— Perfecto — respondió — iré a traer algunas cosas.— Vale, yo haré lo mismo.Coloqué mi traje de baño debajo de la ropa y aliste un cambio, tomé la cartera y mi celular para tomar fotos del atardecer. Nos marchamos al mar y cuando llegamos fuimos bien atendidas por la dueña del lugar, ordenamos y comimos suficiente e incluso logramos llevar comida.— ¿Te gusta?— le pregunté y ella asintió — ya sabes que cuando desees salir solo tienes que decirme para así hacerlo.Llegó el anochecer y termine tomando la mano de la chaparrita para dar un paseo a la orilla de la playa, hacer esto me recordó al señor Lund a pesar de que desde un inició sabía que nuestro encuentro iba a ser fugaz como una estrella realmente disfruté estar a su lado esas dos semanas.— ¿Qué tanto piensas para sonreír de esa manera?— me pregunto curiosa.— En qué estamos haciendo cosas de parejas — le dije riendo — te pedí matrimonio tantas veces pero me dijiste que no, dizque por el adulterio y que soy más jov
Le dije al vendedor la marca que deseaba y luego me fui al jeep, manejé rumbo al mar en donde comencé a fumar mientras lloraba. Solamente hacia esto cuando me sentía frustrada ya que de cierta manera e irónicamente esto me daba un respiro.Dado que tenía muchos años de no tocar un cigarro comencé a toser pero esto desapareció luego del cuarto cigarrillo consumido. Mi celular comenzó a sonar y mire que era de la casa, no deseaba atender sin embargo no quería preocupar de más a la chaparrita.— Déjame tranquila — le dije — ve a dormir que no llegó todavía.Yo colgué y pude escucharla afectada, no quería irme así por así a la casa además de que consideraba necesario que hubiese un espacio para que mi cólera bajará. No me gustaba discutir con ella sin embargo cuando se ponía en ese plan no podía quedarme indiferente y dejar pasar todo fácilmente.Fumé hasta que me termine la caja de cigarros, me levanté y comencé a quitarme la ropa para entrar al agua. Un frío recorrió mi cuerpo al sen
Luego de un rato la masa estuvo en su punto y la rellene para después meter el pan en el horno.— ¿Vamos a la piscina?— le pregunté a la chaparrita y ella asintió — iré a mi cuarto para ponerme un traje de baño.Yo me fui al cuarto y de ahí saqué el traje de baño que tenía, necesitaba darle uso porque si no se terminaría por deteriorar. Tome una toalla y nos fuimos a la piscina, la chaparrita se quedó en la orilla pero yo entré a querer nadar.— Quiero aprender a nadar — le dije — al menos se flotar.— Es fácil nadar, solo mueve los brazos y las piernas en sincronía y ya verás cómo lo logras.Intenté hacerlo y aunque progrese me rendí muy rápido, fui a la orilla y comencé a conversar con la chaparrita.— ¿Quién será?Habían tocado el timbre de la puerta por lo que salí de la piscina y me dirigí a la calle, me puse la toalla encima y abrí.— ¿Qué haces aquí?La sonrisa que llevaba se me borró cuando mire a Carlos en la puerta, la chaparrita salió detrás mío y quiso abrir.— N
— Respecto a lo que te tragabas y tenías atravesado en caso de que existiera, hubieras acudido a mí porque te hubiera ayudado, ¿Sabes por qué lo hubiese hecho? — él negó — porque lo contrario a ti yo si fui una buena hermana y estuve ahí para ti en todo momento, no quería que pasaras por lo mismo que yo pase al tragar tantas cosas, quería que sintieras un alivio al decir lo que pensabas sin embargo las cosas fueron distintas y al final solamente lograste envenenar tu alma.— Lucía por favor— me dijo la chaparrita — no seas tan dura con él.— ¿Es enserio?— le pregunté — dime cuanto tiempo los demás fueron duros conmigo y tú no dijiste nada, me parece el colmo que vengan a querer hacerse las víctimas y a preguntarse por qué tengo esta actitud hacia ellos cuando fueron ellos mismos los que me hicieron lo que soy — le dije molesta — pero a pesar de toda la mierda que me dieron les agradezco esto ya que ahora soy quien soy gracias a ellos — mire a Carlos — si apelas a la bondad
