que eso es algo demasiado banal y que incluso se sabe que esta profesión no es tan bien remunerada para lo que se trabaja sin embargo muchas veces la sonrisa de un paciente o de un familiar es el mejor pago que puede haber.— Entonces no le pagaremos en caso que la contratemos — me dijo el doctor y yo le sonreí — No me importa si no me pagan — le dije y sus ojos por poco se salen de las órbitas — solamente quiero ejercer la enfermería y no me importa el dinero.Deje callado al doctor y una vez que la entrevista finalizó yo me marche. Si no m
Cuando el doctor Castelo me iba a contestar yo le di la espalda y salí a buscar a los familiares del paciente por lo que al preguntar se acercó un hombre alto con una mujer. — ¿Qué es usted del paciente?— le pregunté y me dijo que era su hijo — su señor padre entró en un paro cardiorrespiratorio en pocas palabras es cuando los pulmones y el corazón se detienen — suspire — hicimos todo lo posible pero lamentablemente no tuvimos éxito, el señor falleció. Cuando le dije esto al hombre se puso rojo y me tomó de la blusa entonces quede en el aire, varias personas vinieron en mi ayuda sin embargo me tenía bien agarrada.— Devuélvame a mi padre — me exigió — lo traje vivo por lo tanto devuelvanmelo vivo.— Eso es algo que ya no se encuentra en mis manos — le dije — simplemente su hora llegó y tiene que aceptarlo. Él me comenzó a agitar y los de seguridad se hicieron presente junto con el doctor Fernández quién me miró sorprendido. — Señor por favor suelte a la enfermera — di
— Dejen de menear la cola como perros ante este doctor y pónganse a trabajar que tienen muchas cosas que hacer, les recuerdo que estamos en una sala de cuidados intensivos y no en una vecindad de viejas chismosas.Los recursos se pusieron a trabajar y yo miré por última vez al doctor Castelo con unos ojos que le advertían que no se metiera conmigo porque se iba a arrepentir. Seguí haciendo mis notas en los expedientes que me correspondía, cuando llegó la hora de salir tome mis cosas y me fui sin embargo la jefa me detuvo.— Me sorprendiste más temprano Lucía — me dijo sonriendo — jamás pensé que tenías tanta autoridad en ti y tanto carácter al punto de hacer temblar a Castelo, siempre te mostraste como una enfermera sumamente dulce.— No había tenido necesidad de sacar ese lado, sin embargo hoy no tuve opción, el doctor Castelo junto con los recursos de ahí que parecen marionetas de este supuesto responsable de UCI, me exasperaron.— Bueno al menos no me voy a tener que preocupa
Ella se apenó por lo que le dije y yo la tomé del brazo para sentarla en el comedor, fui de regreso a la cocina en donde los tres pequeños me esperaban. — ¿Quieren ayudarme mis mini chefs? — Siiiiiiiii — dijeron al unísono — vamos a ayudarle.Ellos me ayudaron y luego de que los sándwiches estuvieron listos nos sentamos en el comedor, llevé leche y jugo para los niños.— Bien, vamos a comer.Todos comimos y los niños después de terminar se pusieron a jugar, luego de un rato terminaron dormidos y yo los acosté en mi cama. — Pero señorita — dijo la señora Marianela— ellos están sucios y sus sábanas están tan limpias.— Eso se puede solucionar con lavarla, una vez que arreglemos su situación voy a cambiar las sábanas y las pondré en la lavadora. — ¿Acaso me va a ayudar?— Sí, no pienso dejarla a su suerte con tres criaturas pero dígame una cosa ¿En dónde se encuentra su marido?— Anda trabajando fuera, viene este fin de semana. — Ya veo, bueno entonces vamos donde su cu
Yo me separé de él y me fui a la sala de UCI, estando ahí me cambié de ropa en un cubículo que teníamos para cambiarnos, recibí a los pacientes y una vez que me asignaron los expedientes comencé a trabajar. Las malas miradas sobraban pero no me importaban, la jefa había llegado luego de unos minutos que yo llegué y trabajaba enfocada en sus pacientes. Me levanté para estirarme y pude ver como el doctor Castelo me miraba de pies a cabeza, me senté y seguí escribiendo. — Lucía por favor ve a monitorear el gasto cardíaco de tu paciente — me dijo la jefa — anótalo en el expediente y está al pendiente. Yo asentí y fui a ver su gasto cardiaco, lo anoté en el expediente y seguí con mi trabajo. Al llegar la hora que me tocaba almorzar salí de la UCI y fui al comedor del hospital, cargaba con mi almuerzo ya que la comida aquí es demasiado cara.Mientras comía tratando de sobrevivir a lo que resta del día el doctor Fernández se acercó a mí, yo lo invite a tomar asiento y así lo hizo. —
— Pero no puedes estar haciendo eso — suspiro — es cierto que comemos a deshoras pero al menos le dejamos caer algo al estómago.— No se preocupe, en el camino pienso ir comiendo. Yo subí a mi jeep y baje la ventana para darle la dirección del refugio al doctor Fernández, le pedí que llegarán el domingo ya que hasta ese día estaría disponible. Cuando me detenía en los semáforos aprovechaba para comer, así hice hasta que termine la comida. Llegue a la casa y también cené ya que cuando no hago un tiempo de comida me descontroló completamente y me da más hambre. Luego de cenar caí rendida en la cama. Los próximos días fueron sumamente cansados, al final yo hice el supuesto inventario que el personal tenía que hacer y aparte de eso estaba con pacientes cosa que me molestó muchísimo y se lo hice saber al doctor Castelo pero como siempre este hizo caso omiso, trataba de ser paciente pero me encontraba en un punto donde amenazaba estallar. Llegó el domingo y la pareja que esperaba se
Yo subí a regañadientes y mientras ella manejaba le preguntaba por su boda, me decía que ya casi estaba todo listo y me mostró dos servilletas preguntándome de qué color era.— Esta es blanca nácar y esta es blanco perla.— Esa es mi chica — dijo sumamente contenta mientras se estacionaba en el parqueo del hospital — bien aquí estás, me alegro mucho haberte encontrado.— A mí también, ya sabes dónde trabajo para cuando quieras venir a verme, solo espero poder recibirte. — Puedo llegar a tu casa si así lo deseas.— ¡Claro! Solo me dices donde nos reunimos para así llevarte. — Vale, ¿Sabes algo?.... Adriel te extraña.Al escuchar su nombre tuve cierta cosquilla en mi estómago pero a la misma vez un malestar grande.— El señor Lund sabía que estaría en su casa durante una semana únicamente y pues ese período ya terminó. — Es cierto pero eso no impide que le hagas falta, incluso a Saúl le haces falta y a mí también.— Saúl debería estar contento, casi siempre que estoy a su