Los niños lo miraron intensamente, el primero en hablar fue Camillo—Mami, Papi, ¿Qué están haciendo? —preguntó.—Estábamos dormidos descansando—dijo Anabella nerviosa.—¿Y por qué no están vestidos? —Preguntó Taddeo con curiosidad.Anabella y Sebastián se miraron apenados, hasta que Sebastián respon
Habían contratado los servicios de una organizadora de bodas, para evitar que Anabella se estresara.La relación de Anabella con Alicia había mejorado mucho, pues esta veía que Sebastián la hacía feliz, y eso la tenía contenta, aunque le preocupaba un poco que su hija recuperara la memoria y se enoj
—Tú fuiste quien la besó. Ella te rechazó y si estaban juntos en la cama ese día pero no estaban haciendo nada, sólo la consolabas porque Bella estaba triste por mí. Así que no quieras venir a crear cizaña en nuestra relación, porque nos amamos y confiamos plenamente uno en el otro.—¿En serio? ¿Bel
Pidieron los helados y como esa era la heladería donde venían a comer regularmente, les sirvieron un plato de pepinillos que él empezó a saborear y cerrando los ojos dijo en voz ronca—Wow, después de hacer el amor contigo, comer helado de fresa con pepinillo es lo mejor del mundo. —Es horrible ese
—Por Dios Bella, claro que no. ¡Escúchame! Yo siempre te he amado, sólo que mis deseos de venganza no me permitieron verlo en ese momento—le explicaba en tono desgarrado—, pero en algo tienes razón, no voy a seguir mintiéndote, vi en la amnesia la oportunidad de acercarme a ti y demostrarte mi amor,
Llegó la fecha de la boda, el día estaba frío y lluvioso, quizás augurio de lo que podría pasar, Sebastián no había visto ni conversado con Anabella durante las últimas dos semanas, sólo había recibido una nota de ella, dónde le decía que iba a casarse con él, en la fecha y hora indicada, no había q
—¡Cállate! ¡Cállate infeliz! No quiero oírte, lo que pensabas me quedó claro en esa oportunidad y ni siquiera te acercaste a tus hijos, los primeros tres años y cinco meses de sus vidas, podías haberme dado la espalda a mí, despreciarme, pero no a ellos y eso jamás voy a perdonártelo, no quiero que
—¡Qué conmovedor, bravo!—y aplaudió sarcástica —.Es verdad mi satisfacción es verte destruido, y sabes Sebastián por mi te puedes irte a la porra con tú amor, yo por mi parte recojo mis cosas y las de mi hijos y me largo de esta casa. —No te preocupes Bella, si no quieres volver a verme soy yo quie