Eva sonreía ante las palabras de su esposo, feliz de escucharlo, había pasado una noche pésima, no tan solo por la angustia de que Lupe no sobreviviera la noche, también porque los brazos de su esposo le hicieron mucha falta.—Si, nos vemos más tarde cielo. Ya me muero por volver a casa y estar contigo y los niños.Se despidió así de él, encontrándose con la mirada de Lupe sobre ella.—Me alegra haberme equivocado, me alegra saber que ese hombre y tú pueden ser felices— mencionó la amiga de Eva tras despertar y escucha la plática con su amiga — lamento haber hecho que te preocuparas y sobre todo hacer que te hiciera falta tu esposo.Eva solo negó y le sonrió a su amiga abrazándola.—No pienses en eso, lo importante es que estás bien y está bien que ambos nos extrañemos un poquito. Ahora vuelve a descansar que todavía necesitas recuperar fuerzas— mencionó a su amiga, sentándose a un lado, cuidándola y mandándole mensajes a Jeremy.Así fue como pasó su día hasta que su esposo llegó por
— No me lo creo — Aseguró Diddier convencido de que lo que le estaba contando no era cierto.— no eres ese tipo de hombre, no abusarías de esa forma de una mujer, te conozco Jeremy.— Pero sucedió así — respondió Jeremy seguro de las pocas imágenes borrosas que tenía en la cabeza de cuando besó a Anahí y también de cuando ella gritaba y rogaba que dejara de hacerle daño.— Fui contigo a la universidad Jeremy, y jamás por muy borracho y afectado por otras sustancias que llegué a verte, nunca perdiste por completo el control y más cuando se trata de mujeres.— su amigo y abogado estaba completamente seguro de lo que decía, todavía tenía muy fresca aquella pelea que tuvo con un tipo en un bar de la universidad cuando lo vio echando alguna extraña sustancia en el vaso de una chica.— Pues esta vez lo hice y te agradecería que te limites a tu trabajo, que es averiguar como manejarlo de la mejor manera para que cause el mínimo de los problemas, no a juzgar o decir de qué soy capaz.Después de
— No tienes derecho a llamarme así, ¿Me escuchaste? — preguntó quedándose quieto por un instante en su interior dejaría que se acostumbrará un poco porque pensaba darle muy duro y sabía lo mucho que dolía.—Lo sé perdón— jadeo y gimoteo Anahi, arañando con sus manos el colchón, sin posibilidad de poder hacer algo más que resistir cada uno de los duros embistes que recibía por parte de su amante.Llevó los dedos entre sus piernas buscando su clítoris, buscándolo estimular y volver a mover la cadera hacia atrás, haciéndole sentir la sensación de su miembro abandonando el interior para luego volver a hundirse en ella con dureza.Se movía lento, pero en golpes duros mientras estimulaba su clítoris para que no fuera tan desagradable, esta vez si quería que disfrutara, pero se lo ponía muy difícil haciéndolo enojar.El dolor dio paso al placer, un sentimiento agridulce fue el que inundó a Anahí mientras sentía como los dedos de Alexander, estimulaban ese pequeño botoncito entre sus pliegues
Tras varios días, Lupe se puso mejor y ya podía salir del hospital, aunque todavía necesitaba muchos cuidados que obviamente ella no podría tener en su casa, pero Eva y su esposo sí podían proporcionárselos.Aquella mañana Jeremy no fue a trabajar para acompañar a su esposa al hospital y traerla a casa. Todavía se sentía culpable por lo ocurrido con la niñera, era algo que debía solucionar cuanto antes, pero debía admitir que había atrasado aquella charla lo más posible, ya que le costaba mucho enfrentarse a lo sucedido.Recoger a la amiga de su esposa fue fácil, no tardaron demasiado, al llegar ella ya tenía todo preparado y cuando el chofer los llevo de vuelta a la casa pudo observar el coche de su amigo Diddier aparcado cerca de la entrada.— Vaya, parece que tenemos visita, le diré a la cocinera que haga comida para cuatro hoy.—¿Diddier ha venido a la casa?— preguntó extrañada Eva al escuchar a su esposo y ver el auto del abogado.Empezaba a sospechar que su abogado tenía cierto
