Pobre Lucía, se encontraba sumamente roja por encontrar a mi hermana en esa posición y siendo sincero hubiera preferido ser yo a encontrarlos así que esta chica.Lucía era nueva en este mundo y todo lo relacionado con el sexo le provocaba vergüenza, tenerla a la orilla siempre me daba sensaciones sumamente calientes y en este instante quería desvestirla por completo para hacerla mía. A pesar que tenía estos deseos yo me ponía un freno para no asustarla, además aunque estamos en un hotel no quiero quitarle su virginidad aquí, la notaba incómoda y también con cierto calor corporal, iba a preguntarle si estaba bien cuando ella habló.— Disculpe pero creo que tomaré un taxi a su casa, Aimee al parecer no va a salir de su oficina dentro de un buen rato y quiero irme.— No es necesario que tomes un taxi, me iré contigo porque no hago nada en este hotel si mi oficina está siendo ocupada como un cuarto de habitación.— Se lo agradezco porque de hecho no tengo un solo centavo para pagar el
Yo accedí porque sabía que Lucía era capaz de dejar a mi hermana sin palabras. Al llegar al hotel todas las mucamas estaban en fila mientras Aimee caminaba de un lado hacia el otro con sus brazos cruzados.— Ya les he dicho que lo que hagamos los dueños del hotel es nuestro asunto y no el suyo, tienen que aprender a respetar y a no andar de metiches, bien saben que aquí es indispensable dar privacidad y eso no solamente incluye a los huéspedes sino también a sus jefes. El señor Lund con quien ande no es su asunto y en vez de andar cuchicheando en los pasillos deberían ponerse a limpiar que buena falta hace, jefa usted es la responsable de estas metiches sin embargo creo que le falta socar un poco más la faja.La jefa de las mucamas fue incapaz de pronunciar palabra ya que sabía que si le contestaba a Aimee sería peor.— Nuestra vida privada es única y exclusiva para nosotros, el día que yo quiera ventilar mis cosas las invitare a tomar café con galletitas pero antes manténganse alej
— Definitivamente Aimee y usted son hermanos, ambos se hacen documentales en su cabeza y son tercos como mula. Dudo mucho que esas chicas vuelvan a cometer el mismo error y se lo pienso demostrar.Lucía entró al salón y yo la seguí, ella se puso delante de todas las chicas que se encontraban sumamente nerviosas por la situación sin embargo cuando les brindo una sonrisa lograron calmarse.— Necesito que me prometan y me den su palabra por lo más sagrado que tienen que no van a volver a hablar de más y van a ser una tumba cuando estén frente a un huésped del hotel en caso que miren algo personal de los mismos.Todas lo prometieron a unísono entonces Lucía me miró sonriendo y con sus ojos suplicantes para que rectificará mi decisión, coloque mis manos en la cintura y suspire.— Vayan a trabajar que ya se retrasaron demasiado.Cuando escucharon esto su semblante cambió y una a una fue abrazando a Lucía además de disculparse con ella nuevamente, estuvimos un buen rato en el lugar hasta
— No, lo más que llegué fue a tener resaca por una copa y media de vino tinto pero no me emborraché. Aimee se sorprendió al ver a la chica que se encontraba delante de ella, no sabía el motivo ni la razón por la cual Adriel la tenía ahí sin embargo cada vez que la conocía más se daba cuenta de que efectivamente es especial. Aunque le intrigaba el motivo por el cual se encontraba ahí simplemente lo pasaba por alto al conocer la personalidad de Lucía y se repetía que en algún momento se daría cuenta de porqué había aparecido en sus vidas logrando varias cosas que impresionaban y una de ellas era que logró hacer cambiar de parecer a su hermano mayor.Pero no solo eso estaba en la lista sino que también lo logró desocupar de su trabajo, Aimee mejor que nadie sabía que Adriel se había refugiado en sus labores luego de tomar el mandato del hotel debido a la muerte de sus padres y a la responsabilidad que tenía no solo de ella sino del resto de empleados.Las horas transcurrieron y finalm
