Mientras tomaba la caliente taza de café, Megan se dio cuenta de que aquellos días extenuantes pensando día y noche en lo que estaba concienciada en hacer, le estaban pasando factura. Pero por fin tenía la oportunidad perfecta. Sabía que lo que iba a hacer no estaba para nada bien, pero… el dolor en su interior era más fuerte que su conciencia.Carter bebía tranquilamente de su taza, al tiempo que pensaba en cómo preguntarle a Megan sobre lo que estaba pasando. Se recargó sobre el sofá y decidió resolver el asunto de Megan; le preguntaría por sus sentimientos y si tenía intención de hacer algo de lo que él no tenía conocimiento. Esperaba que su hermano, Madison y los demás no tuvieran la razón. La miró y sintió un poco de culpabilidad de pensar eso; quizá no era el momento oportuno para hacerlo, pero su relación estaba por delante de todo lo demás.—Megan, quería preguntarte algo —comenzó a decir Carter, dejando la taza en la mesa.La chica no despegó su mirada de la taza.—Yo… Buen
El grito de Madison retumbó en las paredes. Megan se incorporó sorprendida y Carter se movió lentamente, todavía un poco afectado por la droga. Sin embargo, logró discernir la silueta de Madison frente a la cama cuando vio el rostro descompuesto de ésta. —Madison… —la llamó, saliendo de los efectos de la droga.—Madison, te lo puedo explicar —dijo Megan tapándose con una sábana, haciéndose la inocente y siguiendo con su plan.El pelinegro la miró con asombro y de repente se dio cuenta de que ambos estaban en la cama, desnudos. Un sentimiento de desesperación le dio de golpe al comprender (más o menos) la situación en la que estaban. No sabía cómo Megan y él habían acabado así, pero lo que sí sabía es que Madison estaba allí y los había pillado sin poder poner ninguna excusa al respecto.—¡No! ¡Espera! ¡No sé qué es lo que ha pasado! ¡Créeme! —comenzó a intentar explicarse Carter, ante la mirada incrédula y dolorosa de Madison, que los veía claramente como uno de los culpables de aq
Carter se detuvo un instante en su desesperada búsqueda por el cansancio. Llevaba horas buscando a la pelinegra en los sitios que frecuentaba, pero no estaba en ningún lado. Incluso había preguntado en el hospital y lo único que obtuvo fue la inminente amenaza de muerte de Sara y las compañeras de Madison. Suspiró, tirándose de los pelos, en un intento desesperado de aclarar toda aquella locura de situación.Después de que Madison se fuera del apartamento, Megan rápidamente le explicó cómo habían llegado a aquello. Por supuesto, no podía poner toda su confianza en ella, pero en ese momento no quería darle más vueltas al asunto y supo que de una manera u otra, él había tenido la mayoría de la culpa. Decidió dejar el asunto de Megan para más tarde. Le dijo que se fuera y rápidamente se puso en marcha para buscar a Madison. Esa era su prioridad. Siempre lo había sido.Levantó con mucho pesar a Steve, se despidió de Orus y se dirigió a casa de sus padres. La última vez también acabó yen
—Ese maldito… Mira que se lo advertí —murmuró Jhonny, al conocer la verdad del estado de Madison.Madison se había quedado en silencio después de terminar. Ya se había hecho de noche y ninguno de los dos se había movido de su sitio, hasta que Madison se descargó de todos sus pensamientos. De hecho, ya era bastante tarde. —Por eso te pido que me dejes quedarme aquí, aunque sea solo unos días, sin decirle nada a nadie, por favor; necesito estar sola —rogó Madison, aun sin levantar la mirada.—No te preocupes, claro que te puedes quedar. Pero, ¿no sería mejor llamar a alguien para que sepa que estás bien? Se preocuparan mucho al no encontrarte e incluso puede que llamen a la policía —sugirió el chico.—Hmp —asintió Madison. Llamaría a Sara y se lo diría. No quería llamar a sus padres, porque sabía que se pondría a llorar y eso lo haría peor. Ya se encargaría su maestra.—Bien —hubo otro silencio más.Madison no se movía. Parecía como si hubiese sido golpeada por sus propias palabras y
