Promesa rota.

Abro los ojos, estoy en la misma posición en la que Vael me dejó. Con dolor y poca fuerza logro moverme, necesito levantarme. Mi cuerpo está entumecido y me siento demasiado asquerosa. Me pongo de pie con esfuerzo, sobrenatural, y gimoteo por el dolor. Mientras me sostengo de la cama, doy pasos lentos con la espalda arqueada, no podía enderezar mi cuerpo adolorido. Camino al baño y me veo al espejo. La sangre está seca, había chorreado por mis piernas, tengo moretones en todas partes donde nadie puede verme. Me volteo y mi espalda está hecha un asco, tengo arañazos y mordidas, suspiro.

—Deja de hacerte la fuerte contra un lobo, solo eres una miserable humana—

Mi reflejo me habla y me muerdo el labio cerrando los ojos sabiendo que esta vez es verdad no debí provocarlo.

Entro a la ducha y dejo que el agua me limpie, está helada, pero la necesito así. La sangre baja y despacio me limpio sintiendo tanto dolor

—Necesito ir con un doctor—

Esta vez siento que no puedo ni sentarme, vael no
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