Capítulo 26

Capítulo 27. 

Éramos dos personas adultas encerradas en una habitación sólo porque a una se le había ocurrido. Max estaba mirándome fijo, cómo si tratara de leerme los pensamientos. Ja, ojalá pudiera hacerlo así terminábamos con todo aquello de una maldita vez. Sabía perfectamente que aquel intento de relación cambiaría para siempre si le decía la verdad. Yo creo que solía saber quién era él, de quién se trataba, pero dependía únicamente de que me lo confirmará o no. 

—¡¿Vas a quedarte ahí sin darme explicaciones?!—me gritó, furioso. 

—¡Me bajas el maldita tono, Max! —le grité aún más fuerte, abriendo uno de sus cajones para buscar una de sus remeras negras que me llegaban hasta las rodillas—&iex

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