29. Un Hogar
El domingo pasa lento para los amantes que desean verse pero que tienen claro que han de ser prudentes, apenas amaneces Luis recibe un mensaje, — ¿Estás despierto?

— Si amor, sabes que siempre he sido de los que madruga.

— Tu hijo esa igual, aquí está conmigo desayunando

— Yo me quede en la cama, pensando en ti, no puedo olvidar nada de lo que paso anoche.

— Yo tampoco.

— Tu aroma está impregnado en las sabanas y las almohadas.

— Cámbialas.

— No quiero perder tu olor, de hecho, volví aquí después de dejarte en vez de ir a la otra casa, porque quería despertar sintiendo tu presencia. ¿Cuándo repetimos?

— Como lo hablamos anoche para no levantar sospechas en los niños ni en la clínica debemos ser cuidadosos.

— Lo sé, pero es que todavía no me siento saciado de ti.

— Mañana me reintegrare al trabajo, así que limitemos nuestras visitas al consultorio del otro.

— Te propongo delante de todo tratarnos con indiferencia y hasta antipatía, como si se hubiese roto cualquie
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