El señor Lund vino a mi mente y estoy segura que si él estuviera aquí me abrazaría hasta que no sienta sus brazos, fue el primer hombre que me hizo sentir muchas cosas pero en especial protegida y era algo sumamente agradable sin embargo nuestros caminos se cruzaron de manera fugaz y no podía regresar a su vida ya que ambos somos de distintas sociedades.Salí del agua y me puse la ropa, iría de regreso a mi casa para ver si ya las visitas indeseadas se habían ido y en caso de que no sea así lo sacaría con mi rifle sin dudarlo. Al llegar a mi hogar fui recibida por la chaparrita quien se notaba angustiada.— ¿Adónde fuiste?— Al mar, quería despejarme y ahí encuentro un poco de paz — le dije fríamente — espero que lo que pasó ahora no se vuelva a repetir, te recuerdo que esta es mi casa y si yo digo que no se le abre a nadie es que no se le abre.— Pero es....— ¡Basta!— le interrumpí — no vuelvas a decir que es mi hermano porque yo no lo veo así, sabes muy bien lo que tuve que
— ¿Qué tanto miras en ese celular?— me dijo y miro la foto— ¿Lucía? ¿Pero en donde estaba?— En el aeropuerto y pensaba acercarme para saludarla pero gracias a ustedes no pude hacerlo y solamente pude tomar esta foto.— Me hubieras dicho que ella estaba ahí y yo habría esperado sin importar la hora, la extraño.Aimee sonaba sincera y sabía que le guardaba mucho cariño a Lucía pero no pude hacer nada para saludarla además se encontraba tan feliz que fui incapaz de interrumpir su felicidad, tristemente mi impulso de querer besarla la última vez que estuvimos juntos no nos dejó en los mejores términos, realmente soy un idiota al no respetar lo que ella quiere guardar para el hombre que entre en su corazón.— Ella es una buena chica — me dijo Saúl — me gustaría que tuvieras una relación con ella.— No digas tonterías — le dije — bien sabes que Lucía solamente estuvo presente una vez en mi vida y es imposible que volvamos a juntar nuestros caminos.— A todo esto — dijo Aimee —
— ¿Por qué consideras eso?— Porque nos conocimos en situaciones poco convencionales y él es de un mundo distinto al mío además de que si nuestros caminos se cruzan nuevamente no sé para qué va a ser ya que lo que nos unió simplemente fue tomado y cada uno se fue por rumbos distintos. — Lucía, ¿No sentiste un poco de amor hacia ese hombre? — me preguntó — porque para ser sincera con lo poco que me contaste yo sentí que si estás enamorada.— La palabra amor no tenía cabida en lo que hacíamos por lo tanto no desarrolle este tipo de sentimientos hacia él. — Definitivamente eres un hueso duro de roer. — Más que duro diría que soy imposible de roer, el amor para mí no existe chaparrita y lo enterré hace muchísimo tiempo. — ¿Por qué hablas de esa manera Lucía?— me dijo triste — no debes decir esas cosas.— Es la verdad chaparrita, nunca tuve ningún pretendiente, luego el señor Lund llego a mi vida y a ese ni como pretendiente lo calificó sino como comprador. — Eres demasia
— Si yo voy tú vienes conmigo y punto — le dije firme — no siempre se va a presentar la oportunidad de viajar. — Pero....— Nada de peros mi señora — dije sin titubear — sí quiero llevarte a conocer el extranjero simplemente aprovecha la ocasión, además ir en avión no es tan malo como parece. La chaparrita guardó silencio y cuando terminamos de comer yo manejé de regreso, llegamos a la casa y cada quien se fue a su cuarto sin embargo en lo que yo me estaba colocando mi pijama tocaron la puerta de mi habitación. — ¿Sí? ¿Quién es?— pregunté bromeando y la chaparrita me contestó — espera un momento que estoy sin ropa. Yo me coloqué el pijama y abrí la puerta entonces ella entró a mi cuarto, se sentó en mi cama y me miró de pies a cabeza. — Me das miedo — le dije bromeando — con las tonterías de pedirte matrimonio y al verme de esa forma no sé qué tanto te lo hayas creído.— ¡No digas tonterías!— me dijo riendo — solamente miraba tu pijama que me gusta mucho.— Aja a