Llegó la fecha de la boda, el día estaba frío y lluvioso, quizás augurio de lo que podría pasar, Sebastián no había visto ni conversado con Anabella durante las últimas dos semanas, sólo había recibido una nota de ella, dónde le decía que iba a casarse con él, en la fecha y hora indicada, no había q
—¡Cállate! ¡Cállate infeliz! No quiero oírte, lo que pensabas me quedó claro en esa oportunidad y ni siquiera te acercaste a tus hijos, los primeros tres años y cinco meses de sus vidas, podías haberme dado la espalda a mí, despreciarme, pero no a ellos y eso jamás voy a perdonártelo, no quiero que
—¡Qué conmovedor, bravo!—y aplaudió sarcástica —.Es verdad mi satisfacción es verte destruido, y sabes Sebastián por mi te puedes irte a la porra con tú amor, yo por mi parte recojo mis cosas y las de mi hijos y me largo de esta casa. —No te preocupes Bella, si no quieres volver a verme soy yo quie
Tres meses después Habían pasado tres meses desde la infructuosa boda con Sebastián, no había conversado con él ni lo había visto, sin embargo, llamaba a los niños diariamente, su madre también le había hablado e intercedido por él, ella le pidió perdón a su madre por su actitud y como toda madre l
—Yo si estaba deseoso de dejarte embarazada y que me dieras una hermosa niña con esos ojos grises y esa hermosa boca como la tuya que me invita a besarla—le dijo él con picardía—, y los conejos no tienen crías sino las conejas— mencionó mientras bajaba su boca para besarla. —Atrévete a besarme desg
Fernando intentó pasar a verlas, pero Sebastián impidió que pasara. Dos días después fueron dadas de alta, él las llevó a la casa, le había preparado una habitación a la beba, sin embargo, Anabella quiso dejarla en la habitación con ella. Sebastián se mandó a preparar una habitación en la mansión y
Once meses despuésTranscurrieron once meses, tiempo durante los cuales Sebastián insistía en volver con Anabella, buscaba a sus hijos, mantenía comunicación diaria con ellos y los fines de semanas se los llevaba a su apartamento incluso a la pequeña Gálata. En un principio Bella se los había negad
Anabella estaba asustada, nunca había visto una reacción tan violenta de Fernando y solo pudo decirle —Lo siento, no puedo dejar de pensar en él, por más que lo he intentado. Creo que aún no estoy preparada para ir más lejos contigo, en verdad lo siento Fernando —expuso preocupada, tratando de cubri