Inició una nueva semana, se estaba terminando de vestir, porque Coralia le había pedido acompañarlo a una exposición de arte, en una galería relativamente nueva que habían abierto en el centro de la ciudad, según iban a exhibir unas obras de varios artistas importantes y ella estaba interesada en l
—Ese desgraciado, es mi padre Philipo Curvello, yo quería conocerlo y averigüé sobre él, lo llamé e informe diciéndole de nuestro vínculo, me cortó la llamada, lo fui a visitar e insistí en conversar, me rechazó, yo de tonta, le había enviado una invitación al evento pensando que estaría contento de
Entraron al apartamento y ella le dijo—Tengo miedo de esta conversación. Sé que vas a terminar con esta relación. —Tienes razón en tenerlo, lo siento mucho, pero no puedo seguir con los planes de casarme contigo, amándola a ella, no sería justo para ti ni para ninguno. A Anabella la amé, la sigo y
Entró, se dirigió al pasillo, se acercó a la puerta y la abrió, allí estaba su Bella, con su cabeza recostada en el escritorio, hipeaba producto del llanto, cerró la puerta con sigilo y se le acercó—¿Por qué lloras amor? —preguntó con ternura.Ella nerviosa levantó la mirada, tenía los ojos rojos e
El sol de la toscana iluminaba a lo alto del firmamento, pero la brisa apaciguaba cualquier indicio de calor, la Villa Ferrari, engalanada esperaba ser testigo de la unión entre Anabella Estrada y el hombre con quien habia decido unir su futuro. Los jardines vestían hermosas flores de colores, dest
—Están con Amine en la sala de juegos. ¿Por qué necesitas pensar? ¿Qué pasó? ¿Discutiste con tu novia? —interrogó Taddeo.—Terminé mi relación con Coralia—le respondió.—Padre pero eso es una excelente noticia—le dijo contento—. Ahora debes hablar con mi mamá.—Ya hablé con ella Taddeo. Y las cosas
—Te amo Anabella Estrada y yo prometí no buscarte, pero fuiste tú la que vino a mí, pero ahora no voy a dejarte escapar—le dijo él mirándola con ternura. —Yo tampoco quiero irme, porque te amo, pensé que habías dejado de amarme porque me abandonaste los últimos quince meses, no me atendías ni las l
—Efectivamente es una afirmación, te estoy informando que vas a casarte conmigo—expresó seguro.—Uf, eres un creído y de paso anti romántico. No sé si deba aceptarte, déjame pensar porque esa propuesta está muy sobria—dijo observándolo con picardía. —Bueno me enmiendo frente a ti. Señorita Anabella