Keira Apenas el avión aterriza, Sebastian me venda los ojos sin querer dame ninguna pista de a dónde me ha traído. Le gusta jugar al misterio y, para qué mentir, me gusta esto de no saber qué esperar. —Confía en mí, no dejaré que tropieces —me dice cuando comenzamos a caminar hacia la salida del avión. —Lo hago, sé que me cuidarás. Con su ayuda, desciendo del avión y me hace subir luego a un auto que nos lleva a nuestro destino. Sigo con los ojos vendados y sin la menor idea de dónde estamos. No fue un viaje muy largo, creo, porque estuve un buen rato distraída y perdí la noción del tiempo. —¿Cuánto falta? —le pregunto impaciente. —Solo un poco más, amor —responde acariciándome la mejilla. Y justo como dijo, solo faltaba un poco. Cuando al fin el auto se detiene, me ayuda a salir y me pide que no me quite la venda hasta que me lo pida. Asiento dos veces y siento que me suelta. —Puedes quitarte la venda ahora —me indica luego de un momento. Nerviosa, me deshago de la venda que
Keira Han pasado dos semanas desde la propuesta de Sebastian y sigo sintiendo un no se qué en el estómago cada vez que hablo con alguien sobre la boda. No quiero tener ese tipo de inseguridades, pero no es fácil estar en mi posición, me la paso pensando en cómo fue la vida de Sebastian con ella, me pregunto de manera constante si aún la quiere, si volvería a su lado si ella regresara… Lucho cada día por apagar ese tipo de pensamientos, pero nada parece funcionar. Solo estoy tranquila cuando lo tengo a mi lado, cuando lo veo junto a mí y lo siento mío. Pero él trabaja mucho y no pasamos tanto tiempo juntos como quisiera. Dormimos juntos todas las noches y se va muy temprano en la mañana antes que su hija se despierte. Cuando se va, me levanto y salgo a trotar; después, desayuno en un café que descubrí cerca del apartamento en el que sirven platos típicos de Estados Unidos. Y el resto del día, si no estoy en el viendo series o películas, salgo por ahí a explorar la ciudad o me siento
Keira Mi corazón late a mil por hora en medio de esta situación tan incómoda, antes, Sebastian me había dicho que le agradaba a Serena, pero por lo que acaba de decir, veo que no es así. Supongo que Elise está detrás de esto, que le ha estado hablando a la niña sobre mí y poniéndola en mi contra.—Serena, ven conmigo ahora —le ordena su padre poniéndose en pie.—No, hablemos aquí, igual se lo vas a contar después a ella —replica con altivez, actuando de una manera demasiado altanera para alguien de su edad.—Te he dicho que vengas conmigo, esto no es una negociación, soy tu padre y me tienes que obedecer —impone con severidad. Su hija lo mira con desprecio y pasa delante de él caminando de prisa, Sebastian la sigue y los dos abandonan la sala.—Le dije a Sebastian que no la dejara pasar tiempo con Elise, es una mala influencia —menciona Evelyn con evidente disgusto.—Aquí vamos —murmura Simon poniendo los ojos en blanco.—Obvio que la defiendas, eres el niño de mamá, pero conmigo y c
Keira Dos meses después Estos meses han sido una montaña rusa de emociones, muchas cosas han pasado desde que llegué a Hamburgo. Mi relación con Serena ha mejorado muchísimo, me ha tomado mucho cariño y yo a ella. El viaje a euro Disney fue un éxito, nos ayudó a acercarnos más y a conocernos mejor. Es una niña muy dulce, inteligente y cariñosa. Hace unos días nos mudamos a una nueva casa los tres que elegimos con Serena, su terapeuta lo autorizó y ella se puso muy contenta. Sigue viendo a su abuela, pero siempre con supervisión porque Sebastian no quiere que sea una influencia negativa para ella. Nos mudamos a una nueva casa que elegimos con Serena, su terapeuta lo aprobó y ella se puso muy contenta cuando supo la noticia. En cuanto a la boda, aún no hemos podido hacer mucho porque el proceso de divorcio se ha complicado, Sebastian pensaba que se resolvería más rápido, pero la situación con Claudia lo ha complicado. Esperamos que pronto se resuelva.Estoy preparando el equipaje para
