Anaís una chica que desde niña tenía una mente muy especial, consentida por su padre que era el guardián de todas sus travesuras. A ella le encantaba bailar, a pesar de su corta edad con eso sentía que el mundo era maravilloso porque disfrutaba a plenitud cada nota musical, sentía que la música penetraba por cada fibra de su cuerpo, así fue creciendo impulsada por el amor de su padre y su familia. Era de una clase social media, pero bien respetada, tenía ocho hermanos, a los que su padre amaba pero era muy estricto, más que todo con los varones, ya que los enseñaba a ser los hombres de la casa mientras el trabajaba.
Las muchachas eran preparadas para mantener el hogar, a cada una de ellas, les asignaban tareas diferentes todos los días. De todas ellas, Anaís era un poco enfermiza a pesar de ser tan alegre, padecía de asma, lo que la mantenía gran parte del tiempo encerrada en su cuarto. Cuando ella lograba sentirse bien no había quién la controlara con sus travesuras. Así fue creciendo rodeada de su familia y muy unida a su padre.
Anaís recordaba siempre cuando pequeña una navidad donde su padre llegó con una bolsa inmensa de regalos para todos ellos, todos como eran más mayores que ella escogieron con suspicacia los mejores regalos y a ella tan solo le dejaron un pequeño burrito de plástico, el cual ella rechazó al ver a sus hermanas con hermosas muñecas.
La madre la vio llorar y se le acercó a preguntar, ¿por qué lloras? y ella le contestó: Eso no me gusta, yo quiero esa muñeca, donde la madre le dijo: Eso es lo que te tocó y no hay nada más. Anaís sin poder dejar de llorar, vio que su padre la levantó entre sus brazos dándole un fuerte beso, le dijo: ese es el carruaje de una princesa. La subió en el lomo del burrito y empezó a jugar con ella hasta hacerla reír tanto que se olvidó de las muñecas y de todos los demás.
Su madre al ver como la consentía su papá le dice un poco celosa: porqué no vienes a jugar con los demás chicos, él con gran entusiasmo le brindó un gran beso y dándole una palmadita le dijo: vamos todos juntos a cenar que es noche buena y debemos darle gracias a Dios por tan hermoso año.
Así fueron pasando varios años y un día cuando ya Anaís tenía cinco año, sus padres deciden mudarse a otra ciudad con la idea de prosperar un poco más. Su padre Jacob, emprendió primero solo en busca de un buen lugar, así que por primera vez se separa de su familia.
Jacob, buscó sin perder la ilusión de algo mejor, un día se top con u amigo Juan y contándole su propósito esté al ver que tenía dinero, lo entusiasma a que comprara un terreno para que empezara a construir una casa, él con temor y duda logra caer en sus malas intensiones, sin darse cuenta que era una cruel trampa para quitarle el dinero que traía.
Al pasar los días llega nuevamente a su casa y le cuenta a Marie, su esposa, lo que le había acontecido con su amigo Juan. Ella un poco temerosa pero como todo una esposa obediente y abnegada decide seguir los caminos de su esposo y como una vez lo juraron "Juntos hasta que la muerte los separe" emprendieron un día ese viaje que cambiaría a toda la familia.
Fue un largo viaje, 8 horas de camino, todos disfrutaban de esos paisajes pero mientras más se alejaban de su ciudad, más agobiante se sentía Marie al ver que el clima a lo que ella estaba acostumbrada cambiaba cada vez que pasaban las horas, ella en un silencio veía a todos reír de los chistes de amado esposo que trataba disimular, sonriendo con temor. Ella solo deseaba llegar pronto a ese lugar tan especial de lo que Jacob, su esposo, le había contado.
Ya después de tantas horas de camino llegaron a un extraño pueblo, Jacob con ternura miraba a su esposa Marie mientras ella observaba cada casa, tiendas y caminos con asombro. No era lo que ella se imaginaba, ni a lo que ella estaba acostumbrada, no dijo una palabra hasta que llegaron a una pequeña casa, dónde esperaba su amigo Juan, junto a su esposa e hijos.
Jacob todo temeroso pero seguro de que ese sería el inicio de lo que sería el resto de su vida, abrió la puerta del auto donde viajaban, saltó con entusiasmo para abrirle la puerta a Marie. Cuando ella toda inmóvil y sorprendida del sitio a donde habían llegado que no se daba cuenta que su esposo le tendía la mano para que saliera del auto, sólo reaccionó cuando escuchó el llanto de su bebé más que pequeña, Elenor, de apenas nueve meses.
Las hermanas mayores, Julia y Nancy, tomaron a la bebé en brazos y bajaron un poco apenadas al ver el lugar donde habían llegado, ya que ellas estaban acostumbradas a vivir en la ciudad y en una casa muy diferente, llena de pisos relucientes, muebles y cómodas de las mejores maderas, ellos no eran ricos pero su padre era un hombre muy trabajador y siempre les dio lo mejor para vivir.
