-Hoy te ves más feliz que de costumbre- exclamó Daniel, al ver a la pelirroja con una amplia sonrisa mientras miraba la pantalla del celular.-Es que hay novedades sobre Adrian- exclamó guardando su celular. – Parece que la suerte está de nuestro lado después de todo.-¿Es enserio?- exclamó dándole toda su atención.-Espera y verás… en cualquier momento va a llegar mi detective favorito- exclamó orgullosa, justo cuando sonó el timbre- Oh… Justo a tiempo.- aplaudió emocionada.La pelirroja se levantó del sillón y caminó con la barbilla en alto y contoneando las caderas hacia la puerta, dándole acceso al hombre, a la casa.-Espero que tu detective haya sido lo suficientemente precavido como para no levantar sospechas- dijo Daniel cruzándose de brazos.-Quédate tranquilo, por lo que pagué, estoy segura de que sí. Es un profesional.-Parece que sabes mucho de estas cosas- exclamó sonriendo de lado.-Cariño… tú no conoces nada de mí- dijo con aires de grandeza.-Sí que eres interesante, si
Emilia esperó ansiosa a que volvieran a la casa, porque así le había pedido Adrian, que recién hablaran cuando estuvieran seguros en las cuatro paredes de la casa.Adrian tenía que ser precavido y lo sabía, no podía gritar por los aires que tenía un testigo, tenía miedo de que Daniel se enterase y lo usara en su contra.-¿Y bien? ¿hay buenas noticias?- le preguntó ansiosa la azabache, sirviéndole una taza de café y tomando la suya entre sus manos.-Gracias…- exclamó el joven CEO, dejando la taza en la mesa para levantar los brazos en alto y sacudirlas- ¡Vamos a ganar! Estoy más que seguro, ese hombre va a testificar ya me lo confirmó- exclamó emocionado.Emilia aplaudió feliz.-Que buena noticia, lo sabía. Estoy orgullosa de ti, sabía que lo lograrías- dijo achinando sus hermosos ojos.Adrian se puso serio y notablemente nervioso de repente.El joven CEO sintió que su corazón latía con fuerza, le sudaban las manos y la de la frente cayeron gotas.Emilia lo notó y lo miró extrañada, no
Adrian llevó escaleras arriba a su amada cargándola en sus brazos, no dejó de mirarla por un segundo a los ojos, temiendo perder esa magia, el miedo a perder la intensidad de esa mirada oscura y llena de lujuria que no podía esperar, al igual que él, a llegar a la habitación matrimonial del joven, que desde hacía días que aguardaba impaciente que la otra parte del colchón sea calentada con el hermoso cuerpo de Emilia.-Nos vamos a caer- murmuró la azabache, en un susurró cargado de pasión, mientras el joven CEO subía poco a poco cada escalón, con cuidado de no pisar mal.-No te preocupes, yo te protejo si eso llega a pasar- exclamó seriamente, haciendo sonreír a la joven, quien no pudo evitar besarlo con fuerza mientras sus manos se enroscaban alrededor del cuello del hombre- Guarda un poco para el cuarto- exclamó el joven, cuando pudieron respirar nuevamente.Emilia rió divertida y enrolló un rizo del castaño alrededor de su índice y luego tironeó de él, jugueteando con los sensorial
-Ahora sí puedes acomodarme la corbata- exclamó Daniel, mientras se miraba el outfit en el espejo de su cuarto.Llevaba puesto un traje negro de solapas ceñido a su cuerpo, un pantalón del mismo color con pinzas y unos zapatos de cuero negro en punta. Su corbata era color rojo sangre, como si fuera una premonición de lo que estaba por hacer en apenas una hora.Valentina puso los ojos en blanco y se acercó a Daniel, acomodando su corbata de mala gana. -Solo lo hago porque estas por ganar este juicio y me beneficia a mí también- comenzó a decir mientras revisaba que la corbata estuviera bien- ¿Debería desearte suerte? ¿Y también darte el besito de esposa obediente? - lo molestó.Daniel rió con fuerza.-No necesito ninguna suerte, ya sé que voy a ganar. Además, no creo en esas cosas, es para gente mediocre y supersticiosa.- exclamó seguro de sí mismo.-Lo que sea- exclamó la pelirroja, ese hombre era insoportable y poco a poco se había dado cuenta de ellos. Apenas habían pasado unas se