KeiraCapítulo 92Keira No puedo creer que Sebastian no se haya comunicado conmigo desde que se fue, son más de las diez de la noche y ni un solo mensaje me ha enviado. ¿Qué problema puede ser tan grave como para no poder tomarse un minuto y llamar a casa? Vuelvo a marcar su número y sigue enviándome al buzón de mensajes. ¿Será que le ha pasado algo? No quiero parecer paranoica, pero es la primera vez que desaparece así. Quizá Simon tenga otra manera de comunicarse con él, yo solo tengo su número personal, no conozco el de su asistente ni el de la empresa. No quisiera molestarlo otra vez, pero la verdad es que me estoy comenzando a preocupar por él. Primero, desapareció Serena y ahora es Sebastian quien no aparece. Le escribo un mensaje a Simon y espero impaciente a que me responda, tal vez está dormido. Pasan solo unos minutos antes de que me responda diciendo que en cuanto sepa algo, me llama. Espero que tenga noticias pronto porque estoy por volverme loca, los peores escenarios h
KeiraNo puede ser casualidad que Robert me esté llamando en este momento, él tiene que estar involucrado en la desaparición de Sebastian. Después de lo que hizo, lo creo capaz de cualquier cosa. Le digo a Serena que iré por algo de beber a la cocina y salgo para hablar con Robert sin que me escuche. —¿Cómo sabes mi número? —le pregunto con desdén, que sepa que estoy disgustada con él . —Te equivocaste al elegirlo a él, debías estar conmigo, tienes que volver conmigo. Y lo vas a hacer —asegura sin responder a mi pregunta. Está hablando como un demente, no es el hombre que conocía, cambió, o ahora está mostrando su verdadera cara. —¿Por qué lo dices? —Me contengo de señalarlo como el responsable de la desaparición de Sebastian porque quiero que sea él quien lo admita. —No me tomes por estúpido, sé que lo sabes bien. No actúas tan bien, mi amor. ¿Crees que no me daba cuenta cuando fingías conmigo? ¿que ignoraba que era a él a quien querías tocándote, besándote...? Lo sabía, m*****a
KeiraUna hora más tarde, Robert me llama para decirme que debo estar en el aeropuerto a las cinco de la tarde, que me dará el resto de las instrucciones cuando haya llegado. Le pido una vez más que la prueba de que Sebastian se encuentra bien y gruñe que me la recibiré pronto, que él es un hombre de palabra y cumplirá con su parte del trato siempre que yo cumpla con la mía. Pero no me fío de él, no después de lo que pasó la última vez que lo vi. Me preocupa mucho la seguridad de Sebastian, sigo sin estar segura de si hago bien al no decir que Robert es quien lo ha secuestrado. Me sobresalto cuando tocan la puerta de mi habitación, subí a terminar de organizar el equipaje mientras América hablaba con Serena. Quería hacerlo Evelyn, pero iba a ser difícil que pudiera subir las escaleras con las muletas. –Adelante —digo en voz alta y veo entrar a Magda con un paquete para mí, dice que lo dejaron hace un momento. Lo recibo y espero a que ella salga para abrirlo. Es un teléfono móvil, de
Keira“Actúa con naturalidad, no muestres sorpresa ni intentes pedir ayuda o él pagará las consecuencias”, fueron las palabras que pronunció Robert cuando ocupó el puesto junto al mío en el avión. Fue difícil no reaccionar en consecuencia, me tomó por sorpresa su llegada. No esperaba que viajara conmigo de vuelta a Estados Unidos, no estaba lista para enfrentarlo, pero se encuentra justo a mi lado, ocupando el puesto junto al mío, con una expresión de satisfacción en la cara porque consiguió lo que quería. No soporto tenerlo cerca, lo desprecio por haberse llevado a Sebastian y por usar a Ángel para acercarse a mí. Ahora sé que nunca lo quiso, resultó ser una completa farsa.—He cumplido con mi parte, debes liberar a Sebastian —murmuro en tono demandante sin poder contenerme un segundo más. —Lo liberaré cuando estemos en un lugar seguro, no antes. Y no vuelvas a mencionar su maldito nombre. A partir de ahora, para ti él no existe —sisea hablando en voz baja para que nadie lo escuche.