Mientras tanto, Jeremy seguía hablando con su abogado, había estado años con Marie y ahora le parecía que no la conocía de nada.— En cuanto a Alexander, — Diddier empezó a dejar varios papeles sobre la— estafa, estafa, estafa, estafa, — decía tras soltar cada papel y fueron bastantes — ¿Tú estás seguro de que ese hombre es familia de Marie?Jeremy negó tomando uno de los papeles, había cumplido varias condenas por estafa por toda Europa, pero no había nada que lo relacionara con Marie seguían sin un punto de conexión.— La cuestión es que sabe lo mío y sea familia de Marie o no, no puedo arriesgarme a que hable.— Si le pagas, jamás va a terminar, ya sabes lo que opino de esto, deberías sacarte el problema de raíz para que jamás te vuelva a molestar.Jeremy levantó la mirada y la fijó en la de su amigo, empezaba a plantearse esa opción, pero sabía que no podría vivir con el cargo de conciencia.— Señor, me tomaré la tarde libre, ya que su esposa así lo ordenó.Jeremy no podía creerse
— Entiendo — Dijo Diddier dándose cuenta de que seguía sosteniendo a esa mujer de la mano.Diddier ni siquiera se percató del momento en el que eso sucedió, quizá cuando la ayudó a no caerse o quizá mientras ella le estaba contando un poco de sí misma, lo único que sabías que si ella no soltaba su mano él no lo haría porque sus dedos encajaban a la perfección.Levantó la mirada y se encontró con esos ojos enormes, que de un marrón muy común, grandes y hermosos, que estaban alojados en el interior de unas larguísimas pestañas y de los que le costó unos segundos apartar la mirada.— Soltera y sin hijos todavía, a veces no es que un cuerpo no pueda albergarlos, sino que no era el momento adecuado.Explicó él sin saber muy bien que decir, su mente estaba en blanco y no sabía como sacar conversación, sin ser consciente de que quizá no era el mejor tema del que hablar con alguien que apenas conoces y te atrae, pero solo sabía que no deseaba alejarse de ella.Sin soltarle la mano, estiró el
Los niños se durmieron pronto y los dejaron en el carrito que Jeremy trajo para no tener que llevarlos a la habitación y dejarlos allí con ellos, así los tenían más cerca y podían controlarlos.La comida fue perfecta, entre risas y varias miradas de sus amigos que hicieron que Eva y Jeremy se miraran con complicidad el uno al otro. Aquello estaba casi hecho, solo necesitaban un empujoncito y ellos pensaban dárselo.— Bueno, es hora de que yo me vaya — dijo Diddier viendo por la ventana que ya había oscurecido.— Es una pena que ya se vaya— dijo Lupe en voz alta sin darse cuenta de que no era normal, ya que ese hombre era un completo desconocido, pero tras esa tarde había obrado un milagro, sobre todo entre ella y el abogado, a quien ya sentía conocer un poco más.Por alguna razón ese hombre no quería irse, necesitaba quedarse un rato más con ella, no se cansaba de estar junto a esa mujer y la verdad es que los cuatro juntos se habían divertido mucho, pero era hora de que Lupe descansa
Aquella mañana Jeremy despertó muy temprano, era muy extraño el comportamiento de su esposa la noche anterior y si sospechaba algo estaba claro que lo que menos deseaba era perderla. Así que solo tenía una opción para que no se notara tanto su intención de echar a la niñera.Le pidió a la sirvienta que le trajera un café y se decidió a caminar en dirección al estudio, nadie podía saber lo que planeaba.Es encerrado en el estudio, tomó su teléfono y marcó un número que conocía de memoria, a momentos desesperados, medidas desesperadas.— Hijo, ¿Todo va bien? — la madre de Jeremy fue quien respondió al otro lado de la línea extrañada de que apenas hacía unos días que se habían visto y su hijo la llamaba, no era algo que la disgustara, ni mucho menos, pero sí era extraño, su hijo pasaba largas temporadas sin llamarlos, de hecho solía evitar sus llamadas a menudo y ella debía insistir e insistir para hablar con él.— No mamá, nada va bien…— confesó saber a quién más acudir, quizás su madre