Pasaron los tres meses y Sebastián regresó, durante ese tiempo mantuvo contacto telefónico con sus hijos. Al llegar no los fue a visitar ni a buscar, mandó por ellos, Anabella desistió de intentar comunicarse con él, porque la evadía y había perdido la esperanza, él había dejado de amarla. A sus hi
—No puedes hacerle eso. Él siempre está ansioso por compartir con ustedes —le debatía Anabella tratando de convencerlo.—Hoy nos va a presentar a su novia —anunció el niño sin dejar de observarla. Bella palideció pero no dijo nada. —Madre oíste lo que te dije —le repitió —. Hoy vamos a conocer a t
Taddeo por su parte la miraba despectivamente y había sido cortante durante toda la velada, aunado a ello hablaba de lo maravillosa que era su madre, mamá prepara los mejores alimentos, mamá juega con nosotros video juegos, mamá toca violín y cómo vio que con esa actitud no lograba molestar a Coral
Inició una nueva semana, se estaba terminando de vestir, porque Coralia le había pedido acompañarlo a una exposición de arte, en una galería relativamente nueva que habían abierto en el centro de la ciudad, según iban a exhibir unas obras de varios artistas importantes y ella estaba interesada en l
—Ese desgraciado, es mi padre Philipo Curvello, yo quería conocerlo y averigüé sobre él, lo llamé e informe diciéndole de nuestro vínculo, me cortó la llamada, lo fui a visitar e insistí en conversar, me rechazó, yo de tonta, le había enviado una invitación al evento pensando que estaría contento de
Entraron al apartamento y ella le dijo—Tengo miedo de esta conversación. Sé que vas a terminar con esta relación. —Tienes razón en tenerlo, lo siento mucho, pero no puedo seguir con los planes de casarme contigo, amándola a ella, no sería justo para ti ni para ninguno. A Anabella la amé, la sigo y
Entró, se dirigió al pasillo, se acercó a la puerta y la abrió, allí estaba su Bella, con su cabeza recostada en el escritorio, hipeaba producto del llanto, cerró la puerta con sigilo y se le acercó—¿Por qué lloras amor? —preguntó con ternura.Ella nerviosa levantó la mirada, tenía los ojos rojos e
El sol de la toscana iluminaba a lo alto del firmamento, pero la brisa apaciguaba cualquier indicio de calor, la Villa Ferrari, engalanada esperaba ser testigo de la unión entre Anabella Estrada y el hombre con quien habia decido unir su futuro. Los jardines vestían hermosas flores de colores, dest