Así como Samantha, Connie también sintió una gran felicidad al verla, solo imaginaba lo terrible que se habría sentido al enterarse de lo que había pasado. Estaba dispuesta a protegerla, pero tenía que protegerse a sí misma primero, por lo que llegó a sentir un poco de culpa, pues en ese momento solo se cegó de ira y no pensó en lo que podría sufrir la pequeña si las cosas hubieran resultado mucho más graves.Solo quería ser feliz junto a Gerald y a la niña, pero todo se tornaba cada vez más difícil para ambos, como si la vida nos los quisiera ver juntos, y eso la entristecía. A pesar del amor que sentían mutuamente, llegó a pasar por su mente que el destino no era estar juntos.Pasaron los días y Gerald cada vez estaba más ansioso por ver la mejora en Samantha en su totalidad, el sentimiento de culpa lo carcomía por dentro, no quería imaginar lo peor. Todos los días se dirigía al hospital a cuidar de ella sin importar el tiempo que se mantuviera a su lado, tenía el apoyo del ama de l
En horas de la tarde, ya casi escondiéndose los últimos rayos de sol, Gerald se encontraba de vuelta en el hospital, lucía distinto, había cortado y acicalado su cabello y barba, se perfumó y vistió como de costumbre para dar a entender a su madre y a Samantha que todo estaba bien con él. Comió la comida que preparó el ama de llaves, compartió un rato con Connie, descansó y ya estaba como nuevo para cuidar a su prometida esa noche.—¡Hijo qué bueno volver a verte así! Me contenta que hayas podido sacar un tiempo para ocuparte de ti. — mencionó su madre dándole un abrazo.—¿Cómo estás? Mamá. ¿Cómo te sientes, cariño? — preguntó a ambas al entrar y acercarse.—Estoy bien, he conversado mucho con tu madre y me ha hecho sentir mejor. — confesó Samantha.—Vine para quedarme esta noche contigo, pero creo que mañana temprano debo salir a resolver un asunto de suma importancia en la empresa… — dijo preocupado.—No le des tantas vueltas, hijo mío. Tu padre se encargará de dirigir todo lo relac
Una vez todo en orden, trasladaron a Samantha a la sala general tal como había indicado la enfermera hace un momento.—Me agrada poder salir de la habitación, pero ¿tantos enfermos han ingresado? Eso sí me desanima. Parece que muchas personas han estado pasándolo mal estos días. — dijo Samantha.—Sí, también se me hace sorprendente, pero tranquila, debes preocuparte por sentirte bien y así poder volver a casa con nuestra pequeña. — comentó Gerald aliviando su angustia.—Amiga, Gerald… Yo me iré ya, debo realizar unos asuntos y ya se me ha ido el tiempo. Prometo volver, mejora rápido ¿está bien? Eres una mujer fuerte, recuérdalo siempre. — mencionó Isabel animándola.—Me encantó verte, Isa. Gracias por venir, cuídate mucho también, por favor. — contestó Samantha.Terminó de despedirse con un abrazo para ambos y se marchó.La pareja se dirigió a la sala, Gerald llevaba a su prometida en la silla de ruedas para evitar que se fatigara caminando.Al entrar al nuevo espacio donde Samantha p
—Cariño, se me ha ocurrido una idea. Espera aquí, ya vuelvo. — dijo Gerald dejando a Samantha recostada en la cama.—¿A dónde vas? — preguntó, pero ya el CEO se había ido de la habitación.«¿Qué se le habrá ocurrido ahora? Ese Gerald inventa demasiado» pensó Samantha esperando ansiosa que volviera para saber de qué se trataba.El cotilleo entre las demás mujeres de la sala había cesado por un momento, pero no se confiaba. Por lo general no era celosa, sin embargo, ella sabía que él era un hombre muy atractivo y llamaba la atención de cualquier mujer. Aunque confiaba en Gerald, al final, siempre cometían errores. A veces se preguntaba si es que su amor por ella era tan real. Había pasado varios tragos amargos a su lado, así como buenos momentos que recordaba con mucho cariño.No era fácil entregarse por completo a una persona sin tener la certeza de que estaría con él por el resto de su vida. En algunas ocasiones le aterraba que pasaran los años y la relación fracasara. No quería parec