Ellas al ver que la casa a donde habían llegado estaba llena de malezas y muchos arboles a su alrededor, lo más difícil era el olor pestilente que se sentía en el ambiente ya que habían muchos animales, vacas, cochinos, gallinas, perros, eran varias las especies a lo que ellas tan solo estaban acostumbradas a comer. Los chico como todos los demás tan solo veían con admiración de todo aquello sin imaginarse que ese sería la piedrita en el zapato de cada uno de ellos.
Marie logró bajar del auto con una sonrisa muy tierna al ver los ojos de su esposo que se veía muy asustado ya que su familia nunca había experimentado una travesía como esa, en fin, tomados de la mano la llevó a la entrada de la casa de Juan y este muy atento los recibió con una gran agasajos, comidas y bebidas en abundancia, todos emocionados tan solo hablaban del viaje largo y acalorado, ya pasada la media noche deciden ir a dormir, y es ahí donde reciben la primera sorpresa, ya que había sola una habitación para diez personas y una sola cama, lo demás eran unas colchonetas y hamacas, los chicos como eran los mayores, los llevaron a dormir en la sala de la casa, en unas hamacas y fue la peor noche para ellos, ya que entre los zancudos y el vaivén de las hamacas no lograron pegar un ojo.
Las muchachas durmieron con sus padres en la habitación apretaditas una al lado de la otra. Marie se repetía en su mente; esto no será para siempre, es solo un tiempo, todo pasará pronto. Para darse ánimos a todo lo que apenas empezaba a vivir. El deseo de todos era que llegara el amanecer, después de aquel viaje tan largo, los zancudos, el mal dormir en el suelo en unas colchonetas que apenas tenían dos centímetros de grosor.
Jacob, despertó muy temprano porque no llegaba conciliar el sueño, veía como sus hijas se golpeaban sus brazos cuando las picaban los zancudos y a Marie dar vueltas y vueltas en una cama que sonaba como un manada de grillos, él sólo sonreía y pensaba que ya vendrías días mejores.
Al amanecer las muchachas se prepararon para conocer todo cuanto había en esa finca. Junto a las hijas de Juan, Vicky y Sandra, ya había buena conexión, ellas muy serviciales y cariñosas, les hacen un recorrido muy rápido porque tenían que preparar el desayuno para todos. Juan como todo un perspicaz aprovechador, llamó a los muchachos para que vieran lo que era la vida en el campo, pero ya tenía la intensión de tenerlos ahí como sus obreros.
Los chicos muy entusiasmados en aprender como ordeñar, a montar caballos y llevar al rebaño al pastizal no se daban cuenta lo que estaba planeando Juan...
Pasada la primera semana y viendo que nada cambiaba, Marie muy enojada por todo cuanto estaba viviendo llamó a Jacob y lo invitó a caminar. Ya estando bien lejos de la casa, rompió en llanto y con ganas de gritar con todas sus fuerzas, le dice a u amado esposo.-¿Por qué nos hiciste esto, es que tu familia no merece la vida que teníamos, por qué nos castigas?Él sorprendido por aquella pregunta tan cruel solo bajo mirada al suelo y pudo decir:-Lo siento tanto, perdóname Marie. Sé que esto no es lo que te prometí, es que veo que mi amigo Juan tan solo nos quiere aquí como sus obreros mientras él y su esposa se dan la mejor vida. Pero te prometo Marie que esto lo soluciono pronto.Ella como siempre aceptando que su esposo solucionaría pronto esta situación, lo abraza y le dice cuanto lo ama. Y le pide perdón por haber perdido la
Al fin llegaron todos al pueblo donde los esperaba Antonio, muy emocionados fueron a la casa de Lucas, el dueño de la casa, para buscar la llave y ver si a la familia le gustaba. Lucas le confió las llaves a su paisano Antonio y le dice:-Vayan y véanla, si les gusta hacemos negocios. Los amigos de Antonio, son mis amigos.Dicho esto, fueron directamente a la casa. Al llegar, Marie emocionada baja del auto de un brincó, mira a todos lados. Ve unos arboles frondosos de almendron y varias casas sumergidas en la maleza creyendo que no estaban habitadas, tan solo una sola que estaba al frente a la de ellos que estaba muy limpia con un jardín muy hermoso, donde salió un señor muy educado, dio los bueno días y con un rastrillo recogió las hojas de los arboles que se habían caído.El señor al ve que era una familia que estaba por entrar a ver la casa se acerca y les di