Carter no podía dejar de ir a trabajar, pero incluso en su despacho ponía todas sus fuerzas en encontrar aunque fuera una mísera pista. Cada día que llegaba a su vacío apartamento sin haber encontrado nada le suponía un gran martirio. Incluso dejó a Orus a cargo de sus padres por un tiempo, sabiéndose incapaz de llevar a cabo su labor como amo en aquellos momentos. No le había dicho nada a Chris; no quería preocuparlo en los últimos días de su luna de miel. Su hermano se había distanciado y como había dicho, no quería saber nada. No le culpaba. En el trabajo, Pablo y Susan intentaban ponerle alguna solución a su depresión, pero era inútil. Incluso Keller preguntó lo que había pasado, pero Carter lo evadió completamente (seguramente Megan no le había contado nada).Así pasaron varios días. Madison no daba señales de vida y Carter estaba perdiendo la esperanza de recuperarla… Cuando de repente, se acordó de algo. Recordó que había llamado a Jhonny el día después de la desaparición de
Derek se dio la vuelta y le abrazó con todas sus fuerzas, esta vez dejando que Megan se desahogara y se tranquilizase.Unos minutos después, la chica se fue calmando. Derek no la soltó aun así. Vio que le temblaban las piernas por haber corrido mucho.—¿Quieres sentarte? —preguntó con voz tranquila, contra el pelo castaño de Megan.Ésta asintió, su cara escondida en el pecho del rubio. La tomó delicadamente por los hombros y la guió hacia el banco. La sentó y él se quedó de pie en frente de ella. Megan había dejado de llorar, pero todavía no le miraba a la cara. Estaba encogida sobre sí misma; ya no parecía la mujer imponente que era. Parecía una niña pequeña perdida y asustada. Esperó a que ella comenzara a hablar cuando estuviera preparada.—Tenías razón; Carter no dejaría de amar a Madison aunque consiguiera separarlos y he sido una idiota en pensar lo contrario. Ahora me siento como la peores de las basuras, por haber hecho infeliz a dos personas por mi jodido egoísmo y miedo.
Madison se levantó del suelo a duras penas, ya que se había golpeado la cabeza y todo le daba vueltas. Abrió los ojos y vio que Megan estaba a su lado, reincorporándose también. Mientras, se dio cuenta del ruido que se había producido a su alrededor: gente gritando y chillando, mirándolas con preocupación y llamando por teléfono apresuradamente.Pronto cayó en la cuenta de que había ocurrido un accidente de auto y ellas habían sido salvadas. ¿Por quién? Su mente se aclaró de repente. Carter…Dejó de importarle lo más mínimo su dolor de cabeza y corrió desesperadamente hacia el tumulto de gente que rodeaba al accidentado. No escuchó la voz de Megan llamándola ni vio si la seguía o no; de todas maneras, ella también calló cuando vio el cuerpo.Carter se encontraba a varios metros del auto que lo había atropellado. Un grupo de policías que pasaba por allí ya se había hecho cargo de la situación y no dejaban que nadie se acercara para no empeorar la situación. El conductor del auto se
Carter la dejó llorar. La observó detalladamente, mientras llevaba una ropa distinta y mostraba síntomas de severo cansancio.—¿Cuánto… cuánto tiempo llevo aquí? —preguntó una vez se había calmado. Tenía miedo de la respuesta.—Tres días —respondió Madison secándose las lágrimas.Carter se relajó ante la respuesta. Sabía que la causa de que ella estuviera así era él, y no se hubiera perdonado por hacerle pasar por esto más tiempo.Tras aquella pregunta, ninguno de los dos volvió a hablar. Tenían muchas cosas para preguntarse y muchas cosas que decir, pero en ese momento no podían abrir la boca hasta que alguno de los dos supiera bien qué decir. Y la primera fue Madison:—Megan… Megan se encuentra bien, nos salvaste a las dos —comenzó a decir Madison, con la cabeza gacha y sus puños apretados fuertemente contra sus piernas—. Si yo no hubiera huido, todo esto no habría pasado; yo habría escuchado lo que tenía que decir Megan y tú no habrías tenido que estar aquí ahora. Huí cuando lo q