Me despierto agitada luego de otra pesadilla, hacía días que no tenía, voy a mi cajón en busca de mis pastillas, y no tengo hay que ir con el doctor por más de ellas.

Voy a la ducha y lo hago rápido. Salgo de la ducha con el pelo mojado. La toalla cubre parte de mi cuerpo y llevo una en mi cabeza. Aplicó algunos productos del pelo y seco como de costumbre. Los brazos me duelen, pues es muy abundante. Mi pelo me quedó viéndolo y tocó las hebras.

—¿Por qué eres tan rojo? ¿Tal vez significas algo?—

Salgo de mis pensamientos y voy por ropa normal, pues, no iría al campo.

Camino al comedor y encuentro una nota: mamá se había ido de compras, me dejó el desayuno listo. Sonrío, su sobre protección no me abruma, solo me hace gracia, pues mamá es muy tierna. Me desayuno tranquilamente siento un hormigueo en mi cuerpo extraño, pero es leve y pasa término de desayunar y tomo una cartera voy por mi bici vieja, justamente hoy no había quien me llevara a realizar mis cosas, papá me había prohibido