Lucía sonrió triste pero en sus ojos había resignación, según ella era imposible casarse ya que estaba manchada y de cierta manera consideraba que era lo mejor por mucho que le doliera al inicio, no se arrepentía de haber hecho lo que hizo dado que ahora tendría un poco de paz en su vida sin su progenitora a su lado.Adriel en cambio en sus adentros se decían que solo un idiota no desposaría a Lucía, era una chica única que logro hacer muchas cosas que nunca nadie había podido hacer en mucho tiempo y sabía que debido a su gran corazón llegaría lejos.— No te menosprecies tanto, eres una mujer sumamente hermosa y nadie tiene que decirte lo contrario, además Lucía tú eres mucho más que tu virginidad y si a un hombre le importa solo esto simplemente no vale la pena.— Usted dice que soy hermosa sin embargo aunque le agradezco es solo de manera superficial y en si no es que me lo dijeran directamente sino que llegaron a un punto donde me hicieron sentir que nada bueno podía venir de mí
Yo abrí la puerta, Aimee llegó en pijama y preocupada. Cuando entró le expliqué lo que sucedía y ella se tranquilizó a la misma vez que me sonreía.— Necesito toallas sanitarias y unas inyecciones para el dolor — le dije — será que puedes ir a la farmacia y al supermercado para comprar lo que pido.— Sí, no te preocupes — me dijo — iré solamente a la farmacia y luego voy a mi casa para traer toallas sanitarias ya que tengo bastantes.Ella se marchó y yo me puse a esperar pero luego decidí meterme a bañar para no retrasarme tanto, después de ducharme me cambie pero espere sentada en la taza del inodoro para no manchar mi ropa interior.Aimee llegó y le grite que solamente tirara las toallas sanitarias sin entrar por lo que ella lo hizo, tuvo una buena puntería y logró que el empaque cayera en mis pies. Una vez que estuve preparada salí del baño.— ¿Te encuentras mejor?— me pregunto.— Si, has sido mi ángel Aimee, muchas gracias.— Entre mujeres nos entendemos, le hubieras di
Yo sonreí y el señor Lund me miró, era un hombre sumamente agradable y en especial un caballero.— Tiene el cabello blanco— le dije — así que eso es un punto para su vejez.— Buen punto — me dijo el señor Lund — se lo haré saber — me guiño el ojo. Se puso a escribir y luego se levantó de su lugar, yo me dirigí al que era mi cuarto temporal para coger mi maleta. Al salir mire que él llevaba dos maletas y un bolso maletero.— ¿Nos vamos?Yo asentí y cuando quiso ayudarme con mi maleta no acepté, ni que le saliera un tercer brazo para cargarla. Subimos en su coche y nos dirigimos al aeropuerto en donde fuimos a la autopista, entregó unos papeles y se dio vuelta para esperarme.— Vámonos — me dijo — tengo un jet para ir más cómodos. Yo me sorprendí aunque ni sabía porque, solo con ver la casa que tiene es normal que posea un jet privado para viajar a todos los rincones del mundo.Al entrar al jet nos recibió una azafata sumamente amable, despegamos y mientras el jet se elevab
— Oye lo que estás diciendo, eres una mujer sumamente inteligente y creo que te darás cuenta de que lo que dices es absurdo. Escucha, nadie absolutamente nadie te va a preguntar con quién andas sin segundas intenciones. — ¿Qué puede querer un hombre de mí? No soy la gran cosa e incluso me considero insípida, quizás llame la atención debido a mi ropa que definitivamente es lo contrario al lujo de este hotel, incluso su camiseta es más cara que todo lo que yo estoy usando en estos momentos.— Incluso con un costal de papas te mirarías hermosa, si deseas podemos ir a otro lado más simple.— ¿Adónde? Estamos en Dubái, aquí hasta los contenedores de basura tienen elegancia.El señor Lund se puso a reír y se levantó entonces me extendió la mano para que la tomara, lo hice y nos fuimos caminando hasta la playa.— Es la primera vez que miro el cielo de la playa en la noche.— ¿Es en serio?— Sí, la playa queda a una hora de mi casa sin embargo no tengo carro para moverme de noche y en