Emilia se quedó sola en la casa, observando desde la ventana cómo el coche de su amado se alejaba por el jardín hacia la salida.-Por favor Dios, haz que Adrian gane el caso- Suplicó juntando las manos temblorosas mirando hacia el cielo.La azabache escuchó pasos detrás suyo, se volteó, encontrándose con la niña abrazando una muñeca de plástico.Emma observaba a su ex niñera con los ojos grandes y brillosos, pero con un tinte de tristeza.-Hola cariño- sonrió la niñera, guardando su angustia muy en el fondo de su mente, porque la niña no debía enterarse de los problemas de adultos.-La pequeña se acercó a la azabache con pasitos lentos y pesados.La mujer no dudó en abrir sus brazos hacia los costados y recibir a Emma alzándola contra su pecho.-¿Qué sucede cariño? ¿Estás bien?- murmuró preocupada.La pequeña señaló la puerta y Emilia enarcó una ceja, tratando de entender lo que quería decir.En ese momento, la mujer sintió que era la hora de comenzar a estimular a la niña para que ha
-Que pase el testigo de Daniel Johnson al estrado.Todos se voltearon hacia atrás, especialmente Adrian, buscando entre tantas caras quién era el testigo de Daniel.Lo que menos esperaba el joven CEO, era ver que su propio testigo, Pedro Álvarez, se levantara de su asiento y caminara por el pasillo hacia el estrado, bajo la mirada de desconcierto de Adrian y de su abogado, quienes trataban de entender qué estaba pasando.La macabra que retumbó en la sala lo confirmó.Adrian contorsionó su rostro hacia su enemigo, encontrándose con esa mirada oscura clavándose en él. La sonrisa de victoria de ese hombre fue su sentencia.-¡Esto es imposible! ¡Ese es mi testigo!- gritó el joven CEO, levantándose de golpe de su asiento señalando al hombre. Luego se giró hacia Daniel- ¡Ese hombre me lo robó!-Señor Sinclair, siéntese por favor, si continúa con ese comportamiento me veo obligado a echarlo de la sala, cancelar el juicio y darle la victoria a su contraparte- sentenció el juez.Su abogado lo
Sus cuerpos chocaron con cada mueble que se atravesaba en su camino, se besaron salvajemente mientras poco a poco se iban acercando hasta su cuarto, Tropezando con las escaleras, chocando contra las paredes, por el beso salvaje que los estaba entorpeciendo pero que no podían soltar.Sin separar sus labios del salvaje choque de sus lenguas y dientes, Adrian abrió la puerta de su cuarto tanteando con su mano libre hasta que encontró el picaporte y la puerta se abrió lentamente.Ambos, o más bien los dos cuerpos ahora fundidos en uno en ese beso vulgar y lleno de deseo, entraron en la oscuridad del cuarto, y con su pierna el joven CEO pateó la puerta, cerrándola detrás de sí.-Espera…- susurró soltando el beso bajo la mirada de protesta de Emilia en la oscuridad.La joven azabache lo miró correr hacia la puerta y cerrarla con traba, eso la hizo reír.-Por si acaso- sonrió pícaramente, luego corrió hacia la ventana y abrió las cortinas.- Así está mejor.-Ven…- ronroneó la azabache, miránd
-¡Hasta que llegaste! ¡Ya estaba pensando que habías huido al extranjero con mi dinero!- protestó la pelirroja, apenas Daniel volvió a su casa.Daniel se rió de aquello, se quitó el saco, lo colgó en el perchero y tiró su maletín al suelo, con una sonrisa amplia en su rostro, pero ignorando por completo a Valentina.Luego caminó hasta su vitrina, pasando por al lado de la mujer, y sacó su mejor whisky sirviéndose un vaso, bajo la mirada de Valentina, a quien no le ofreció una copa.-¿Y bien? ¿Cómo te fue?- preguntó con impaciencia, cruzándose de brazos.-¿Y tú qué crees?- exclamó bebiendo hasta el fondo de la fuerte y amarga bebida- ¿No te dije que era el mejor?-Valentina sonrió ampliamente y comenzó a saltar en un pie de alegría.-Lo sabía, eres el mejor- exclamó entusiasmada. -¿Cuándo me vas a dar mi parte?- preguntó extendiendo la mano abierta hacia el hombre- ¿En efectivo? O mejor en transferencia… No, en transferencia no, tendría que declarar de dónde vino ese dinero, será mejor