Muy gentilmente le tendió la mano y sin ningún tapujo le anuncio.-Amigo este es un nuevo comienzo, ahora solo queda empezar desde cero , con fe todo lo puedes lograr. Aquí tienes un amigo para cuando me necesites, ama tu familia porque se que valen el esfuerzo que les estas dando. Mañana es un nuevo día, ya empezaremos los tramites para emprender con lo de la Asociación de transporte, que tengas una feliz noche.-Hasta mañana amigo y gracias por todas estas bendiciones. No te voy a quedar mal, hoy me diste una lección de vida eso no lo olvidare nunca. -Se dan un apretón de manos.-Tranquilo amigo, recuerda que lo tienes que pagar, jajaja, -le guiña un ojo y se va sonriendo.Estando ya solos en la casa y cansados, Jacob los reúne a todos para la bendición de todos los días. Muy agradecido con Dios y su amigo Antonio, Jacob, solo abrazo a sus hijos, les d
-Ya vi que han adelantado bastante lo del solar, ahora queda es empezar arreglar las cercas, hasta que logre reunir un dinero comprar bloques y cercar todo en paredes, así tener mayor privacidad.-Si papá, ya me encargué de hablar con unos vecinos y están de acuerdo con lo de las paredes -acento Jonas.-Bien hijo, me alegra que tengan esa determinación de hacer las cosas bien. Ya veo que Juan en vez de hacernos un mal, nos hizo crecer en sabiduría, aprendieron a trabajar duro y valorar todo, los felicito hijos. -estaba orgulloso de sus hijos, no había duda.-Bueno, a desayunar el día va hacer largo y agitado.Ya al terminar Jacob abrazó a Marie, dándole un gran beso y mirándola dulcemente, le dijo cuanto la amaba.-Gracias Marie, por creer en mí, por darme esta familia tan hermosa. -Feliz por sus palabras. Marie lo miro, le dio un beso en la frente y solo le pidi&oa
Y así fue creciendo Eleonor, caprichosa. Todo cuanto quería, sino se lo daban, el llanto era tan grande hasta que se lo dieran.Uff, que llanto, hasta los vecinos se despertaban. una noche, pensando que la niña tenia algún dolor, apareció la vecina con varios medicamentos en la mano. Marie muy apenada por el escándalo de Eleonor le mintió diciéndole que si tenía dolor de barriga y que ya le había dado el antiespasmódico.-Ya voto los gases, gracias señora Brunilde y disculpe la molestia. -le dice Marie apenada.-No se preocupe Marie, para eso estamos los vecinos. -le responde muy cariñosa.Eleonor se antojaba de cada cosa y casi todo el tiempo era de noche. El problema estaba en que Jacob la consentía mucho, por ser la más pequeña de la casa. Pero el amor a sus hijos era por igual a todos los amaba y consentía de vez en
Ya pasado unos días, desde que Anais hizo la cena, nadie dijo nada al respecto, la rutina era normal, todos estaban en sus actividades cotidianas. Solo Anais, trataba de estar más cerca de Julia aprendiendo nuevas cosas en la cocina. Y cuando Marie cocinaba, Anais tomaba un cuaderno y un lápiz, para ir anotando las recetas de su madre.En esos días se aproximaba el cumpleaños de Nancy, ella tenía como cualidad ser muy regañona, pero era muy servicial, cosa que viera injusta, mejor no estar cerca, no importaba quien fuese hasta no dejar las cosas en claro no dejaba de discutir, parecía una leona en celo con sus cachorros. Ademas, de eso nos amaba de una forma tan incondicional. Anais, que era mas extrovertida que todas era la mas consentida de nancy, porque siempre la asía reír.Ya faltando dos días, para su cumpleaños, Anais le pregunta a Julia:-Julia, ¿tú me
Estando todos ocupados y puestos a la obra, Julia y Anais empezaron con hacer la torta.-Bueno hermana, mande que estoy a la orden.-Muy bien Anais, esto no es tan fácil, para hacer una torta aunque no lo creas debemos de tener mucho cuidado, hasta con las palabras que decimos, no se nos vaya a cortar la crema ¿quedó claro? -dijo mirándola seriamente.-Uy Julia, no me asustes, imagínate yo muda haciendo algo, eso es terrorífico -dice preocupada pero a la vez divertida.-Jaja, ya vas a empezar Anais, comportarte y empecemos. -le regaña divertida también-Fue una mañana muy ajetreada en la cocina, Anais nunca había estado tan silenciosa como lo fue esa mañana. Le prestó mucha atención a su hermana en todos sus movimientos, en cada detalle, solo la escuchaba hablar y pedirle las cosas. Anais esto, trae aquello, trae lo otro. Y todo fue un
Julia le dice a Anais:-Ve a bañarte, no te vayas a resfriar, yo me encargo, solo fueron los granos que se quemaron, saco un poco mas de la nevera y listo, ¿viste lo importante que es no descuidarse en la cocina? Un segundo y puf se pierde todo. -Dice haciendo una gran explosión con sus manos.-Está bien ya te ayudo, y estos chicos son un caso. -responde colocando los ojos en blanco. Sus hermanos sin duda sabían como hacer que las chicas perdieran la cordura.Sonriendo Julia da la vuelta y se va directo a la cocina, como pudo se medio cambio la ropa que tenia toda empapada y termino de prepara el almuerzo.Anais ya estaba lista y en eso le pregunta:-¿A donde le vas a servir la comida?Julia toda segura de su respuesta, le contesta.-Afuera, estas criaturas no pisaran esta casa hasta que no estén secos.-Déjame ayudarte, sirve que yo les llevo