Gerald y Samantha salieron del hospital a la hora acordada, ya todo estaba listo para marcharse. Él estaba ideándose un plan, que por supuesto, ella desconocía. Ambos se encontraban muy contentos, pues en cuestión de días todo volvería a la normalidad y regresarían cada uno a sus ocupaciones en la empresa. Samantha echaba de menos su trabajo, por lo sucedido, tuvieron que detener las demás creaciones de las fragancias que estaban próximas a realizarse y estaba ansiosa por reintegrarse.En cuanto llegaron a la casa, Connie salió a recibirla con los brazos abiertos y casi entre lágrimas, pues la había extrañado mucho, le hacía falta estar con ella. Samantha la abrazó, pero no la cargó, pues aún tenía que guardar reposo y no sobre exigirse demasiado.El ama de llaves también salió a recibirlos, muy feliz de ver nuevamente a la familia en la villa.—¡Hijita mía! Cuánto te extrañé ¿cómo has estado? ¿has hecho todos tus deberes? — preguntó Samantha a Connie mientras acariciaba su cabello.—
Luego del paseo, Samantha y Gerald se sintieron más unidos. Ella extrañaba salir juntos, se había acostumbrado a pasar tiempo de calidad como pareja, tomar algo de aire libre le hacía bien. Después de caminar por largos minutos, ir por un helado y ver el panorama en el parque, Gerald recibió otra llamada, pero esta vez se alejó para contestar, cosa que a Samantha le causó ruido.Se quedó sentada en un banco mientras veía a los lejos a su prometido hablar y mirarla de vez en cuando, no notó expresión alguna en su rostro. «¿Se tratará de una llamada de trabajo?» pensó mientras lo observaba de manera disimulada, para que no malinterpretara que estaba sintiendo algún tipo de desconfianza.Al cabo de unos minutos, el CEO volvió a donde se encontraba su amada y la tomó de la mano.—Hace frío ¿no? — preguntó Gerald.—Sí, un poco. — contestó Samantha de forma muy breve.—¿Continuamos caminando un rato más y regresamos a casa? Connie ya debe estar de vuelta, el ama de llaves quedó en ir a busc
Ambos despertaron en la cama, Connie durmió en su habitación para darle más espacio a su mamá, y poder estar más cómoda. Gerald bajó primero para atender a Samantha, había preparado unos deliciosos sándwiches para desayunar, quería sorprenderla también siendo atento en los oficios de la casa que sabía eran bastante duros, y más para ella que seguía recuperándose.—Cariño, el desayuno está servido. — dijo dándole en la frente un beso de buenos días.Samantha se sintió atendida y consentida, le gustaba la atención que le propinaba su prometido, sonrió y al ver semejante comida se le hizo agua la boca enseguida.—Estos sándwiches huelen muy bien, tengo que probarlos. — dijo tomando uno para darle un mordisco.—Te aseguro que están deliciosos. — afirmó Gerald.Efectivamente, el sabor era exquisito. En definitiva, el CEO se había esforzado bastante en aprender para que ella estuviera feliz y se diera cuenta que él también podía hacer bien muchas cosas.Disfrutaron los emparedados, sonreían
Pasado el susto con la aparición de su exnovio, la madre de Gerald llamó para comentarle a Samantha que había pautado una reunión con la planificadora de la boda, debían asistir para elegir el vestido y demás cosas para la celebración. Se sentía más aliviada gracias a la compañía de su prometido. No quiso imaginar cómo hubiera sido si se hubiese encontrado sola en casa.De igual forma, Gerald le aseguró que sus empleados estarían atentos a cualquier seña o eventualidad que pueda surgir si aquel hombre decidiera regresar.—Querida, si quieres puedo enviarte con uno de los escoltas, para que no te sientas temerosa al salir de casa. Aunque estarás con mi madre, nada malo podría pasarte. — sugirió Gerald.—Gracias por preocuparte, cariño mío. Pero, no será necesario. Como dices, estaré con tu mamá y no creo que él quiera o sepa dónde me encuentro. Sabes que te mantendré al tanto si llegase a surgir alguna eventualidad que me haga peligrar o sentir incómoda. — afirmó.—¿Estás segura? Bueno