Sospechas.

Naím no emitió sonido, estaba furioso aún, sin más uno de los del consejo habló

—tienes que darle modales a tu hija— los ojos de Naím se fijaron en ese lobo, quien la había maltratado verbalmente

—¿Cree que por qué eres del consejo, tienes derecho a hablar mal de mi hija o tan siquiera ofenderla?—

—Es la verdad, tu hija es una mala educa...— pero cuando Naím iba a reaccionar, apareció Eros de repente y tomó a aquel lobo por el cuello pegándolo a la pared. Varios guardias intentan detenerlo, ¿pero no podían; su fuerza era mayor que la de él.

Hizo todo aquel escándalo para que no se note la falsedad, pues como su mate su deber es protegerla, así que debía usar la fuerza bruta.

—si vuelves a mencionar a Lass en tu boca, arrancaré esa sucia legua que tienes y no me importa si tú o todos lo que están aquí, me multan mientras vida tenga, nadie molesta a mi mujer, ¿está claro?—

El lobo no se inmutaba y eso hacía que Eros se enojara por no causarle el terror que quería, así que cambió sus oj
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